Descifrando a Mr. Phoenix (en Edición)

Capítulo 0011 - El Regalo

Quien se presentó frente a mí, hizo que comenzara a cuestionar mi propia cordura. Mis manos temblaron al ver la figura del señor William Phoenix que se manifestaba en la plataforma al vacío. Era una imagen proyectada en el aire dándole una apariencia real que creaba la ilusión que el mismísimo William siguiera con vida y estuviera hablando conmigo. Parecía salido directo de alguna película. 

—Señorita Glitch, supongo que está algo confundida.  Lo mejor sería que mantenga la calma —dijo el caballero frente a mí, quien era la viva imagen del fallecido, en su rostro artificial se dibujaba una sonrisa. 

—¡Pero si usted está muerto! —balbuceé mientras comencé a impulsar la silla en dirección suya para verlo con más detenimiento.

—Si me han encendido… —respondió, mostrándome un gesto triste—, es porque ha sido así. 

—¿Qué eres exactamente? 

—Un modulo de consciencia interactivo —respondió aquella figura y justo como lo haría el señor William, escondió sus brazos tras la espalda para caminar de un lado a otro en la plataforma—. Soy una diminuta parte del señor Phoenix, un respaldo de parte de su conciencia.  Mi memoria interna conserva sus recuerdos, vivencias y conocimientos.  Mi único cometido es asistirlos en este nuevo capítulo de sus vidas.

—¿Eres una clase de inteligencia artificial? —pregunté sin comprender mucho, pero tratando de entenderlo todo. Fui hasta la plataforma, y estiré el brazo, en un intento de tocar la imagen. La versión holográfica de William caminó hasta mí y también hizo lo mismo. Nuestras manos intentaron tocarse, la mía quedó en el aire, teniendo contacto con la nada. 

—Si lo comprende de esa manera pues sí, está en lo correcto. Solo que conservo en mi sistema una copia exacta del contenido neuronal del William fenecido. —Él pausó, quedándose estático por unos segundos, para luego volver en sí—. ¿Ha comprendido?

—Sí… bueno, creo. Pero, —pausé, encontrándome con su mirada artificial—, ¿qué hago acá? Yo era una simple empleada. 

—Para mí, usted fue muy importante —Aquella  figura cambió su tono de voz, mostrándose menos robótico y más como el William que un día conocí—, representó aquello que no tuve, una familia. Es por eso que requería de su presencia. 

—No comprendo. 

—Mi legado, todo aquello que he dejado atrás, con mi ausencia, requiere de alguien que lo aprecie y lo cuide con el mismo esmero que una vez yo lo hice —comenzó a explicar, mientras yo observaba con detenimiento—. Aquí es donde entra mi hijo Evan. 

—Repito, ¿qué tengo que ver con esto? —indagué. Comenzaba a estar ansiosa.

—Evan es especial. Usted lo ha conocido, debió haber notado eso —señaló aquella copia de William, con una voz muy tranquila. 

—Sí, vaya que es especial —dije con ironía, recordando a aquel curioso y pedante caballero. 

—Cuando todo esto fue preparado, concluí de que Evan no podía estar solo. No mientras esté tomando mi lugar en la empresa que con tanto sacrificio es lo que es hoy. Es por ello que la necesito a usted en esto —explicó, muy derecho y con las manos tras la espalda una vez más. 

—¿Por qué yo? ¿En qué me necesita? 

—Rebecca, le he dejado un regalo —expuso y mi corazón palpitó fuerte con la expectativa de lo que sería aquel obsequio—. Solo con una condición, necesito que esté al pendiente de mi hijo. 

—Pero es que su hijo es un adulto —insistí. No podía comprender lo que decía aquella imagen de mi fallecido jefe. Nada desde su repentina muerte había hecho lógica.  

—Efectivamente, Evan no es un niño, tampoco le estoy pidiendo que cuide de él como se haría con un infante. Con mi hijo la situación es un poco más complicada. —El hombre artificial parecía pensativo, como si organizara sus pensamientos para explicarme todo. 

En medio de la plataforma apareció lo que simulaba una silla de madera, la cual el William artificial usó para sentarse y crear la ilusión de que aquella conversación era normal, cuando era todo lo contrario. 

—¿Complicada? ¿A qué se refiere? 

—Como escuchó, Evan es especial. Su capacidad mental es distinta, se podría decir que es superior a la del hombre promedio. Esto, no le permite encajar correctamente. 




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