CAPÍTULO 1

En un pueblo como lovely nada me resultaba nuevo, ni siquiera interesante, las historias que contaban acerca de este lugar eran tan absurdas, pero casi todos los aldeanos las creía, casi; que sirenas por aquí, que hombres lobos por haya, gente que se convierten en sombras y pueden comer ¿pueden comer? No lo sé, pero existían, claro; según las historias que contaban los historiadores de la isla porque en realidad nunca desde que nací había escuchado o visto una de esas criaturas más haya de que según mi hermana la vecina era bruja, obviamente nunca le creí; nunca la había visto asiendo brujería.

Solo eran mitos y leyendas que para un pueblo tan pequeño e insignificante como lovely era importante sobre todo por sus raíces, dicen que fue hecha por un hechicero muy poderoso, pero fue maldecido por una bruja y por eso es la isla más pobre de todo las islas; no puedo creer y no me cabe en la cabeza como un hechicero poderoso se deja maldecir por una simple bruja, otro cuento del gobierno para que no culpemos a la reina de tenernos viviendo una vida miserable y llena de lodo. Sí, lo que más hay en lovely es lodo, ni brujas ni hombres lobos, chupa sangre menos dragones existe en este lugar solo lodo, uno muy apestoso.

Soy una mujer como cualquier otra en lovely, casada con un hombre que le sirve a su reina y con quien he procreado dos hermosos niños. ¿Se sintieron extraños cuando dije su reina? Pues déjenme decirles que esa señora no me agrada. Es mentira todo eso sobre la existencia de criaturas místicas, nada de eso existió nunca solo es un cuento más para que los aldeanos no estudiados se mantengan entretenidos. Aprendí a leer a los doce años y desde ese momento me enteré de toda la falsedad sobre esas leyendas. Es demasiado perfecto para ser real, además si es verdad que fue un hombre muy poderoso que creo esta isla por qué todas las islas al rededor no querían saber nada de esta, curioso no? Aquí están los aldeanos más pobres existentes, trabajan en la siembra y en la construcción. Aquí se da el fruto que se va a otros lugares y aun así somos la isla más pobre conocida que afán. Trato de sacarme el lodo antes de entrar a la casa, no vivo tan mal pese al trabajo que tiene mi esposo y eso me ha traído muchas discusiones con personas envidiosas, sí eso es lo que más hay en esta parte del pueblo de lovely. 

Esta isla se divide en cinco partes; Lovely central donde está el tren y todas las constructoras, la parte derecha hasta la última tierra de atrás se llama lovely del sur donde vivo literalmente un gran bosque, se lleva casi todo el territorio de la isla, nadie en su santo juicio ha querido quitar aunque sea un árbol para seguir construyendo, es por culpa de esa leyenda boba de que está maldito y que viven criaturas que lo protegen, créanme es mentira mi hogar esta frente al bosque, bueno el patio trasero da al bosque y nunca hemos tenido problemas más haya de que se meta un animal a nuestro jardín, en fin seguimos; la parte primera delantera de la isla tiene el reino muy bonito por cierto, hecho de mármol, oro y diamante en bruto; si me preguntan de donde saco todo eso la reina pues de nadie, ese trono siempre ha sido así desde los siglos antepasados, pero es un tango curioso que por su gran riqueza de construcciones ningún rey de otra isla ha querido tenerlo y por último la parte delantera de atrás allí esta lovely del norte donde viven las personas de altos niveles que no son muchas, se cuenta; creo que son alrededor de cincuenta familias.

Mi esposo pertenece a una de esas familias quería mudarse allí, pero le supliqué que no me separara de mi hermana, mi única familia así que él mayormente se queda en ese lugar. Mientras le iba contando todo eso salí al patio otra vez, estoy arreglando mi jardín.

—Mamá al final del mes quisiera que me dejaras visitar a la abuela, hace muchos días que no la veo —Mi hijo primogénito interrumpió mis pensamientos gloriosos, sabía que pronto ocurriría, ya estaban llegando de las pequeñas escuelas donde impartían por solo dos horas historia, sí esas historias de las que no les creo nada. Me quité el guante.

—Hola, ¿Cómo te fue? ¿Cuál fue la lectura de hoy? —se quedó en silencio mirándome esperando lo que quería oír—. ¿Qué no querías pasar las vacaciones en familia?

—Exactamente, pero papá prefiere estar en el norte y tú aquí como se supone que estaremos en familia si ninguno de los dos se ponen de acuerdo —Se me había olvidado lo pronto que estaba creciendo mi muchacho. Hasta me sorprende su inteligencia apenas hablaba hace nueve añosa tras para mí eso no es mucho. 

—Iremos, dos días, tres tal vez —Odiaba estar en ese lugar sinceramente, se quedaban mirando mis rulos oscuros con desagrado poco me peinaba, pero no tenían derecho de mirarme así.

—Hola, mami —Mi pequeña de cinco años entro por la puerta principal gritando aquellas palabras. Acomode los utensilios que usaba en el jardín y entre junto a Darían.

—Hola, nena, ¿cómo te fue..?

—Darían me dijo que iremos donde papá —Ni siquiera dejó que terminara la oración, suspire de cansancio me pesaba demasiado que mencionaran eso. Miré al chico el cual se encogió de hombros.

—Acabas de decir que sí, además no le dije que era seguro —La miró frunciendo el ceño.

—Bueno ya está, Irán donde su abuela en las vacaciones.

—Siiiii! —Gritó la pequeña dando saltos.

—Ay Diana eres una bebé —Contestó su hermano tapando sus oídos, ambos se fueron mientras discutían a su habitación lugar que comparten, entré a la cocina y empecé a cortar rábanos y cebolla para preparar la cena. Por el rabillo de mis ojos se reflejó una luz que entró por la ventana a la izquierda. Levante la cabeza, supuse que fue alguna persona con una lámpara que paso por el lugar, ya estaba oscureciendo.

—Entra, pero no le digas a mamá —Escuché hablar a mi pequeña, no le puse mucha atención, ella suele jugar con mucha imaginación, la vi ir y venir pasar por la puerta de la cocina la cual estaba sin puerta digamos así. Primero llevo sus juguetes luego una colchas.