Denis entre lobos 1

Capítulo 57


Decidí verificar mis notificaciones, por último me detuve sólo a conversar con Alvaro. No pude evitar sonreír por tan sólo leer su nombre.

Alvaro me había escrito que nos veríamos a las 3 de la tarde, él pasaría a buscarme para irnos juntos. Decidimos ir a ver el mar y después a cualquier lugar que se nos antoje. 

El día estuvo muy tranquilo. Mi hermana se pasó la mañana con Lester, me sentía bien porque veía que se llevaban bien y de algún modo estaba más suave. Mi mamá y mi papa; ni hablar, con esas disputas que hablan tenido últimamente, decidí ni dirigirle la palabra yo preparé la comida. Después de la comida me quedé en mi habitación.

Cuando había llegado la hora de salir, me moví a tomar un baño de aseo y luego a vestirme. Cuando finalicé me quedé en la sala de estar para esperar a Alvaro. Permanecí frente a la ventana  Desde que visualicé a Alvaro frente a la puerta, salí de una vez de la casa, lo tomé por el brazo y proseguimos caminar,  nos marchamos en seguida.

Tenía ganas de reírme, trataba de que el no se diera cuenta de mi humor, pero por dentro gozaba en el alma.

Alvaro no aguantaba la curiosidad y preguntó sobre mi comportamiento anterior.

—¿Por qué salimos tan rápido de tu casa? Fuiste muy brusca, ni siquiera me dejaste que te dijera algo. Me dejaste con la palabra en la boca —reprochó un poco incómodo.

—No sabía que querías estar un en mi casa —dije perpleja —. Pero; a mí pensar no creí que te traté bruscamente, quería salir de allí ya.

—Mi amor pero que bienvenida me diste —comentó y se echó a reír—. En serio, quiero conocer tu familia.

—Por supuesto —afirmé.

—Supongo que no tendré problemas, ¿verdad?

—No soy menor de edad, Alvaro —le recordé —. Obvio que no. Además tú eres mi novio por el momento.

—¿Por el momento? ¿Denis me piensas dejar?

—No querido, es que hoy somos algo, pero mañana no lo sabemos. 

Casi llegando a una esquina, visualicé a un vecino y este al estar casi cerca me sonrió, y yo le devolví la sonrisa. 

Noté que Alvaro no había dicho nada. 

—¿Por qué tan callado? 

—¿Por qué le sonreiste a aquel hombre?

—Es mi vecino. 

—¿Entonces?

—Alvaro deja de ser tan ridículo.

—¿Ridículo Denis? ¿Te parece agradable lo que acabo de presenciar? —cuestionó incómodo, se quedó quiero y me detuve a su lado. 

«Que lío».

Suspiré frustrada, no sabía que decir. Tuve un bloqueo momentáneo. 

—A ver, no creo que debas de enojarte por algo que no tiene importancia. No seas cavernícola —lo detuve del brazo y lo obligué a mirarme, él evitaba a toda costa hacerlo pero cedió —. Estás pensando muy mal, sólo se trata de un mal entendido de tu parte.

—Está bien Denis, como tú digas.

—¿Lo dices para que dejemos de discutir? 

Se pasó la mano por su cara y detuvo su mano sobre su barbilla  luego la apartó colándolas dentro de su bolsillo.

—Ya, olvídalo. No pude evitar sentir celos.

Me reí. 

—Que mal pensado eres.

Volví a reír.

No tuvo de otra que olvidar aquel incidente insignificante.

—¿Me das un beso? —me preguntó.

 




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