Denis entre lobos 2 (libro2) Serie: Denis

Capítulo 35

Los hombres y las mujeres no tenemos la misma destreza y aptitud para jugar del mismo modo, pero podría decir que si disfruté el juego de golf. Entre veces nos decíamos algo y me imaginaba como estaría Carmen. Leo no era atrevido, era discreto y amable. Cuya amabilidad la veía peligrosa para mí. Después que nos cansamos retornamos hacia donde estaba Carmen y Paulo.

—Estamos cansados —pronunció Leo estirando su cuerpo.

Observé dos botellas vacías de sidra.

—¿Cuántas botellas se tomaron? —pregunté.

—La que nos tomamos y esa —respondió Paulo señalando la botella. 

Carmen se rio, era algo obvio que el alcohol se le estaba subiendo a la cabeza.

—Carmen no tomes más —le recomendé.

Paulo sonrió.

—Vamos a bailar —sugirió Paulo —. ¿Qué dicen?

—No tengo ánimos —contestó Leo.

—No suelo bailar —respondió Carmen.

—Yo sí, me encanta —respondí.

—Pues yo me tomaré la molestia de bailar primero con Denis y después le enseñaré a Carmen —mencionó inclinándose hacia adelante.

Yo asentí. 

Carmen se puso roja, no era de celos sino de miedo. No dijo nada y bajó su cabeza. Yo me levanté y Paulo me siguió.

La música en la disco era salsa u nos desplazamos en el balcón de la segunda parte donde la música no es tan ruidosa y bailamos. Yo me cansé rápido debido a que estuve en el campo de golf y me senté en un lado.

—¿Tan rápido te cansaste? Débil —bromeó.

No evité reír y el también.

—Sé lo que haz hecho por tu amiga, sé que le gusto, aceptaste la invitación por ella —confesó Paulo.

Yo me sorprendí. 

—¿Qué? ¿Pero cómo lo supiste? —cuestionó.

Me miró.

—Intuición masculina —apuntó su cabeza con un dedo.

—Tiene muy buena perspectiva de las cosas —comenté.

—¿Qué opinas de ella? —pregunté.

—Eso lo sabrás a futuro —sonrió.

—De por visto eres un misterio Paulo, Carmen es un poco tímida con respecto a los hombres pero en lo personal es muy abierta y dinámica —aclaré.

Asintió.

—Descuida, yo no tengo prisa —añadió.

—¿Eres de los que les gusta el romance tipo lento verdad? —cuestioné.

Asintió.

—Adivinaste, creo que con ella es mejor llevar un tipo de amistad y luego ir incluyendo otras cosas —mencionó.

Sonreí, pude percibir que puede haber futuro entre ellos.

—Perfecto, no te imaginas el alivio que me haz dado —suspiré.

—Te he quitado un peso de encima —dijo dándome un toque en mi frente con su mano.

—Sí, ella es un poco histérica y no soporto sus frustraciones —comenté.

—Vámonos —concluyó Paulo.

Se levantó y yo lo seguí.




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