—Ven duerme en mi habitación, yo dormiré en la sala —añadió.
—No tienes que hacer eso —me negué —. Volveré a mi habitación.
—¿Segura? —espetó.
—Sí.
—Estaré pendiente.
—Gracias —sonreí un poco y caminé hacia mi habitación.
Podía ver que Lester abría a cada rato la puerta de mi habitación para ver si todo ocurría normal. En ese momento me sentía segura.
Al día siguiente me desperté y sentía el mismo dolor de la noche anterior. Llamé a Alvaro una vez más y nada de cogerme la llamada. Sentía una angustia por dentro y preocupación porque él pensaba que yo lo había engañado.
Horas después del almuerzo Lester se acercó a mí, teníamos un asunto pendiente.
—Denis está noche vamos a salir, recuérdalo —me susurró al oído. Asentí.
—Espero que sean ciertas tus palabras —murmuré.
—Claro, no soy un mentiroso — me susurró y se marchó.
Vi a mi hermana llena de curiosidad por saber que hablábamos. Y se acercó a mí.
—¿De qué hablaban ustedes?
—De nada Coreen, de nada.
—Perdón, disculpa —dijo algo molesta.
Volquée los ojos. Y cerré los ojos.
En un rato escuché la puerta que la tocaron. Ignoré el hecho vi a mi mamá que fue a abrir y me reprochó.
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Editado: 11.04.2024