Capítulo 12

Busqué a Lester en la cafetería y no lo vi, subí al techo tampoco estaba ahí, lo llamé a su móvil mucho menos tomaba las llamadas. No puedo negar que me sentí frustrada en ese momento, miraba arriba, abajo a todos lados caminando por todos lados sintiendo la desesperación carcomiéndome el alma. Subí al elevador y retorné a la cafetería, miré por todos lados, no vi ningún rastro de Lester y ni de Magna.

Me senté en un espacio donde no había nadie, teclée mi móvil y Lorenzo se sentó junto a mí. Como siempre lanzándome miradas y palabras pícaras.

—Ya casi se ha acabado la hora del receso y todavía no he escuchado un sí de tu parte —se quejó —. Eres difícil.

—Desde hace tiempo te estado diciendo lo que pienso y no cambiaré —le recordé.

—Un día te tendré en mis brazos y te arrepentirás de no haberme hecho casi antes —dijo.

Giré mi cabeza hacia su dirección.

—No seas ridículo.

Esté se acercó muy rápido hacia mí y me besó. Mantení mi boca cerrada mientras él impulsaba con su boca y lengua para que yo abriera mi boca y no accedí, mis ojos los tuve abiertos. Me abrazó con fuerzas, no podía apartarme de él. Hasta que Lorenzo se rindió y se apartó de mí.

—No vuelvas a hacer eso —Lo amenacé.

No dijo nada absolutamente y se marchó. Yo hice lo mismo en el pasillo sentí unos brazos que me detuvieron, giré mi rostro y vi a Lester con un rostro serio.

—¿Qué hacías tú besándote con ese tipo en la cafetería? —me interrogó.

—Yo no lo besé, él me besó —respondí.

—¿O sea qué te forzó? —inquirió.

—Más o menos, pero por favor no vayas armar escándalos y a propósito tengo que decirte algo —contesté.

—¿Trabaja en tu área? Esto no se quedará así —sentenció.

—No, pero —pausé —. Hablemos de eso después, tengo otra cosa de que hablar, por favor escúchame.

—¿Cómo se llama ese tipo? Dime dónde lo puedo encontrar —espetó.

—No te voy a decir nada así que escúchame primero —demandé.

Me soltó.

—Hablemos en la salida —musitó.

Se marchó rápidamente.