Capítulo 1001 - El encargo de Duncan Morris

DUNCAN MORRIS 

Rebecca evitaba devolverme la mirada, y el entrometido de Phoenix  esperaba atento por que ella se decidiera a hablar.  Ambos parecían ocultar algo. 

—Becca, ¿qué sucede?  —indagué.

—Ya que había notado cierta complicidad entre ustedes, pensé que le había contado a Morris, señorita Glitch —intervino el estúpido. 

Ella remojó sus labios y tras dudarlo un poco se decidió en abrir la boca. 

—Resulta que William me dejo el veintidós —soltó y bajó la mirada, lucía avergonzada.  

Inmediatamente sentí una punzada en el pecho. 

—¿Qué? ¿El veintidós de qué? —cuestioné dudoso, mientras ella mantuvo sus ojos hacia la mesa, evasiva. 

—El veintidós punto seis porciento de las acciones para ser exactos —interrumpió Phoenix. 

—Pues sí, eso —dijo con timidez, y sin devolverme la mirada agarró una de las copas que descansaba en la mesa y tomó un sorbo de ella. Phoenix por otro lado, sin preguntar, estiró el brazo, agarró mi copa y bebió. Sentí un impulso de ponerme de pie, y darle un puñetazo a ese mamarracho pero apreté los puños y lo dejé pasar. 

—La concentración de alcohol es demasiada, debería tomar con moderación —comentó a Rebecca, obviando por completo mi presencia en aquella mesa.  

—¿Por qué no me habías comentado sobre esto? —cuestioné, intentando no alterarme frente a Phoenix—. Sabes que estaba muy al pendiente del asunto de las acciones. 

—Escucha, esto acaba de ocurrir. Yo firmé hoy, lo juro. Iba a contárselo, precisamente quería hablar de eso esta tarde, pero...

—Supongo que por la interrupción —dije mirando a Phoenix, quien no parecía entender que su presencia resultaba una molestia—.  Becca, yo... —Me quedé sin palabras. Por un instante no supe qué decir, no frente a aquellos ojos que me observaban de manera tan intensa, casi sin pestañear—. Sin intención de ofender, no comprendo por qué han dejado tanta responsabilidad sobre tus hombros —comenté a Rebecca, quien de inmediato se sonrojó—. Y usted, ¿está de acuerdo?, es decir, ¿era su parte, no? —indagué observando al excéntrico tipo que solo parecía interesado en mirarme fijamente. 

—Entiendo que William debió tener sus motivos —dijo—, confío en su criterio al elegir a la señorita Glitch para que trabaje mano a mano con nosotros. También creo comprender porque no fue usted quién recibió esta parte, algo que obviamente esperaba. 

—¿De qué habla? —pregunté incómodo, no lo quería diciendo ese tipo de cosas frente a Rebecca. 

—Está decepcionado, lo puedo ver en su rostro. Sus gestos son irregulares, la comisura de sus labios no está alineada, su mandíbula luce apretada, lo veo desencajado —señaló y yo respiré profundo para no acercarme y partirle la cara—. Dígame, ¿le alegra que una buena amiga suya, una persona que veo le interesa románticamente, tenga más poder que usted ahora mismo? 

—Claro que me alegra… me alegro mucho  —aseguré sonriente—. Pero debes comprender que no será fácil para ella. 

—Creo que usted está mintiendo —espetó Phoenix.

Becca agrandó la mirada en dirección al hablador. 

—Dígame, ¿a qué vino? —cuestioné, subiendo la voz, algo que provocó que Rebecca también me observara confusa—. No lo veo con intenciones de conocer a nadie. Más bien, parece empeñado en crear enemistad. 

—Entiendo que es pertinente conocernos cómo somos realmente. 

—¿Me estas tildando de mentiroso entonces? —Apreté la mandíbula, estaba perdiendo la cabeza con este hijo de puta. 

—Bueno, es lo que dice su lenguaje corporal. 

Mordí mi labio inferior, apreté los puños. Becca por otro lado tenía la mirada perdida y el rostro ruborizado. Mientras, Phoenix estaba como si no hubiese hecho nada. Él parecía burlarse de mí, y aquello era algo que no podía seguir tolerando. 

—Debo irme —solté sin más y ella no protestó, pareció comprender que yo no me sentía cómodo con ese hombre cerca—. Becca, yo…