Joaquín se encuentra en un sueño, escucha un ruido que venía del balcón, se despierta y se dirige hacia ese lugar, antes de abrir escucha como una niña hablaba sola, abre la puerta y ve a Emma parada en el filo del balcón de su casa.
-Tardaste mucho Joaquín.
Él la veía sin entender nada, no creía que era un sueño, ya que todi se veía ya se sentía tan natural.
-Quedamos que cuando yo te llamé venías.
-Perdón, no te había escuchado.
-No importa, por lo menos ya estás aquí, tengo miedo, no podía dormir, está muy oscuro de este lado, además que también hace mucho frío.
Sus ojos se empapan al poder volver a ver su rostro con esa sonrisa que tanto lo cautivaba, volver a escuchar esa voz que temía olvidar.
-¿Estás bien Joaquín? ¿Por qué lloras?.
-Te extraño.
-¿Eh? Pero si estoy aquí contigo, nunca me fui, maldito llorón.
Ella cruza hacia el balcón de la casa de Joaquín, al llegar intenta abrazarlo, pero pasa de largo, gira sin entender lo que estaba pasando y estira su mano para que él la tomara, Joaquín gira para agarrarla, pero atrás de ella venía un auto a toda velocidad, solo le dio tiempo para gritar a todo pulmón su nombre mientras era tapado por la bocina de aquel automóvil, se despierta agitado en su pieza rodeada de la luz de día, su hermana estaba apoyada en su cama viéndolo.
-¿Volviste a soñar con ella, no? Decías su nombre y te movías mucho.
Él se sienta en su cama mientras trata de recordar inocentemente lo que había soñado, pero únicamente obtiene imágenes borrosas a cambio de su esfuerzo, él acaricia la cabeza de su hermana.
-¿Ya desayunaste Vi?.
-No, te estaba esperando.
-Me cambio y bajo, ¿Tienes tus cosas listas para irnos?.
Ella afirma a su pregunta mientras sale de la habitación, después de desayunar, ambos toman sus cosas y se van de casa, caminan bajo el cielo nublado que cubría por completo el sol, luego de unos minutos caminando llegan a un almacén donde deciden entrar y comprar algo para comer, estando adentro Violeta se aleja de Joaquín por unos segundos para buscar lo que ella quería por su cuenta, al volver con él se topa con un grupo de tres chicas que estaban hablando con su hermano, esto hace que se enoje.
-¿Qué están haciendo con mi novio?.
-¿Novio? ¿Cuántos años tienes? ¿Diez? ¿Nueve?.
-Tengo doce idiota, él es mi novio para que sepan, así que lárguense.
Las chicas ignoran por completo a Violeta haciendo que se enoje aún más
-¿Cuánto año tienes?.
-Tengo diecisiete.
Joaquín responde con calma.
-¿En verdad estás en una cita con ella?.
-Si, ella es mi hermana pequeña.
-¿En serio? Son muy parecidos, que ternura que es.
-¡¡¡No me toquen!!!.
Violeta toma del brazo a su hermano y se lo lleva a la fuerza del lugar, mientras que ese grupo de chicas no dejaba de decirles cosas a Joaquín. Los dos siguen su rumbo, mientras caminan Joaquín notaba que ella tenía una cara extraña, como si algo le afectará.
-¿Qué sucede?.
-Nada, no es nada.
-Soy tu hermano mayor, me interesa saber que le pasa a mi hermanita.
-Es que... No quiero que te enamores nunca, solo es eso, sé que suena muy infantil.
-Yo tampoco quiero eso, espero que no.
-No quiero que termines igual que papá.
-Somos...-
-Nada dura para siempre, mira a mamá.
-Vi, tienes doce años para tener ese pensamiento.
-No soy una nena, yo me doy cuenta de las cosas, ambos se engañaban con otras parejas estando casados, ¿Aun así crees que todo dura para siempre?.
-Mamá aún está con sus amigas de primaria, se ven todos los días, siguen siendo esas niñas que eran cuando están juntas, nada cambio entre ellas, solo el exterior, yo con Alma, la conozco desde que nací y hasta el día de hoy sigo siendo su amigo, hemos tenido peleas y demás problemas, pero supimos enfrentarlos y hoy sigue a mi lado, tienes razón, nada dura para siempre, las personas mueren con el tiempo, lo único que dura son los recuerdos que dejamos en cada persona, aún eres chica, tienes mucho por vivir, por llorar y demás, no dejes que una sola experiencia te cambie.
-Solo me preocupo por ti.
-Si, lo sé, agradezco eso.
Él la abraza con fuerza mientras siguen caminando.
-Yo nunca te voy a dejar sola Vi.
Alex M. Martínez.