Denis entre lobos 1

Capítulo 25


Luego Ana y Lora se marcharon después de que se cansaron de hablar. Me comunicaron que iban a ir después a buscar sus maletas a mi casa. Mientras Sofía pasaba el tiempo con su novio fantasma, que aún nosotros no conocíamos. Mi hermana y yo conversamos.

—Coreen —pronuncié luego me miró —. ¿Haz pasado de un beso con alguien? Dime la verdad yo te puedo apoyar y aconsejar, confía en mí. Tu forma de ser y algunas actitudes de tu parte, no es de una jovencita que sólo se conforma con un beso.

—Yo ooo... —balbuceó manteniendo sus ojos bien abiertos.

«La atrapé».

Coreen era menor de edad, y mi deber era aconsejarla el todo momento. Ella era un asunto de preocupación para mí.

—¿Te protejes verdad? —le pregunté.

Coreen se quedó paralizada, desde lejos se le veía que no podía pronunciar nada, no tenia que decirlo, lo deduje sin ella responderme.

 Suspiré.

—Coreen, mira, lo único que espero de ti es que te hayas protegido —proseguí —. A tu edad conocer perfectamente los métodos de protección, u se supone que tu pareja también. Pero al fin; las mujeres somos las que nos tenemos que proteger porque los hombres no lo hacen.

Aún ella continuaba sin decirme nada, no tenía interés de conversar sus asuntos personales conmigo. Y luego me cansé de que no hablara y decidí irme de allí.

—En todo caso... Tengo algo que hacer, cuídate —me despedí y dejé el lugar. 

Coreen continuó sin decir nada de nada, ni siquiera un adiós, sólo desvió su mirada hacia otra dirección. 

Me desplacé hacia el parqueo, una vez allí, me quedé en un lugar apartado cerca de un banco y le escribí a Alvaro, le comuniqué lo sucedido de que ya no estaba en la casa de campo y él me dijo que podría llegar a Costa Hermosa ese mismo día.

Salí del parqueo lentamente, y emprendí  la marcha hacia un parque cercano, y ahí lo esperé mientras él llegaba. 

Como en dos horas llegó hacia a mí, me imaginé que iba a tardar más tiempo, el.viaje podía ser un poco tedioso, pero valía la pena, un minuto en vernos varía la pena, me dio un beso en la mejilla y se sentó a mi lado. 

—Gracias por venir —sonrió y me miró.

Por dentro me sentía extraña. No podía negar de que el era muy educado, pero me llegó a sentir incómoda, ya le había puesto entre mis amigos, y entré mis amigos y yo no existe tanta educación. 

—No digas eso, suena extraño — le comenté —. Imagínate que nosotros somos amigos desde hace años. Algo así como amigos de vecindad o de la escuela.

—¿Algo cómo cursi te parece? No me parece, es una forma educada de hablarte —se expresó —. Es un acto de buena educación. Bueno... Depende del tipo de educación que cada persona haya recibido. A mí me criaron ser amable en todo momento, la impresión que tenemos de cada uno es lo más importante, y principalmente es lo que hablará de nosotros.

—Sé que es educado, pero conmigo no tienes por qué usar ese término —expliqué —. Imagínate que soy una de tus tantos amigos que tienes. Somos amigos. Nada de formalidades, creo que ya eso no cabe entre nosotros. 




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