Llegan a una casa donde golpean y esperan, al escuchar abrirse ambos giran guiados por el sonido, ven a su padre parado en la puerta con una vista pérdida, se llegaba a notar las ojeras por culpa del desvelo que pasaba, él con una simple palabra común los invita a pasar, al entrar, su casa era un desorden, el olor a alcohol se podía sentir, las luces estaban bajas, como si siempre quisiera que fuera de noche, se sientan en el comedor, el único sonido que se escuchaba eran las sillas por intentar acomodarse, su padre les ofrece algo para tomar, lo cual ellos aceptan, él vuelve con una botella de gaseosa y tres vasos.
-¿Cómo está su madre?.
-Ella está bien, por suerte no le pasó nada.
Toda esa conversación corta era monótona, sin gestos, como si todo estuviera planeado, una escena mal actuada.
-¿Viole, como te va en el colegio?.
Ella responde amablemente sin agregar ningún detalle a su pequeña narración, todas las preguntas que él hacía era para estar al día con sus hijos, su mirada era fría, como si estuviera soportando algún dolor, algo que le pesaba, que a simple vista no se podía percibir. Los minutos pasaban y la conversación se volvía repetitiva, se respondía lo que se preguntaba, no se agregaba ningún comentario adicional, él trataba de sonreír al escuchar a sus hijos, pero se notaba que se esforzaba al hacerlo, como si lo hiciera de compromiso.
Ambos deciden irse del lugar, se despiden de él y se van.
De camino a casa, Violeta estaba cansada de tanto caminar, su hermano lo nota y le ofrece llevarla cargando a lo cual ella se niega de inmediato. Siguen caminando y a lo lejos ven a Isabella que iba cargando varias bolsas.
-¿Necesita ayuda señorita?.
-No necesito de ti Joaquín. Hola Violeta.
Su hermana pequeña no hace ningún gesto al escucharla y la ignora.
-Tan simpática como siempre.
-No tengo ningún problema en ayudarte, ¿A dónde vas?.
-A casa, no me molestes, estoy bien sin ti.
Ella sigue caminando sin ningún problema, esas bolsas para ella eran livianas, trata de pensar que ellos dos no están detrás de ella.
-¿Hasta cuando crees seguirme?.
-No es que quiera seguirte, tenemos que ir hacia la misma dirección.
Ella sigue sus pasos olvidándose por completo de él, al llegar a su casa, se siente aliviada por haberlos perdido, pero se asusta al oír la voz de Joaquín ofreciéndole ayuda para entrar las bolsas.
-¿No te da vergüenza acosarme de esta forma? Está tu hermana.
-No estoy haciendo eso, mi madre está en tu casa, están tomando, ella me pidió que viniera.
Ella se sonroja por la vergüenza se había olvidado de que la madre de él había venido temprano a pasar el día, ella entra rápido a su casa tratando de olvidarse lo que dijo, Violeta pasa por su lado.
-Como si mi hermano disfrutara acosarte, él no es esa clase de chicos.
-Okay, que tierna eres Vi.
Joaquín, hermano de Isabella queda sorprendido al verlos entrar juntos a casa.
-¿Eh? ¿Ustedes ya están saliendo?.
-No seas idiota.
Isabella le responde enojada y se abre paso para irse del lugar.
-¿Puedo llamarte cuñado? Es que decirte por mi nombre suena raro, es extraño que nos llamemos los dos Joaquín.
-Llámame como quieras, te escucha Isabel y se va a enojar.
La mirada de Violeta cambia por completo cuando ve que afuera en el patio estaba Renzo, el hermano de Isabella que es un año más grande que ella, esa mirada fría que reflejaba cambia de color al verlo a él, una simple visión la hizo pensar diferente, ella sale de inmediato hacia afuera.
Alex M. Martínez.