Denis entre lobos 1 (libro 1) Serie: Denis

Capítulo 31

Helen se quedó silenciada, deduje que estaba pensativa, no quería que me dijera que estaba loca, pero si ese era el problema, yo lo con mucho gusto iría al siquiatra urgentemente, soy de las personas que reconozco los errores y si necesito ayuda, la dejé tranquila sin interrumpirla, esperando a que hablara hasta que de pronto habló.

—Creo que puede ser porque andas con ese chico, pero es extraño, sucede algo más —me respondió tocando su barbilla —. ¿Te molestaría si interrogo a Alvaro? En el mundo de los misterios suceden cosas que es mejor no descubrirlas. Si antes tú no veías o no soñaba esas cosas es porque hay algo en tu presenté que lo está provocando.

A estas alturas ni me importa que sean cosas sucedidas por Satanás, el mundo está rodeos de espíritus malos y espíritus buenos.

—La verdad no me molestaría su lo interrogaras, además me parece buena idea —le respondí —. Pero como te dije a la primera vista podría ser no sé... Yo ni siquiera he pensado decirle que yo sé lo que él es. No por miedo sino porque en verdad no me interesa. 

Voltée a mirarla y le sonreí con malicia. Aveces yo solía ser como Coreen. 

—Lo vamos a interrogar las dos —le aseguré sonriendo —. Uf cuanto disfrutaré el momento.

Helen me miró sorprendida.

—¿Las dos? ¿Le vas a decir qué es lo qué lo tú sabes de él? —me preguntó dudosa —. ¿O tienes algo más en tu mente?

—Sí, vamos a confesarnos los 3 —le aclaré abriendo los ojos bien grande —. Hay que dejarse de misterios para que negar lo evidente. Aveces me gustaría decirle la verdad, pero no le veo importancia.

—Como tú digas —me aseguró tocando mi hombro izquierdo —. ¿Y Coreen? Tu hermana tierna y dulce. Esa chica me calló muy bien. Quisiera que ella me viniera a visitarme como tú.

Sonreí al instante. Me inundaron los recuerdos. 

«Mi hermana tierna y dulce».

Si ella supiera como era Coreen realmente. Tiene sólo una primera impresión de ella. La verdad era que entre veces yo la quería ahorcar.

—Coreen —nombré, alcé una eja —. Ella está bien terminando de vivir su vida adolescente. Ella es muy rebelde no oye las cosas buenas, decirle que no haga do es como decirle que lo haga. Si supieras las cosas que ella hace a espaldas de mis padres.

Luego analicé que Helen no podría sentir interés de querer conversar conmigo ya sea por una cosa o la otra. Quizás la interrumpí. Podría haber tenido un hombre escondido en su habitación como hacia mi tía Lucy. Esas eran cosas que no me incumbían.

—¿No te gusta la plata Helen? —le pregunté.

—Sí, me gusta pero a mi edad ya de 50, no creo que... Me sentiría ridícula, soy anticuada Denis —confesó —. Hay cosas que tú no podrías entender y viceversa.

Achiné mis ojos.

—Pero todavía te ves bien, mira tu cuerpo, tus curvas todo está bien —le contradije —. Pareces de treinta y algo de edad. Podrías casarte algún día si aún tú lo quisieras. 

—La verdad es que tengo malos recuerdos —pronunció pensativa y triste —. Llega un momento en la vida en lo que todo se paraliza y vives por vivir.

La miré triste.

—Lo siento Helen —me excusé en seguida.




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