Supongo que en algún punto debía suceder, conocer a los vecinos, tenía tres, la vecina de la puerta de al lado era una mujer que no estaba casi nunca, sólo la veías con suerte salir o regresar, los vecinos de en frente del pasillo, una pequeña familia con un bebé encantador, que le gustaba mucho llorar a las 4 am al parecer y por último la vecina del departamento 17, una chica de unos 20 años, gentil y bonita, delicada como una rosa, el único problema eran sus amigos, sus ruidosos amigos.