Capítulo 63

Un mes después de nuestro viaje a Azores, decidimos regresar a Rio de Janeiro para arreglar algunas cosas. Lester también partió con nosotros. Osman me miraba constantemente de reojo. Era el último día que íbamos a estar en Azores por unos días. Me dirigí a la cocina a tomar agua. Y no me percaté de que Osman me siguió. Abrí la nevera y escuché su voz. 

—Denis... 

Tomé un vaso con agua y me dirigí hacia él.

—¿Qué tal tu nuevo ligue? —le pregunté. 

Me sonrió. 

—Creo que conoces esa respuesta.

—No, lo quiero escuchar de tu voz. Espero que viviendo en esta ciudad, tú no me vayas a causar problemas luego. 

Bajó su cabeza y se rascó la cabeza.

—Tu amiga es interesante, hermosa, divertida, cariñosa... Pero tú sabes... 

Lo interrumpí.

—Yo no sé nada Osman. Espero que me hayas prestado atención. 

Tomé mis manos y alcé su cabeza para que me mirara.

—Mírame, en verdad lo siento — seguí —. Yo no puedo darte lo que tú quieres.

Suspiró Osman.

—Es difícil. Aunque sea dame un último beso y prometo dejarte en paz. ¿Sí? 

Lo pensé en mi cabeza y llegué a la conclusión de que no era buena idea.

—No Osman —solté su cara —. Mejor ve a... 

No pude terminar la frase porque Lester entró mencionando mi nombre. 

—Denis.

Me voltée hacia él. Y sentí un ligero mini infarto. 

—Creo que hay que arreglar las con Coreen —me dijo rápidamente —. No sé... Podemos invitarla a ir con nosotros.

—Convéncela. 

Llegó hacía mí, y me tomó del brazo ignorando a Osman. Me llevó hacia Coreen sin preguntarme. Ella estaba sobre su cama tecleando su lap top. Nos miró y apartó su mirada. Lester se acercó a ella cuidadosamente.

—Coreen queremos que nos acompañes a Brasil —le dijo Lester cariñosamente. 

Mi hermana no decía nada, yo me rendí volteándome para abandonar la habitación, pero la voz de Lester me detuvo.

—¡No te vas! —exclamó —. Tenemos algo de que hablar tú y yo. 

—Te espero en mi habitación —dicho esto, me dirigí hacia mi habitación. 

Esperé por un buen rato a Lester, al parecer le estaba costando convencer a Coreen. Y me puse a pensar sobre nuestro viaje. Pero en un momento me detuve.

«¿Qué será lo que Lester quiere hablar conmigo?».

«¿Habrá escuchado todo?».

«Menos mal que no besé a Osman».

Me acomodé cómodamente en mi cama, y teclée mi móvil hasta que Lester había llegado.