Denis entre lobos 1

Capítulo 11


—Es una casualidad que nos volviéramos a encontrar, pasaba cerca y te vi —continuó hablando —. ¿Vives por estás tierras?

—No, vine con mi familia y dos amigas a compartir por unos días, aprovechamos este lugar porque mi papá tiene una casa de veraneo—le respondí —. ¿Y tú? ¿Qué me dices de ti?

Ya que se ánimo a conversar entonces proseguí con las preguntas. Ganas no me faltaron, en mi mente rondaba curiosidad y actitud.

—Más o menos, me gusta estar en este lugar —respondió.

«¿Más o menos?»
«¿Qué será eso para él?»
«Bueno pero solo... Ah que estupidez la mía, si hoy ando sola yo también, ojalá no sea violador»
«Tranquilízate no todas las personas son igual»

—Me lo imagino —comenté. Me detuve a mirar sus ojos verdes  eran muy hermosos, combinaba con su vestimenta, estaba vestido de verde, sus ojos eran hermosos y él también, el silencio se vio roto cuando se abrió su boca para proseguir.

«Creo que me estoy derritiendo, creo que me volveré una mierda, me siento estúpida en frente de él»

—Disculpa, pero creo que te he visto en algún lugar —dijo.

—Obvio ayer —respondí con una sonrisa. El chico sonrió también.

«Que hermosa sonrisa tiene, ¡Ay no! Voy a fallar, cálmate»

—Eres muy agradable, me gustan tus ojos, son... como los míos —dijo mirándome los ojos fijamente. 

Bajé la mirada, sentí que me a desmayarme, necesitaba controlarme, por dentro me estaba convirtiendo en un caos. Me dije palabras de aliento a mi misma antes de posar mi mirada sobre ese chico hasta que tuve valor y lo miré a los ojos.

Por un momento nuestros ojos se conectaron, no podía dejar de mirarlo, él parecía igual. Así que decidí romper el silencio. 

—¿Vives por estás tierras? —le pregunté.

Observé sobre su hombro izquierdo para mantener más control sobre mí, parecía una chiquilla cuando se encontraba en frente de su crush. El corazón se me desbocaba quería que terminara ese momento pero a la vez no.

«Actúa como lo que eres, una persona adulta»

—Sí, vivo del otro lado del camino hacia el poblado del esté —me respondió —. ¿Y tú?

—Vivo en Costa hermosa —le respondí.

—Cercano a este lugar, yo suelo visitar ese lugar de vez en cuando, conozco allegados que viven allá —me respondió —. Talvez un día nos logremos topar por ahí.

—Tal vez por eso me haz visto — le respondí.

—Sí, por eso te pregunté porque estoy seguro de que te he visto — me repitió —. ¿Qué haces sola aquí?

—Vine a estar un rato, quería cortar con la rutina y hacer algo más, algo un poco diferente, conectarme con este bello paisaje, todo este lugar me encanta— le contesté.

—Interesante, yo suelo venir aquí, también me gusta entablar conexiones con la naturaleza, estos lugares ayudan al alma a desintoxicarnos del mundo —me comentó.

Interesante, era algo lógico yo también solía pensar así, sólo que no podía ir constantemente ya sea por el trayecto y el deber de cada día. Ese día era una verdadera casualidad, no me imaginaba que ese chico iba a estar en ese lugar, tal vez sea muy frecuente para él.




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