Ocho Metros. Parte. – 3.

Joaquín estaba sentado afuera del colegio a la espera de ella, miraba su celular a cada segundo para ver cuánto tardaba, Juan sale del colegio y se topa con él, ambos se miran desentendidos.

—¿Que haces sentado ahí Joaquín?.

Él se encontraba sentado sobre la pared que dividía el colegio de la vereda.

—Esperando a Isabel, tengo una cita con ella.

—No me interesa lo que vayas hacer con ella.

—Se que te interesa mucho lo que pase con ella.

Isabella sale del colegio y se topa con un ambiente pesado, las miradas de ellos dos la hacían poner incómoda.

—¿Estas lista Isabel para nuestra cita?.

Lo decía mientras miraba desafiante a Juan.

—No es una cita.

—Me voy, Joaquín ponle pan a esa nariz, parece un pepinillo, cuídate esa nariz tan frágil que tienes, Isa que buen tiro le diste en la cara.

Juan se va del lugar dándoles la espalda.

—¿Isa? ¿Que es esa confianza que te tiene?.

—No te tengo porque dar ninguna explicación.

Ella se va del lugar.

—Yo solo puedo llamarte así.

—¿Que? Ni si quiera dices bien mi nombre, hace años que nos conocemos y sigues pronunciandolo mal.

—Ese siemore fue tu apodo.

—Eso se te acaba de ocurrir.

Los dos caminan mientras debatían sobre su apodo.

—¿Que es lo que tu madre necesita que compres?.

Joaquín se da vuelta al ver que ella no respondía y se da cuenta que se había distraído viendo una vidriera.

—Hey escúchame.

—Perdon, es que vi este vestido tan lindo.

Joaquín se acerca a su lado y lo mira mientras se imagina a ella caminando con ese vestido puesto.

—Te quedaría lindo.

—Nunca uso vestido, creo que me vería rara.

—Yo quisiera verte con un vestido puesto, serias más linda.

Ella se sonroja al escuchar esas palabras tan cálidas.

—N-N-Nadie pidió tu opinión.

Se va del lugar, Joaquín aprovecha la oportunidad para sacarle una foto al vestido.Al llegar al local, entran y empiezan a ver las vajillas.

—¿Enserio tenemos que comprar platos?.

—Es para la cena de aniversario de mis padres.

—Bien, entonces eligo yo, tu tienes mal gusto para estas cosas.

—¡Callate! Tu no sabes nada.

Una vendedora se acerca a ellos con una sonrisa.

—¿Que necesita la pareja?.

—Estamos buscando unas vajillas que no sean tan coloridas, que tengan un decorado lindo.

—¡Hey niega que somos pareja Joaquín!.

—¿Se están por casar? Son muy chicos.

—¿Que? No, nosotros no estamos ni si quiera saliendo, además él aún es ilegal, tiene diecisiete.

—Perdon, perdón, pensé que eran pareja.

—No, estamos buscando para la cena de aniversario de mis padres.

—Hacen una bonita pareja.

—¿Podria concentrarse en la venta?.

—Vengan, les voy a enseñar lo que tengo.

—¿Cuanto le pagaste para que dijera esas cosas?.

—¿Eh? Nada, ella solo digo eso por ella misma, puedés tenerla como madrina en nuestra boda.

—No nos vamos a casar.

Luego de comparar bajo las miradas sospechosas de la vendedora se van del lugar.

—¿Quieres que vayamos a comer algo?.

—No te aproveches de la situación.

—¿No lo hago, pero tienes hambre, verdad?.

—Bien, vamos, pero te aclaro que esto no es una cita.

—Si, si, como digas.

Ellos siguen su paso, venían distraídos hablando, llegan a una avenida donde Isabella cruza sin mirar, a Joaquín lo invadieron cientos de recuerdos al ver que ella cruzaba, un escalofrío recorrió todo su cuerpo en un segundo, grita su nombre con mucha fuerza y la abraza desde atrás mientras la trae encima con él, alejandola de la calle.

—¿Que estás haciendo de repente Joaquín?.

Él la abraza y esconde su cabeza en su pecho, resguardandola del peligro, la apretaba con una leve fuerza, necesitaba sentir que todavía estaba con él.

—No quiero que nada malo te pase Te estaban por atrope...-

Él levanta su vista y nota que el semáforo estaba en rojo, el auto que supuestamente la estaba por chocar iba a frenar ya que no se le permitía el paso al peatón, tampoco venía con mucha velocidad para sentir la sensación de maldad.Isabella se despega de los brazos dexsu supuesto salvaldor y lo toma de la cara, él estaba con la mirada perdida en la nada, no sabría decir con precisión a donde estaba mirando, solo mantenía sus ojos abiertos por instinto, ella lo observa por unos segundos y sin pensarlo más lo abraza.

—Tranquilo, no va a pasar lo mismo que pasó con Emma.

Él al escuchar ese nombre unido a tantas palabras reaccióna ante la situación que estaba viviendo en el presente y se da cuenta que no fue nada más que su imaginación trayéndole recuerdos desde lo más profundo de su mente.

—Perdon, crei que estaba en verde y no te habías dado cuenta.

Se reía mientras salía de los brazos de Isabella. Ella posa su mano sobre la mejilla de él y sólo mueve el pulgar para tranquilizar su corazón, que entienda con gestos que todo estaba bien.Él trataba de cambiar el ambiente con una mentira que no le servía ya que ella se dio cuenta en el instante que le presto atención a su cara, ambos se van a comer y el ambiente era raro, se sentía extraño, Joaquín se lo veía forzado a mantener esa sonrisa que lo destacaba ya que su mente era un caos, no quería hacerla preocupar más de lo que es debido.Al llegar a casa, él simplemente se despide, como si estuviera prisa.

—Joaquin, si algún día necesitas hablar sobre Emma dime, estoy dispuesta a escucharte, sé que la extrañas mucho.

—Gracias Isabel.

Al decir esas palabras Isabella notó lo angustiado que estaba, su sonrisa no era la misma, sus ojos estaban cristalizados, luchaba consigo mismo para que esas lágrimas tan aliviadoras no salieran, estaba acostumbrado a ocultar lo que pasaba por su cabeza, había creado una jaula en su mente para encerrar esa sensación de querer verla, él sabía perfectamente que no estaba más a su lado, se preguntaba una y otra vez que hubiera pasado si ella estaría aún con vida, que rumbo hubiera cambiado con sus consejos, Isabella no podía entender el dolor que sentía ya que aún no había pasado por ese momento tan horrible de perder a alguien tan cercano, pero desde lo más profundo sentía la necesidad de querer ayudarlo, de que aún, ante todo, siga manteniendo esa sonrisa que hace que se sonroje por dentro.