8.

Dos semanas pasaron desde que salí del hospital, odie estar ahí, me trae tan malos recuerdos.

Durante los días que pase en el no quise recibir visitas, las únicas dos personas que quería conmigo eran a India y a Lilí que desde que murió mi madre ella fue mi sostén tantas veces. Llore con ella, insulte a su hijo y luego me arrepentí, pero ella sonrió y me dejo desahogarme, muchas veces me dijo que ella misma había insultado a Felix, pero no le creí. Hasta que Rita y mis amigas me lo confirmaron.

Hace unos días me dieron la mejor noticia del mundo, lo que habían visto en mis estudios resultaron ser quistes benignos y fueron extirpados en una cirugía rápida.

Hace tres semanas no sé nada de Felix. Por un lado creo que este tiempo sin él me hace bien, aun siento y, creo que, siempre sentiré un rencor muy profundo por todo lo que pasó. Por otro lado lo extraño como nunca lo extrañe desde el día que nos conocimos. Mi cabeza no deja de torturarme ¿Estará con ella? ¿Habrá tenido a su hijo?

Mi estado de ánimo es muy cambiante, hay momentos en que intento odiarla pero no puedo. En algún punto siento que ella me complementa, que ella es la mujer que Felix siempre debería haber tenido, una que pueda darle todos los hijos que yo no pude. En otros momentos quiero matar a ambos y saco la fuerza para seguir delante de solo pensar que si algo llegara a pasarme mi hija iría a vivir con esa gente, que no sé quiénes son ni como la tratarían, y eso no sucederá...

Lleve a India al colegio como todas las mañanas y salí a caminar por el parque. Jas y yo suspendimos las clases de yoga hasta que me sintiera mejor. Mientras camino me detengo en un carrito para comprar un café y sentarme a beberlo tranquila mientras observo a la gente imaginando que tienen problemas peores que los míos. Es gracioso porque todos pensamos que nuestros problemas son más graves que los de otros, no importa si es una deuda de juego, una factura de servicios vencida, una discusión con tus padres o que tu esposo tenga otra familia, para cada uno de nosotros nuestros problemas son los peores del mundo.

— El café no es bueno...— Felix se sienta a mi lado, esta tan guapo como siempre — me alegró que me llamaras...

— Necesito que hablemos sobre cómo serán las cosas con India de ahora en más, pero no es algo que podamos hablar en un parque— le digo sin mirarlo — Esta noche India ira a casa de una amiga a una pijamada, puedes venir a la casa y hablaremos.

— ¿A qué hora?

— India se va a las cinco... Puedes traer un abogado si quieres— me levanto y tiro el vaso en el cesto junto a la banca.

— No hace falta Eva...— se pone de pie y me mira. Intenta acercarse y yo me alejo un paso.

— Eso es todo Felix.

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Mar-Tinez