—Dime Coreen... ¿A qué hora nos vamos a ver? —le pregunté rápidamente —. Estoy ansiosa por conocer a mi cuñado. ¿Me imagino que le habrás hablado de mí? Si le cuenta de papá, saldrá corriendo.
—Nos veremos en la tarde, él vendrá a buscarnos, él estudia en mi colegio, estamos en el mismo grado y tiene licencia de conducir —me respondió jugando con su móvil —. Ah, y espero que aún no le cuentes a nuestros padres.
—Que bueno, entonces... ¿Están en la misma aula? —le pregunté.
—No hermana, su hermano gemelo sí, lo conocí a través de su hermano gemelo —me respondió —. Como ya sabes en las reuniones de estudios en la que nos juntábamos, tuve la oportunidad de conocerlo.
Levanté mis dos pies y los puse sobre la cama.
—Interesante —pronuncié.
Coreen cambió de semblante.
—¿Sabes por qué nuestros padres están peleados Denis? —me preguntó —. Aunque creo que es inútil que te haga está pregunta.
La miré fijamente, no quería abordar ese tema porque no estaba segura. Las parejas suelen tener problemas y luego resolverlas, además ellos nunca nos contaban sobre sus pleitos.
—No lo sé, creo que sí y... —se interrumpió la conversación porque sonó mi móvil, visualicé una llamada entrante, me fijé en el nombre y vi que era Alvaro, le di una seña a Coreen de que volvía luego, tomé la llamada y abandoné la habitación.
Continué hablando todo el camino. Duramos cómo media hora conversando en mi habitación.
—¿Te estoy aburriendo? Si quieres te llamo luego. Quizás estabas ocupada.
—No Alvaro, yo sólo conversaba con mi hermana menor, cosas sin importancia de chicas.
—Mmmmm... ¿Algo así como hacerle la imposible a los chicos? ¿O dialogando con quién se inmiscuirán en una relación?
—No Alvaro, eran más temas personales de mi hermana, que míos.
—¿Y tú no conversas de ti con tu hermana?
—Sí, pero el diálogo lo ameritaba. Los hermanos menores suelen ser un dolor de cabeza.
—Así es Denis. ¿Y cómo te llevas con ella?
—Mi hermana es un problema. Un día estamos bien, otro mal... Es que una cabeza dura. Demasiado rebelde.
—Y tú eres la hermana mayor que trata de llevar a un buen camino a tu hermana menor, pero ella se interpone.
—Correcto.
—Me agrada Denis, eres una muy buena hermana. Algún día ella te lo agradecerá.
—Eso espero.
—Aquí te dejo, solo te llamé para poder escuchar tu voz.
—Adiós.
Colgué.
Cuando colgué dejé el móvil arriba de mi cama y regresé a la habitación de Coreen de nuevo silenciosamente, ni ella se dio cuenta cuando entré.
—Coreen aquí estoy —le susurré.
Se movió rápido hacia a mí.
—¿Quién te llamó? —me preguntó.
—¿Por? —espeté.
—¿Acaso no puedo saber? —inquirió —. Tanto que me interrogas a mí y ni siquiera tú me puedes responder una pregunta.
Suspiré.
—Un amigo Coreen —respondí entre dientes y caminando hacia la ventana —. Además tú eres la que menos puede estar hablando de que si quiero o sino quiero hablar. Muchas veces me dejas en suspenso sin ni siquiera una explicación.
Me estacioné al frente de la ventana y observaba los alrededores por unos segundos, mientras Coreen no decía nada, las cortinas estaban abiertas y yo la rodé para poder ver mejor los alrededores.
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Editado: 29.05.2024