Joaquín estaba dentro de su curso mirando por la ventana a Isabella que estaba jugando al fútbol con sus compañeros, al parecer ellos se encontraban en hora libre.
—¿Qué ves?.
—Nada, solo trataba de distraerme.
—¿Y esa sonrisa? ¿Fue porque Isabella hizo un gol? Vaya, ella sí que juega bien.
Suena el timbre donde todos salen para despegarse, Joaquín caminaba con su amigo cuando un grupo de tres chicas se les acerca y frenan sus pasos.
—¿Podemos hablar?.
Casi con la mirada agachada decía sus palabras, estaba nerviosa.
—No puedo, no tengo tiempo.
Él intenta irse del lugar.
—Joaquín, ella necesita hablar contigo, dale la oportunidad para que pueda expresarse.
—No tengo tiempo para esto, me dijiste que te acompañará.
—No tenemos que ir a ningún lado, habla con ella.
Mientras decía esas palabras empujaba a la chica que tenía la necesidad de hablar con él. Yamil, amigo de Joaquín, se había quedado a la espera de ellos junto a las dos amigas de esa muchacha tan valiente.
—Tu amigo es muy lindo.
—¿Quién? ¿Brandon?.
—¡No! Joaquín, le dijimos a ella que no tenía caso que se confesara, por alguna razón él rechaza a todas las chicas, no se ha inclinado por ninguna, pero aun así muchas siguen intentando, pareciera que lo disfrutará que le dijeran lo que siente y después rechazarlas.
—Mi amigo es un caso muy peculiar, no es que lo disfruté, se siente bien que le digan lo que siente y a la vez se pone mal, es la otra cara de la moneda.
—No lo creo, me parece que él es un mujeriego.
Mientras ellos hablaban su amiga sale llorando del lugar, sus amigas se ponen de pie y la persiguen, en ese mismo momento pasaba Isabella por el lugar que ve que ella sale llorando de ese sitio, hace unos pasos más y ve que Joaquín estaba parado, apoyaba su espalda en la pared, solo tenía las manos en los bolsillos con la mirada baja.
—¿Hasta cuando vas a hacer llorar a las chicas? ¿Acaso lo disfrutas?.
Ella se va enojada del sitio, siguiendo su camino, Yamil se acerca a él.
—¿Estás bien? Al menos lo intentó.
Él solo asienta con la cabeza. Vuelven a su curso al escuchar que la campana sonaba, de camino se topa de frente con Juan.
—Vaya, así que por fin te veo novio que no es novio.
—¿Qué haces aquí?.
—Asisto a este colegio, ¿No ves que tenemos los mismos uniformes? Solo te quería preguntar dónde estaba Isabella.
—Eso no te tiene porque importar.
—Claro que sí, necesito hablar con ella.
—Ella no necesita hablar de nada contigo.
—Eso no lo sabes, ¿Ella no te cuenta nada, verdad? Si ni si quieran son amigos, ella te saca fácilmente, y para eso estoy yo, para ayudarla.
—Pregúntale a su prima, va al mismo curso que yo, no me interesa de que vayan a hablar envidioso.
—¿Envidioso?.
—Yo la conozco mejor que tú, al igual que ella a mí, chau, acuérdate de pasarte por mi curso, sexto B, no te olvides.
Ambos se van del lugar, por alguna razón Juan queda con un gusto amargo.
—¡Nada más estás jugando con ella!.
Él frena sus pasos y se da vuelta.
—A ti no te importa con quién juegue, mejor preocúpate por tus cosas y yo de las mías.
Los alumnos que había alrededor quedan en silencio, se llenaba de susurros hablando de ellos dos, a que se había referido. Isabella vuelve a su curso enojada por lo que había visto con anterioridad. Luego de clases, Isabella toma sus cosas y sale para volverse a casa, en la salida una persona se para enfrente de ella asustándola, al calmarse da cuenta que es Juan.
—Hola, ¿Cómo estás?.
—Bien, me voy a casa por fin.
—Necesito preguntarte algo.
—Dime.
—¿Este fin de semana e-estás libre?.
—¿Si, por qué?.
—Mi tío me regaló un cupón para pizzas, y no tengo con quien ir, ¿Me preguntaba si querías venir? Así te compenso de paso el mal momento que te hice pasar la otra noche.
—¿Porque no me invitas a mí?.
—¿Qué haces ahí arriba Joaquín?.
Joaquín dirigía sus palabras hacia Juan, él se asomaba en lo alto de la pared, trataba de ocultar toda emoción.
—Solo pasaba por aquí y escuché que tiene un cupón para una pizza gratis y me interesa ir a mí.
Él estaba parado en los hombros de Yamil, lo ayudaba para ganar altura y poder asomarse por la pared que daba hacia la vereda.
—¿Te falta mucho? No aguanto más.
—No puedes ir con él, tienes que salir conmigo.
—¿Por qué debería salir contigo?.
—Porque eres mía.
—Yo no soy tuya, ni de nadie, ¿Acaso soy un objeto? Además, ni que tuviera grabado tu nombre.
—Claro que si, en la espalda lo tienes.
Ella se toca y siente que atrás tenía un papel pegado, al sacarlo lo lee.
"Propiedad de Joaquín"
—¿Acaso es un chiste?.
Se lo tira en la cara.
—Y-Yo no soy tuya idiota, mierda, ¿Estuve con ese papel pegado toda la mañana?.
—¿Podrías decirle a él que no vas a salir? Te invito yo.
—No quiero, Juan, vamos a salir, dime qué día y la hora así nos juntamos.
Ella escribe en el papel que le había tirado a Joaquín su número de teléfono y se lo entrega a Juan.
—Escríbeme, porque si no, él va a escuchar todo.
—Bien, yo te mando todo a si podemos salir.
—Nos vemos.
Ella se va del lugar y Juan mira desafiando a Joaquín.
—Me dijo que si a mí, ¿Qué se siente que te rechacen de la misma forma que tú lo haces?.
—¿Sabes que ella solo aceptó por capricho nomás, no?.
—Ya veremos.
Juan se va de nuevo hacia el colegio. Joaquín baja de los hombros de Yamil, él se sienta en el suelo mientras apoya su espalda en la pared, estaba cansado.
—¿Cómo es eso de que ella es tuya? ¿De qué me perdí?.
—Me besé con ella.
—¡¿Qué?! Rechazaste a chicas mucho más lindas.
—Pero la diferencia es que a ella la conozco.
—No entiendo cómo piensan los galanes.