Denis entre lobos 1

Capítulo 62

 


Al día siguiente...

Revisé todas las redes sociales de mi móvil y no vi ni un mensaje de Alvaro. Me pareció extraño. «¿Pero qué es lo que sucede con ellos?». Pensé en ambos y sus caras cuando Alvaro y yo llegamos hacia mi casa. 

Deseé no tener problemas con ningunos de los dos. Cada uno era diferente y tenían su encanto. Le escribí a Alvaro por whatsapp. 

Luego dejé mi móvil hacia un lado y me levanté de la cama, procedí a tomar una ducha de agua tibia, cuando estuve vestida bajé las escaleras, desde allí escuchaba a Coreen y Lester charlando, se llevaban muy bien.

E incluso llegué a pensar de que entre ellos podría suceder algo.

Mi hermana me vio desde lejos y se movió hacia mi dirección.

—Ven, Denis —me llamó—. No estés ahí parada observando como una ilusa.

No desistí y caminé hacia donde ellos estaban.

—Dime Coreen —pronuncié cuando llegué hacia ellos.

—¿A dónde vas tan temprano? — me preguntó observando mi vestuario—. ¿Ha ocurrido algo?

Me quedé paralizada observándola por unos minutos sin saber que responder.

Rodé los ojos.

—No es tan temprano. Es que tú eres una holgazana. Voy a comprar algo por... —se levantó de donde estaba interrumpiéndome.

—Yo quiero ir, espérame.

Suspiré. 

Se movió rápido de donde estaba, dejándome sola con Lester. 

—Lester.

Permaneció ahí sentado sin observarme.

—No te voy a preguntar nada con respecto a lo de anoche, si ese es algún tipo de inconveniente —aclaré decepcionada—. Y se dice: buenos días.

—Disculpa, Denis—pronunció—. Es que quiero que entiendas que hay cosas difíciles para mí. Y eso no quiere decir de que no confíe en ti o que no te quiera decir nada. Sólo dame tiempo.

Me aproximé a él y me senté a su lado.

—Está bien, Lester. Como tú digas —suspiré—. ¿Por qué no salimos los tres? O sea... Coreen, tú y yo.

—Cierto. Nunca nos hemos planteado esa posibilidad. Pero es que Coreen sale mucho. 

—Lo sé, ella no es normal no.

Lester me rodeó con su brazo, sonreí y lo miré. Este me miraba fijamente. 

—Tienes que tener más paciente con tu hermana.

Alcé una ceja.

—¿Paciencia? —cuestioné incrédula—. ¿Qué es lo que has tomado, Lester? Tú muy bien sabes como es ella, y las estás conociendo a mi. ¿Cómo se te ocurre decirme eso? Lo correcto sería conversar con mis padres.

—Denis, tengamos paciencia. Son acciones de la edad. Ella es distinta pero no quiere decir de que nunca podría cambiar. Ya lo verás confía en mí.

No lo podía creer, Lester me había dicho que yo debía tener paciencia.

Respiré profundo y continuamos conversando.

En poco rato vi que Coreen volvió hacia nosotros, y se dirigió hacia Lester.

—Lester ve y cámbiate de ropa —lo agarró por un brazo y él se levantó. 

Ambos iban juntos subiendo por las escaleras.

Mientras ellos seguía arriba, yo preparaba mi desayuno. Cuando me desayuné, regrese a la sala de estar a esperarlos y me senté en un sillón observando hacia la chimenea.

Al rato venían juntos conversando. 

—¡Ya nos vamos! — exclamó mi hermana de alegría.

—Coreen no tienes 10 años por favor —le reproché.

—¡Vámonos! —retornó a exclamar tomándonos a ambos de las manos.

Lester le había pedido las llaves del carro de papá prestado y nos fuimos a la plaza Mur.




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