Desarreglados

Capítulo 2

Dejo mis cosas en mi nuevo cuarto es bonito e impersonal, exactamente igual que el que tenía en casa de mis padres. Nada cambia, todo sigue igual, la única que cambia soy yo. Resoplo antes de abrir el armario y ver ya todas mis cosas, ropa y zapatos perfectamente colocados. Abro la persiana para darle más luz al lugar, todo está muy oscuro para mi gusto.

Dejo mi violín encima de una silla, dejo mi bolsa con maquillaje en mi baño y vuelvo a salir para sentarme en la cama. Me siento a pensar en como puede o no cambiar mi vida, no creo que haya mucha diferencia a cuando estaba en mi casa. Lo único diferente es que ya no están mis padres y tampoco los suyos, vivimos solos con algunos de los empleados de esta mansión.

— Princesa. — levanto la cabeza para ver a mi hermano, a veces me parece hipócrita que me tenga un apodo cariñoso. — Tengo que irme. — asiento. — Nos vemos.

— Adiós. — me da un beso en la mejilla y se marcha.

Guardo mis lágrimas antes de levantarme medio doblada, los moratones de mi costado no van a desaparecer pronto, aunque si que espero que antes de la boda. Nadie va a ver mi costado pero el vestido lleva corset y con los moratones va a ser insoportable llevarlo.

— Ida. — me doy la vuelta para mirar a Isaac. — ¿Bajas?

— ¿A qué? — digo fastidiada.

— Mis amigos están aquí.- dice con voz de niño pequeño. — Quieren verte. — rueda los ojos.

— Bajo en cinco minutos.

— Vale.

Termino de ver la habitación y de ordenar un par de cosas a mi propio gusto y después bajo a la recepción de la casa. El mayordomo me avisa de que todos están esperándome en el jardín de la casa, le respondo con una sonrisa y me dirijo a esa parte de la casa.

Al llegar al jardín no solo están los tres hombres sino también una chica sentada al lado de Ethan, se ve como las típicas chicas con las que se acuesta, por algún motivo que no entiendo le gustan las chicas que se ven tímidas. Supongo que será algún tipo de fetiche.

Al llegar saludo a los dos amigos de Isaac como de costumbre, con un beso en la mejilla y después le doy un pequeño beso en los labios a mi prometido, y me siento a su lado. Incluso cuando no fingimos nos sentamos uno al lado del otro, creo que ya lo hacemos por costumbre, al final llevamos cuatro años con esto.

— Cuñada, ella es Produnce mi novia.

— Encantada de conocerte. — me sonríe la chica.

— Igualmente. — Isaac me pasa un té, el mismo que tomo siempre que iba a la mansión de sus padres. — Gracias cielo. — le sonrío antes de darle un sorbo a mi té.

— Ethan comentó que estás estudiando educación infantil. — asiento. — Debe de gustarte mucho los niños.

— Si, la verdad es que si.

— Entonces de seguro ustedes tendrán muchos. — no me tenso, al principio cuando mencionaban algo relacionado con los niños me pasaba, ahora ya es algo normal. Todos esperan que tengamos un hijo en los primeros dos años de matrimonio.

— Seguro. — sonríe Isaac fingiendo.

— Se casan muy jóvenes.

— Llevamos saliendo desde hace cuatro años. — es mi única respuesta.

— Si bueno, pero tú todavía ni has terminado la universidad. — me guardo mis palabras. — Todavía te falta mucho por vivir, ¿no quieres explorar más?¿viajar?

— Puedo explorar con mi marido, puedo también viajar con él. — la reto con la mirada. — Sino es tu vida, ¿por qué te metes?

— No sé, me da que pensar que una chica de veintiún años se vaya a casar, ¿no irás detrás de su dinero? — Ethan tira de su brazo para que se quede callada.

— No te consiento que creas que mi prometida es una aprovechada. — dice enfadado. — Respetala. — lo tomo del brazo antes de que se levante.

— Isaac. — lo llamo. — Ey, da igual lo que ella crea o diga, ¿si? — él asiente y vuelve a sentarse adecuadamente en la silla. — Tengo clase de violín esta tarde. — lo aviso.

— Yo te llevo. — asiento, si le llevo la contraria en estos momentos lo más seguro es que acabemos discutiendo, y no es lo que quiero.

— Lo siento, no debí hablarte así.

— No te preocupes. — le sonrío y vuelvo mi atención a mi té.

Hablan un rato más, ni la novia de Ethan ni yo participamos en la conversación. Ella supongo que por vergüenza, yo por costumbre. Me gusta el silencio y las personas calladas, con ellas no siento la necesidad de estar hablando constantemente o no me siento incómoda por no decir nada.

— Nos vemos para tu cumpleaños. — me sonríe Spencer antes de irse.

— Nos vemos cuñadita. — dice antes de darme un beso en la mejilla y salir del jardín con su novia.

Me quedo sentada mirando el bonito jardín, aquí podría salir a tocar el violín aunque tendré que preguntarle a Isaac sino le importa. En casa solo podía tocar el violín en mi cuarto y siempre que no hubiese nadie en casa a quien pudiese molestar.

— Tengo que irme a trabajar, luego nos vemos.- solo asiento.

 

Termino de atarme el lazo del vestido, me coloco los tacones marfil y me veo en el espejo. Me gusta el reflejo pero me siento incómoda, todavía me duele el costado, lo tengo muy magullado y el vestido se ciñe mucho en esa parte.

Dejo de mirar mi reflejo cuando escucho unos golpes en la puerta, seguramente sea Isaac para que bajemos juntos. Sonrío intentando ganar la confianza que no tengo, tomo varias respiraciones seguidas antes de armarme de valor y abrir la puerta de mi cuarto.

Isaac se muestra serio pero me da una pequeña sonrisa para que me relaje, algo que ambos tenemos en común es lo poco que nos gustan estas fiestas. Si por mi fuese celebraría mi cumpleaños con una pequeña fiesta o directamente no lo celebraría, pero eso me haría ver muy mal ante nuestro circulo social y es algo que ni yo ni Isaac nos podemos permitir.

Bajo las escaleras de la mansión de mi prometido bajo la atenta mirada de todos los invitados. Por increíble que parezca los conozco a todos por las innumerables fiestas de sociedad, mis cumpleaños, los de mis padres, los de mi hermano y por supuesto los de Isaac. La gran mayoría de las personas aquí presentes son mucho mayores que nosotros pero como siempre se encarga de recordar mi padre están por debajo de nosotros.




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