Denis entre lobos 1

Capítulo 61


Pero algo me había quedado muy claro, es que ambos se conocían. Quien sabe desde cuando, y la manera tan intensa que se miraban me había dejado pensativa. Decidí permitirles privacidad para que ambos conversaban sin mi presencia.

Me retiré hacia mi habitación, pero me sentía incómoda y luego me movilicé trasladándome hacia la habitación de Lester a esperarlo allí, quería hablar primero con él, y que me aclarara alguna duda.

Al poco rato escuché que la puerta se abría, me giré con la esperanza de ver a Lester, pero no era él. Coreen venía entrando con una ceja alzada.

—¿Qué haces aquí Denis?

—¿Qué? ¿Estás celosa? —le cuestioné—. No pienso robarte a Lester.

—Sólo somos amigos —me respondió—. ¿Y tú qué haces aquí?

—Quiero hablar con él.

—¿Con él en su habitación? ¿Acaso ustedes...? —me miraba extraña—. ¿Tienes algo con él? 

Resoplé.

—No, es que... —metí las manos en mi bolsillo—. Hay algo urgente que tenemos que hablar.

Me miraba pensativa.

—No sé Denis. Quizás podrían ser algo más que amigos —argumentó—. Piénsalo. Por lo visto él es bueno. 

—¿De qué me estás hablando? —le reproché—. Estás loca. Ni siquiera se me ha ocurrido pensarlo.

Coreen sonrió.

—¿En serio hermana? Lester es un bombón. ¡Estás ciega! Tiene a las vecinas locas.

Rodé los ojos.

—Sé que es sexy, sé que es lindo y muy apetecible, pero no es para que yo pierda la razón. 

—Eres rara, Denis —se movió y se sentó en la cama de Lester.

Yo también hice lo mismo.

—Reconozco que soy rara y también de que tú eres terca —pronuncié mientras yo observaba la puerta—. Me alegra de que se hayan convertido en muy buenos amigos.

Charlamos durante algún buen rato, hasta que se rindió y se marchó a chatear con su novio, según ellas iban y no tenían problemas.

Esperé, esperé y esperé a Lester dentro de su habitación hasta que al fin llegó, pareció una eternidad, entró Lester molesto y tiró una toalla pequeña que tenía en la mano al piso, cerró la puerta de un portazo y maldijo entre dientes. Cuando me vio se espantó. De hecho no se esperaba que yo estaba ahí.

—¿Qué haces aquí? —espetó.

Me levanté rápidamente pero luego me arrepentí y retorné a sentarme.

—Esperándote, ven siéntate vamos a hablar —le respondí señalando la cama.

No me hizo caso y se quedó observando con el rostro neutro.

—Hoy no quiero hablar —me dijo en un tono duro—. Te quiero pedir el favor de que te retires. Hablaremos luego.

—Pero yo si quiero hablar —le contradije, suspiró y tragó saliva.

—Está bien ¿qué quieres? —inquirió sentándose a mi lado incómodo.

—¿De dónde se conocen? ¿Por qué esas miradas rudas entre ustedes? —cuestioné lentamente—. Sea lo que sea, quisiera que confiaras en mí.

—Alvaro y yo somos enemigos, espero que con eso te sientas bien y no preguntes más —me dijo, se levantó moviéndose hacia la puerta y la abrió con el fin de que yo me marchara —. Por favor Denis retírate.

—Pero enemigos por qué —insistí. Lester me ignoró y salió de la habitación. 

Me dejó sola con la palabra en boca. Me incomodó su forma de ser en ese momento y me retiré a mi habitación con varias interrogantes.

—Si Lester no me contesta Alvaro tendrá que hacerlo —murmuré.




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