Denis entre lobos 1

Capítulo 75


Como había dicho anteriormente era inútil tratar de convencer a Alvaro, estaba sumergido en su punta de vista, se creía dueño de la razón.

—Sí, Lester estaba en mi habitación. Él vive en mi casa por consentimiento de mis padres que aún desconozco, obviamente somos amigos y tenemos que tratarnos a diario, pero no estábamos haciendo nada malo o algo fuera fuera de lo común, sólo hablábamos de cosas personales —terminado de yo haber dicho eso me aparté Alvaro y caminé hacia Lester que había retrocedido hacia atrás.

—Vámonos Lester —indicándole el camino a irnos de ese lugar.

Cuando llegué hacia donde se encontraba Lester, rodó su mano izquierda sobre mi espalda llevando su mano a mi hombro izquierdo y caminamos juntos. 

—¡Me las pagarán! —exclamó Alvaro.

Lester respiró frustrado, se apartó de mí y retrocedió, se quedó justamente frente a Alvaro.

—Oh por Dios, que no vayan a matarse justamente aquí —murmuré.

Avancé un poco mis pasos y me quedé al lado de Lester observando a Alvaro.

Alvaro sonrió maliciosamente.

—¿A qué vienes, Lester? ¿Quieres pelear? —cuestionó Alvaro con ironía—. Hace tiempo que te estoy esperando y ganas de romperte la cara no tengo. 

—No deseo pelear contigo —siseó Lester—. Lo que quiero es que las cosas se queden bien clara un día de estos. Y que puedas recapacitar de todo el daño que te haces a ti mismo. Llevas años culpándome de todo lo malo que te sucede y con eso solo te causas daño a ti mismo.

En seguida pensé que las cosas eran muy profundas e trae Lester y Alvaro, se veía que había un daño terrible entre ambos.

—Nuestro problema se resolvería con una pelea, así de simple, Lester —argumentó Alvaro.

—Vuelvo y repito —pausó Lester—. No voy a pelear contigo. Mejor ve a tu casa y pídele perdón al creador por tus pecados.

Alvaro se echó a reír.

—¡Ah! Y tú un santo, ¿No? Estás tan podrido como yo. Eres un hipócrita, llevas una careta. Sueles ser dulce y tierno con las personas pero detrás de esa dulzura eres un demonio que engaña a las personas con tus falsedades y mentiras. Espero verte descubierto algún día, hipócrita.

Lester no tenía intenciones de contestarle se quedó callado. Luego de un rato al no ver que ningún decíamos nada volvió a soltar veneno.

—¿A dónde van ahora? —cuestionó mirándonos a ambos—. ¿A un hotel?

Ambos ignoramos su voz, ya había entrado en la fase de ironías, decidimos marcharnos sin decir nada. Lester de vez en cuando miraba hacia atrás, yo continuaba mirando hacia adelante. Pudimos visualizar un taxi y partimos rumbo a casa sin decir ni una sola palabra. Llegamos a casa tranquilamente, salimos del auto, tomé las llaves de la casa, abrí la puerta y entramos. 

Las luces de la casa estaban apagadas, sólo las de los pasillos estaban encendidas. Miré el reloj que había arriba en el pasillo y eran ya las 3 de la madrugada. Lester me acompañó a mi habitación, vi que iba a retirarse y lo detuve antes de marcharse.

—Lester —mencioné —. Por favor no te vayas, hazme compañía está noche. 

Lester me miró extrañado, se detuvo y se giró hacia a mí.

—Denis, no estaría bien, si tus padres... 

Lo interrumpí antes de que continuara hablando.

—No digas eso, no lo conoces, no dirán nada. Ellos entenderán, además conocen a su hija.

Pausé por unos segundos y nos quedamos mirándonos uno al otro.

—Además... —añadí con motivo de proseguir—. Cuando voy a fiestas o centros nocturnos hay amigos que por una razón u otra no pueden regresar a sus casas y se quedan aquí, mis padres no dicen nada, si quieres preguntáselo a Coreen.




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