—Ya no tengo lágrimas para llorar —mencioné.
Ambos nos quedamos callados hasta que Coreen llegó. Iba a pronunciar algo cuando Lester me detuvo y se inclinó a decirme algo.
—Denis déjamelo a mí, ve a tu habitación, confía en mí —me susurró.
—Está bien —mascullé.
Me retiré y subí a mi habitación. Sólo le di una mirada a Coreen. Ella entendía muy bien el motivo de mi silencio.
Esperé como por dos horas a Lester hasta que al fin llegó.
—Tranquila hablé con ella, cálmate —me dijo.
—Lester —mencioné —. Ven, siéntate aquí.
Indiqué con mi mano derecha a que se sentara junto a mí. Llegó a mí, apoyé mi cabeza en su hombro. Lester había sido un buen amigo para mí y para Coreen.
—Te amo Denis —susurró Lester.
Yo continuaba callada. Cerré mis ojos y me dormí, desperté porque Lester me despertó. Y me tumbé a dormir.
En la madrugada desperté porque sentí algo encima de mí, no podía ver que era, percibí que Lester también tuvo ese evento extraño. Estaba oscuro no sabía que era, sólo sentía algo que me aplastaba.
—¡Lester! —grité.
—¡Denis! —gritó Lester —. ¡Estamos atrapados!
—¡Sí!
En un rato largo, lo que estaba sobre nosotros se había ido. Nos volvimos a componer y fui a encender la luz. No había nada. Todo estaba normal. Nos volvimos a acostar y nos venció el sueño.
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Editado: 11.04.2024