Descifrando a Mr. Phoenix (en Edición)

Capítulo 1100 - En el hogar del señor Phoenix

Solo pude pensar que el señor, antes de ir hacia mi casa a pedir ayuda, le había informado a los empleados sobre su estado. Era la única razón lógica para que todos lo estuvieran esperando bajo la lluvia. Aunque, ¿quién en su sano juicio hace algo así, esperar?, ¿cómo te quedas parado como si nada bajo una lluvia como esta?, me pregunté. Mientras tanto, mi madre también bajó del auto, quién no pareció notar que aquella mujer se parecía mucho a ella. Quizá por la lluvia, o porque tanto como yo andaba más preocupada por el señor que en cualquier otra cosa. 

—Bienvenidas —volvió a hablar la mujer, con una calma tremenda a pesar de que la lluvia nos empapaba. 

—¿Estará bien? —pregunté y sin escuchar una contestación busqué seguir la ruta que el hombre había tomado con el señor en brazos, pasando entre algunos empleados domésticos que reconocí de años atrás, quienes de inmediato se dispersaron, con excepción de unos cuantos que fueron también tras de él. 

—No se preocupe, señorita Glitch —dijo la mujer adoptando una voz mas potente, al tiempo que me alcanzó y puso sus manos sobre los mangos de la silla haciendo que yo me detuviese. 

Entrar a la mansión provocó en mi las mismas sensaciones de la primera vez. El lugar conservaba aquella apariencia lúgubre de paredes color hueso y techos de madera, que le daban un aire de masculinidad al lugar sin perder su elegancia. La iluminación era tenue, quizá debido a la hora pero el ambiente era alumbrado ocasionalmente por las centellas en el firmamento, que hacían que mi corazón diera un vuelco cada vez que el resplandor iluminaba por completo la casa a través de la gran cantidad de ventanas. 

La sala de estar era inmensa tanto que aunque quise seguir a los dos hombres, me sentí perdida por un instante. Mamá iba a mi lado, boquiabierta, impresionada de la maravillosidad de aquel lugar. 

—Todos lo esperaban afuera, ¿no es la primera vez que le pasa?  —pregunté a la misteriosa mujer, quien no había visto la primera vez que visité la mansión.

—No, señorita Glitch. No es la primera vez que ocurre. 

—¿Por qué le pasa eso? ¿Está enfermo?

—Sería mejor que el mismo se lo explique cuando se recupere —comentó la mujer con amabilidad—. Entienda que yo solo soy una herramienta más aquí, no debería hablar de su padecimiento.  

—Entonces, ¿estará bien? —intervino mamá con sus brazos cruzados mientras seguía con la vista fija en sus alrededores. 

—Por supuesto, así que les recomiendo que se pongan cómodas y simplemente esperen —ofreció—. Así él podrá agradecerles personalmente cuando se recupere. 

—No lo sé yo… —Observé a mi madre, buscando una respuesta en ella. No veía del todo bien quedarnos allí. 

—Está lloviendo a cántaros. El señor Phoenix se molestará conmigo si las dejo ir con un clima tan peligroso como el de esta noche —señaló la señora y sacudió la falda de su oscuro atuendo de mucama. 

—Tiene razón —Mi madre encogió sus hombros—. Es peligroso, además este lugar también es tuyo, ¿no?

—¿Cómo lo…?

—Sí, él me comentó que habías firmado —interrumpió. 

La mujer se acercó a mi silla y colocó una mano sobre mi hombro. 

—Así es, también es su casa, por ende mi deber es asistirle en todo, señorita Glitch. Mi nombre es Rosemary, o me pueden llamar Rosie, como gusten —dijo con una voz dulce, también similar a la de mamá, solo que más pausada—. Estaré complacida de servirles. 

—De acuerdo, nos quedaremos entonces. 

—Con gusto las llevaré a sus habitaciones y no se preocupen, están provistas con ropa fresca y de la talla de ambas —explicó, dando un paso al frente, para así guiarnos por un pasillo que terminaba en unas escaleras. 

Mientras atravesábamos el pasillo, noté que en las paredes colgaban fotos familiares, un William muy joven, con un escuálido y sonriente niño de cabello oscuro. Me detuve para observar con detenimiento. Aquel pequeño en las imágenes debía ser Evan, pero había algo distinto. ¿Por qué ya no sonreía?¿Y por qué las fotos parecían tan antiguas?

—Mamá psst —susurré acercándome a ella, para tirar de su mano. De inmediato se puso de cuclillas y acercó su oreja—. Mira las fotos, ¿qué le pudo haber pasado al señor?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.