Pero algo que quedó muy claro, es que ambos se conocían. Entré a mi habitación y luego salí, fui a la habitación de Lester a esperarlo allí, quería hablar primero con él.
Esperé, esperé y esperé hasta que al fin llegó, entró Lester molestó y tiró una toalla pequeña que tenía en la mano al piso, cerró la puerta de un portazo y maldijo entre dientes. Cuando me vio se espantó.
—¿Qué haces aquí? —espetó.
—Esperándote, ven siéntate vamos a hablar —le respondí, señalando la cama.
—Hoy no quiero hablar —me dijo en un tono duro.
—Pero yo si quiero hablar —suspiró y tragó saliva.
—Está bien ¿qué quieres? —inquirió sentándose a mi lado.
—¿De dónde se conocen? ¿Por qué esas miradas rudas entre ustedes? —cuestioné.
—Alvaro y yo somos enemigos, espero que con eso te sientas bien y no preguntes más —me dijo, se paró y abrió la puerta —. Por favor Denis retírate.
—Pero enemigos por qué —insistí. Lester me ignoró y salió de la habitación.
Me dejó sola con la palabra en boca. Me incomodó su forma de ser en ese momento y me retiré a mi habitación.
—Si Lester no me contesta Alvaro tendrá que hacerlo —murmuré.
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Editado: 11.04.2024