Dentro de tus ojos, el regreso

Número inexistente

Capitulo 10: “Número inexistente”

 

Esa noche Eloise se había excedido bebiendo champaña, había algo en Jareth que le era conocido, algo en su sonrisa, su voz, su forma de cantar, pero sobre todo en sus ojos, podía ver el cielo dentro de sus ojos, como lo hacía con Sergio, y ese tunel inmenso hacia lo desconocido cuando los miraba, ese abismo gris, indescifrable, que parecía esconder toneladas de soledad. ¿y si no había muerto? y ¿si este Jarteth misterioso era él?,y ¿si cambió su aspecto para no ser reconocido?, su altura es similiar, el filo de su mandibula, su piel ..suave como terciopelo cuando beso su mejilla,  ¿Me estaré volviendo loca? mientras su marido le colocaba el anillo, lo imaginaba a él.Y lo besó apasionadamente con los ojos cerrados, pensando en él, con una lágrima que rodaba en sus ojos, por no atreverse a decirle lo que siente.

Antes había estado buscandolo por todo el salón y una mujer sentada en la barra de tragos, que la vió mirando hacia todos lados la detuvo:

-¿Está buscando a Jareth?

-Sí-tímidamente.

- Todas lo buscan, como el flautista de Hammelin hizo sonar su voz y nos dejó hipnotizadas, es un hombre tan guapo, correcto, limpio, romántico, pero él ya eligió a una morena despampanante de amplias caderas y se fueron- le aseguró la señora con sombrero elegante que estaba totalmente ebria.

Eloise, se fue caminando en zigzag a la galería de flores,y pudo comprobar que lo que decía la mujer era verdad, el tiempo pasaba en las galería y él nunca llegó, se olvidado de ella y del encuentro pactado.

Pasaron dos días, nadie encontraba a Jareth.

Eloise estaba muy preocupada, los japoneses querían hacerse cargo de la empresa, y comprar las acciones de ambos. Él jamás se ausentaba sin avisar, asique fue a su casa.

-Desde la noche de la fiesta que no sabemos nada de él. Estabamos a punto de llamar a la policía.-dijo una de las mucamas.

Eloise comenzó a buscarlo en cada rincón de toda la enorme mansión, y se dirigió a la galería donde  iba encontrarse con él, esa noche.

Le llamó la atención un sobre que había sobre el suelo, debajo de uno de los bancos de madera verdes.

Lo levantó, estaba cerrado y llevaba escrito con letras grandes y de color rojo “La verdad, nunca la olvides”, era su letra, la veía escrita en las notas que solía dejarle en su oficina.

Pero lo soltó, al escuchar los gritos desesperados de un sirviente:

-¡Lo encontré! ¡Está en los matorrales!

Estaba cerca de la galería,¿cómo nadie pudo verlo antes?  Exclamó enojada. Se tomó la cara con ambas manos. No podía creer lo que veía, estaba completamente ensangrentado, y golpeado en el suelo.

Desesperada lo ayudo al joven y entre los dos lo llevarlo dentro de la casa.

Sergio estaba consciente pero muy débil, y solo balbuceaba algunas palabras.

Lo dejaron recostado en su enorme habitación y llamaron a los médicos

Eloise esperaba afuera.

Los medicos llegaron y estuvieron varias horas dentro, cuando se iban Eloise los detuvo.

-¿Cómo lo vieron?

-Usted es..

-Su socia y ..amiga.

-Ah, pense que era su esposa, disculpe. Él está bien, golpeado por una pandilla, pero se recuperará, con reposo y algunas indicaiones que les dejamos a las enfermeras que se quedarán.

-Qué alivio…¿lo puedo ver?

-Fue muy claro y taxativo, cuando nos pidió no ver a nadie.

-Vaya a su casa y descanse, él está cuidado aquí, las enfermeras tienen nuestro número teléfonico por cualquier cosa que pudiera surgir.

-Está bien, tienen razón, pero veré si puedo al menos entrar a despedirme.

Se acercó a una enfermera pidiéndole si podía despedirse de él.

-Dejeme consultarle- y le cerró la puerta de su cuarto en la cara.

-Lo lamento, pero la respuesta es no, el señor Jareth  no quiere que su esposo se preocupe, dice que es tarde, que vaya a su casa.

La mantendré al tanto.

¿Desde cuando se preocupa  por el horario que llego a mi casa? He llegado mucho más tarde y jamás insinuó algo así, y mucho menos por Enrique.

Eloise se sentía confundida, pero cumplió su deseo y se retiró.

Pasaron los días, llamaba casi a diario a la mansión, para saber cómo seguía.Siempre atendía su móvil la enfermera, y le decía que él continuaba haciendo reposo y que no querpia hablar con nadie, que lo disculpara.

Las heridas no eran de gravedad y pronto se reincorporaría, mientras tanto sus abogados se encargarían de todo lo concerniente a sus acciones en la revista.

Pasó un mes.

Eloise llamó a sus abogados cuando supo que había vendido sus acciones al japonés, sin avisarle.

 Lo llamó pero nuevamente atendió la enfermera, asique al oir su voz, colgó.

 Esperaba que él se comunicara con ella, pero el tiempo pasaba y eso no sucedía.

El fin de semana decidió llamarlo nuevamente. Nadie atendió.

¿Se habrá descompensado? Decidió ir a su casa.

Cuando llegó, se sorprendió al ver colgado en el frente de la mansión un cartel de RE/MAX que decía “Se Renta”

Desesperada tocó timbre, pero nadie respondió, hasta que un vecino que pasaba caminando con su perro, le dijo:

-¿Busca a Jareth?

-¡Si! ¿Qué sucedió?

-No vive más aquí, hace como 5 o 6 días que vinieron varios camiones, empacaron  y se llevaron todo.Cuando pregunté me dijeron que estaba todo donado a diversas instituciones, él ya hacía más de un mes que se había ido. Una lástima de haber sabido que no se quería los muebles le hubiera pedido alguno.

-¿Tiene idea dónde fue?- con un hilo de voz.

-No, nadie del barrio sabe nada.

 




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