Denis entre lobos 2 (libro2) Serie: Denis

Capítulo 32

Cuando terminamos de hacer ejercicios. Me acerqué a Carmen esta lucía cansada, trataba de componerse.

—Tú bombón se llama Leo, lo vi entrar al gimnasio —le susurré al oído.

—¿Qué? 

Me aparté, fui al baño a tomar una ducha luego partimos. En la salida vimos a Leo y a Paulo. Carmen bajó la cabeza de hecho era muy tímida. Leo me saludó y le devolví el saludo. Justo en ese momento empezó a caer lluvias tuvimos que retroceder.

—No puede ser —murmuró Carmen.

—Que horror estoy hambrienta —dije sobándome la panza.

Leo y Paulo se devolvieron también quedando ambos frente a nosotras.

—Disculpen ¿me podrían decir sus nombres? —preguntó Leo.

Yo lo miré.

—Me llamo Denis.

—Me llamo Leo.

—Él mío es Carmen.

—Y mi nombre es Paulo.

Pausamos. Luego Leo rompió el hielo. Ya que la lluvia había cesado.

—¿Podríamos ir a comer algo? —sugirió Leo.

—Por supuesto vamos los cuatro —respondí.

Esta era la oportunidad para que Paulo y Carmen se conocieran pero percibía a Carmen muy tímida.

—Tu amiga es tímida Denis —me dijo Leo.

Asentí.

—Y tu amigo también —repetí.

Ambos se rieron.

—Es sólo que nos conocemos lo suficiente supongo que tu amiga también —me dijo Paulo.

Asentí.

—Podremos planear una tarde completa para conocernos —planteó Paulo.

—Es perfecto ahí estaremos —afirmé.

—¿Sábado o domingo? —cuestionó Paulo.

—Sábado, siempre venimos aquí, nos coordinaremos durante el transcurso de la semana así que bye —me despedí.

Agarré a Carmen y la llevé conmigo hasta el metro. Estaba iba todo el camino inmutada. Pero la entendía. Era algo rara pero ya la estaba conociendo.

—Por lo menos di algo —rompí el silencio en el metro.

Choqué mi hombro con el de ella.

—No hagas eso, estoy bien, no te preocupes —me dijo mirando a las personas que se movían en el metro.

La miré por unos segundos, acerqué boca a su oído.

—Tranquila todo va a estar bien, estaré contigo siempre, olvídate de nervios y miedos. Aprovecha la oportunidad que la vida te está dando —le susurré.

Giró su cabeza a la mía y me sonrió.

—Estoy muy nerviosa y tengo miedo, en lo que se trata de hombres soy muy seca, me convierto en una estúpida —se expresó.

—Pero tienes que dejar el miedo atrás y lanzarte a lo que te gusta —añadí.

Asintió.

Cuando el metro llegó a bordo abandonamos el lugar y tomamos el bus.




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