1.

El teléfono de Felix sonaba de manera insistente, era la cuarta o quinta vez que llamaban mientras él seguía en la ducha.

—Amor...— entro al baño y lo llamo preocupada — es la quinta vez que suena tu teléfono ¿Quieres que responda?

— ¿Qué? — cierra la ducha y sale con una sonrisa —no te preocupes ya me ocupo.

Se envuelve la toalla en la cadera y sale del baño en busca de su teléfono.

Ocho años, ese es el tiempo que llevamos casados y nueve desde el primer día que nos conocimos en un after office al que su hermano lo obligó a ir y al que yo solía ir los jueves con mis amigos para cortar la semana.

Los dos llegábamos de un punto sin retorno, nos habíamos visto obligados a comenzar de cero, veníamos de relaciones tóxicas y peligrosas, por ese motivo la confianza, para nosotros es todo. Lo primero y lo último es confiar en nosotros, porque si no confías en tu compañero ¿qué esperanza nos queda?

Desde que nos conocimos nuestras vidas cambiaron mucho. Yo era la asistente del gerente de recursos humanos de un laboratorio de primera línea. Felix era uno de los dueños. Un año fue el tiempo que tardó en pedirme matrimonio, un segundo fue lo que tarde en decirle que sí, es y será el amor de mi vida.

—Mami— India se acerca sosteniendo la cinta de su uniforme en las manos.

— Te ayudo— susurro poniéndome de rodillas para pasar la cinta bordo por el cuello de su camisa.

India nació hace siete años, no la esperábamos pero nos hizo la pareja más feliz del mundo. Desde que vimos sus ojos por primera vez supimos que ser padres nos encantaba y decidimos que queríamos más hijos. Lamentablemente algo pasó, un cáncer nos quitó las posibilidades y así aprendimos que el dinero no lo es todo en la vida.

Muchos criticaron nuestra decisión de no adoptar niños, pero debo admitir que fui yo quien no quiso, cuando me vaciaron deje de sentirme mujer. Es ridículo, lo sé, pero así lo sentí y la poca energía que me quedaba fue destinada a mi recuperación, a Felix y a quien fue mi luz en el camino, India.

—Tengo que salir— Felix baja las escaleras corriendo, mientras acomoda su corbata — ¿Puedes llevar a India a la escuela?— deja un beso en la cabeza de nuestra hija y levanta la mirada hasta encontrarse con la mía — Te amo— susurra acercándose a mis labios.

—Te amo— susurro sobre los suyos

Lo veo acercarse a la puerta y, casi, no puedo creer que siga tan guapo como el día en que lo conocí, es como si los años lo hicieran cada vez más atractivo.

— ¡Ey!— se gira antes de salir — a las tres paso por ti— sonrió al darme cuenta que no olvido ese detalle.

Hoy debo ver a mi oncóloga, es una consulta de rutina pero es mi primer aniversario desde el alta médica y Felix jamás dejo de acompañarme, siempre estuvo a mi lado sosteniendo mi mano.

—Gracias— respondo con una enorme sonrisa mientras el guiña un ojo y sale por la puerta.

Después de dejar a India en la escuela vuelvo a casa. Desde que el cáncer se hizo presente en mi vida deje mi trabajo y no me quejo, tengo la posibilidad de hacerlo sin que esto afecte nuestra vida. Cuando me encuentro sola en casa me invade una sensación de angustia, me siento inútil. Bueno, sola no estoy nunca, desde que mi suegra quedó viuda vive con nosotros. Lilí fue y es una enorme compañía para mí.

Mi teléfono suena y es un mensaje de mi amiga Jasmine:

Jas: yoga a las 11?

Eva: como siempre.

Una hora de Yoga al día con mi amiga, es una de las mejores cosas de mi mañana, eso y desayunar con Lilí, mi suegra.

—Está el café caliente— me avisa mi suegra cuando me ve pasar por la puerta de la cocina— ¿Felix se fue temprano?

—Si— respondo sorbiendo mi café — debió pasar algo en la oficina...

—Este chico tiene que relajarse— comenta mordiendo una tostada untada en mermelada— tal vez unas vacaciones...

—Tal vez cuando India tenga sus vacaciones...— muerdo la tostada con queso y cierro los ojos cuando el sabor invade mi boca.

**

—Me Engaña— Jasmine me entrega una botella de agua y se sienta en su tapete de yoga a mi lado — estoy segura.

— ¿Pero que obsesión tienes con eso? — pregunto entre risas.

Jasmine vive buscando fantasmas en su matrimonio, cree que Héctor la engaña con una mujer más joven, más rubia o delgada.

—Lo juro— vuelve a darle un trago a su agua — lo escuche hablando en susurros en el baño.

— ¿y?

— No sé cómo podes ser tan confiada Eva...

Levanto ambos hombros — Felix no me da motivos, confío en él. Después de todo lo que pasamos...— suspiro — sería estúpido dudar de nuestro matrimonio. 

—Es que Felix es un amor...— sonríe— pero ¿Héctor? Héctor es un maldito...

— La semana que viene es tu aniversario— le recuerdo— ¿y si está planeando algo?

Jas se me queda mirando mientras procesa lo que le dije.

—Más vale que sea eso...— se pone de pie y me ofrece su mano para que la imite.

**

—Señora y señor White— la doctora nos saluda como siempre— bienvenidos, pasen. ¿Cómo se sintió? — me interrogo en cuanto tome asiento frente a su mesa.

—Bien— respondo sinceramente. Desde que tengo mi alta no tuve ninguna molestia — la verdad muy bien.