Denis entre lobos 2 (libro2) Serie: Denis

Capítulo 49


Azores; Portugal

Al día siguiente abandoné el hotel temprano, no le dije nada a Osman porque quería ir conmigo. Sólo Carmen lo sabía. Cuando pisé Azores me sentí plenamente feliz. Tenía meses que no disfrutaba de mi ciudad. Tomé un taxi que me llevó rumbo a casa. El taxista me ayudó con mi maleta dejándola frente a la casa de mis padres. Toqué el timbre y nadie me había abierto la puerta. Resoplé frustrada. 

Luego recordé de que yo había dejado unas llaves donde una vecina y fui a buscarla. Retorné de nuevo a casa y entré. Llamé a Coreen, a Lester y a mis padres, pero ningunos me respondían, en ese momento comprendí de que no estaban. Me quedé en mi habitación que había ocupado por años. Luego me asomé por la ventana a mi mirar por los alrededores. Bajé a la cocina preparé algo de comer. Pasaron horas y nadie había llegado. En la noche me venció el sueño y me acosté a dormir. 

Al siguiente día escuché a Lester hablando por su movil, me movilicé de la cama y esperé a que terminara de conversar. Luego salí y Lestee se asustó. No creía de que yo estaba ahí. 

—¿Qué te pasa Lester? —le pregunté —. No soy un fantasma. 

—¿Cuándo llegaste? ¿Por qué no nos dijiste nada? —cuestionó.

—Llegué hace días, yo estaba en Bilbao. Y no lo quería decir. ¿Creías que no venía?

—La verdad no. 

Me giré pero su voz me detuvo.

—¿A dónde vas tan rápido? —me preguntó.

Me giré y lo vi que venía hacia mí. Me detuve a mirar sus complexiones tan perfectas como siempre. Me sujetó del brazo y me llevó hacia mi habitación. Cerró la puerto y se quedó mirándome.

—¿Viniste sola?

—No.

—¿Con quién viniste?

—Lester pero... ¿Eso que importa?

—Respóndeme —insistió.

—Coreen vino conmigo. 

Se quedó mirándome por unos segundos.

—Presiento de que me ocultas algo.

Lo miré extrañada. 

—No te oculto nada.

—¿Saliste con hombres en Rio de Janeiro?

Negué con la cabeza.

—¿Se te ha acercado algunos pretendientes? 

Reí. 

—Oh, vaya. Esto es un interrogatorio Lester. 

Él permanecía muy serio. 

—Si me entero de que algún baboso te está enamorando, te haré volver aquí de nuevo —sentenció y se marchó. 

Por dentro tuve la sensación de que él sospechaba. Recordé de que algunas veces reconocía mis mentiras y ese día no era la excepción. 

«Wow, que intenso».




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.