Capítulo 59

—Claro pero tú... —pausó.

—Pero nada, silencio —ordené. Me recosté de él y continuamos el resto del camino silenciados.

El taxi se estacionó. Yo tenía los ojos cerrados Alvaro se había dado cuenta. 

—Mi amor despierta, ya llegamos —pronunció meneándome. Abrí los ojos y me compuse.

Salí del auto a esperar a Alvaro, él se encontraba hablando un poco con el taxista. Cuando finalizó, llegó a mí y me abrazó. Luego me tomó de la mano y caminamos hasta un banco de cemento, nos sentamos con vista al mar. Yo amaba apreciar ver el mar, Alvaro también. Él rodó sus manos sobre mi cuerpo y yo seguí. Éramos dos enamorados frente al mar. Amaba aquel momento especial, olvidé que tenía un pasado con Max. Entre veces nos besábamos. 

—Amor ya son las 6, tengo hambre, quiero comer sushi —comenté.

—Pues vamos mi amor —me contestó. Me aparté de él, haciéndole a hacer lo mismo. 

—La próxima vez traeré el carro de papá —pronuncié parándome del banco.

—No, la próxima vez traeré yo mi auto —advirtió y me miró de reojo.

—Ah... ¿Es competencia? —inquirí.

—No, mi amor. Yo soy quien tiene que pasearte en un auto, no tú a mí —comentó.

—Machista —le di una palmada en la espalda —. Vivimos en un mundo nuevo, no en la antigüedad cariño, actualízate, así que; prepárate para cuando yo te salga a buscar.