Denis entre lobos 2

Capítulo 47

Yo había llegado al trabajo apurada un poco retrasada. Y con los sudores recorriéndome el cuerpo. Carmen me miraba extrañada.

—¿Qué te sucedió? —cuestionó.

Cerré la puerta y entré.

—Pues, dormí demasiado —le respondí.

—Se te nota —comentó.

Se levantó de su asiento y se sentó en mi escritorio.

—Denis —pronunció, la miré —. Paulo quiere a ir a Bilbao, lo voy acompañarar, no sé si querrás ir.

Me emocioné.

—En ese caso sí—pausé —. Con ustedes claro.

Me sonrió.

—Gracias.

—Y... Bueno. Invitaré a alguien más —añadí.

Carmen me miró curiosa.

—¿Alguien más? ¿Quién es? ¿Tu vecino? —cuestionó.

—Nooo. Te contaré en la salida de quien se trata pero es sólo un amigo —le respondí.

Se levantó del escritorio dirigiéndose al de ella.

—Leo irá también —dijo.

Alcé una ceja.

—Era de esperarse —añadió. 

—Lo sé pero... —guardé silencio —. Realmente siento que este viaje podría ser una bomba. Imagínate Leo, Lester y....

Carmen se sonrojó.

—¿Y quién Denis? —cuestionó.

La miré por largo rato luego ella se apartó rendida y se retiró a su puesto de trabajo. Pasé todo el día pensando en ese futuro viaje. Aún tenía miedo en mí en volver a Azores, recordaba lo que Magna y sus amigas me habían hecho. Fue un momento desagradable donde me torturaron. La verdad que Magna estaba bien mal de la cabeza pero yo también quería ver a Lester. Pero habíamos llegado en un acuerdo de que no íbamos a estar con nadie hasta que el destino nos volviera a juntar de nuevo, pero esta vez de una manera diferente. En la salida Carmen me insistió de querer saber a quién yo iba a llevar, pero negué en querer contarle.

En la noche Osman como siempre penetró mi habitación con su hábil manejo de indagar por entrar. Estaba frente al computador cuando sentí sus manos sobre mi hombro, no me espanté porque de reojo la había visto y después de que me tocó, se sentó junto a mí.

—Mmmmm... Conversando con tu hermana —pronunció.

—Sí, la testarura de la cara. No te imaginas lo que ella hace. Y en este momento que no estoy, podría asegurar que está haciendo de todo. Yo la controlaba un poco. Lester no la presión por no querer enemistad con ella y le he dicho de que no oculte nada. 

Guardamos silencio por un rato.

—Hay que darle un susto —sugirió Osman.

—Ay, Osman. Tanto así no. 

—Entonces —pausó —. Cuando suceda algo con ella lo vas a lamentar.

—No sé... Prefiero dejárselo al destino —le comenté brevemente.

—Si tú lo dices hermosa. ¿Qué me dices de aquel viaje a Bilbao? —cuestionó.

—Podrás ir pero no te llevaré a Azores —le respondí.

—Quisiera conocer a la bruja —murmuró. 




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