Denis entre lobos 2

Capítulo 26

Río de Janeiro; Brasil

Respiré tranquila cuando el avión aterrizó.

«Por fin ya estoy a salvo, puedo respirar tranquila»

Bajamos a bordo con el trayecto a salir. Afuera del aeropuerto tomamos un taxi. Durante el camino Helen me contaba cosas sobre sus viajes a Brasil, sus aventuras y su vida. Nos hospedados en un hotel mientras resolvíamos asunto sobre mi estadía, como un lugar donde quedarme y un empleo. Me presentó a sus amigos y ellos nos ayudaron con eso, en el transcurso de la semana encontramos una casa y obtuve un empleo, gracias a las relaciones de Helen. Empecé a tener una nueva vida y tranquila. 

Llegó el primer día de mi trabajo esperaba no encontrarme personas como Lorenzo. Helen me llevó en un auto alquilado pero antes de salir me detuvo.

—Ven aquí todavía no te vayas.

Retorné a sentarme y la miré.

—Denis tengo amigos que tienen conocimiento sobre la magia blanca esto te puede ayudar a protegerte de las brujas —me recomendó.

—Me da miedo esas cosas —le aclaré.

—No tengas miedo, es por tu bien, no quiero que estés alejada de tu familia —confesó.

—Lo pensaré —me marché.

Horas más tarde...

Llegué a mi casa un poco cansada porque fui a un centro comercial a comprarme ropa ya era de noche, Helen estaba acariciando un peque no perro que compró, según ella me lo iba a dejar cuando ella se marche. Fui a mi habitación a dejar las bolsas y tomar un baño, cuando salí Helen me había preparado cena, me senté a cenar, cuando terminé me senté al lado de ella.

—Creo que es tiempo de que le hables a tu familia y le digas que no estás aquí por vacaciones —soltó de repente.

Rodé los ojos.

—Está bien, pásame el teléfono —demandé.

—Aquí está —dijo dejándome el teléfono en la mano.

Marqué el teléfono y del otro lado estaba mamá.

—Bueno.
—Hola mamá.
—¡¿Denis por qué te fuiste sin despedirte?!
—Pero mamá y eso qué importa quería tomar otra ruta.
—¿Ah sí? Claro que importa hija supuestamente era para Verlmont y ahora estas de vacaciones en Brasil. ¿Cuál será la próxima sorpresa? 
—Mamá, no es para tanto. ¿Y si me quedo a vivir aquí? De hecho me está gustando esa idea.
—¡¿Qué?! Hija no bromees con una cosa así. Además me parece extraño tu partida tan extraña.
—¿Cómo están los demás?
—Ellos están bien.
—Mándale un beso de mi parte.
—Pero puedes llamarlos más tarde.
—Tal vez.

Duramos un buen rato charlando, al parecer estaba sola en casa luego le pasé el teléfono a Helen para que hablaran y me retiré a dormir.




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