Descifrando a Mr. Phoenix (en Edición)

Capítulo 10001 - El hallazgo de Duncan Morris

DUNCAN MORRIS

Luego de yo haber sido capaz de controlar la situación, el capullo de Phoenix fue quien se llevó el crédito de haber resuelto todo. Cuando más bien causó daños en uno de los lugares más usados del edificio. 

Las personas al salir, muchos siguieron al ‘super hombre’ que había sido capaz de romper un cristal blindado con su codo y seguir caminando como si nada. 

No solo captó la atención de la prensa, sino que tras de él se movía Rebecca, siguiendo el charco de sangre que él dejaba a su paso.

La prensa comenzó a seguirla. Algunos eran lo suficientemente inteligentes para comprender que ella era la supuesta Alicia. Pero no solo ellos querían hablar con ella, yo debía decirle que no se preocupara, que la protegería, de paso disculparme con ella y consolarla. 

Rebecca fue cortante y mientras iba en competencia por su atención, con un par de reporteros, ella simplemente me ignoró como si yo fuese un desconocido más. 

Los idiotas que iban a mi lado, sedientos de información, al ver que ella se alejó me acorralaron a mí como una especie de premio de consolación.  

Aunque despreciara a esta bandada de buitres les correspondí con la mejor de mis sonrisas. Mientras tanto Rebecca se alejaba. 

—¿Tiene una idea de quién podría ser el responsable? —preguntó una rubia con su cámara flotando muy cerca de su hombro, un cacharro esférico similar a un ojo flotante. 

—Es algo que consultaré ahora mismo con la división de seguridad informática —respondí. 

—¿Es posible que esta intervención venga desde adentro? 

—Es posible —exhalé. ¿Cómo podían preguntar tanta estupidez, sabiendo que yo ignoraba las mismas cosas que ellos? ¡Por Dios, acabábamos de salir! 

—¿Qué nos dice del señor Phoenix hijo? —preguntó otro reportero—. ¿Cómo es trabajar con él? 

—Ha sido un placer. Es como si la empresa continuara con el señor William —señalé, mintiendo ya que nada era igual. De hecho, no tenía idea de cómo mantendríamos a flote este barco.

—¿Es cierto que la señorita Rebecca Glitch forma parte de los accionistas de Talos? 

—No hay por qué negarlo, Becca Glitch conoce la empresa mejor que nadie —mentí de nuevo—. Estoy más que complacido de que sea ahora una de aquellas personas encargadas de continuar el legado de William —señalé con entusiasmo—. Estoy seguro que ahora Talos Tech tomará una nueva y mejor dirección. Sé que, la señorita Glitch, el señor Miller, nuestro nuevo CEO, el señor Phoenix y este servidor, daremos lo mejor de nosotros, para hacer de esta nueva etapa una llena de éxito —concluí, al tiempo que abotoné mi traje. Hablé con un entusiasmo que hasta creía ajeno de mí. 

—¿Es cierto que usted pensaba que sería el nuevo CEO? ¿Y qué todo esto lo tomó de sorpresa? —preguntó la joven reportera, y fue ella quien me tomó desprevenido. 

—Creo que a todos nos tomó por sorpresa la presencia del señor Phoenix hijo tras la muerte de William —contesté con serenidad tras una corta pausa, cuando hubiera preferido mantenerme el silencio—. Pero esto no es una competencia, confío que la empresa está en buenas manos. Creo que no hay mejor persona para continuar el trabajo del señor Phoenix que su propio hijo —sonreí. 

La atractiva muchacha pareció satisfecha con mi respuesta, pero justo cuando estaba a punto de preguntar algo más, la interrumpí. 

—Ahora si me disculpa, hay un asunto importante que resolver, como les comenté minutos atrás, les daremos más información mediante una conferencia de prensa. 

—Pero señor Morris… —Iba con algo más, pero seguí de largo, había mucho que hacer, o todo se iría a la verga. 

Estaba preocupado, pues ocurría mucho a la vez. Teníamos a un intruso queriendo lacerar nuestra imagen, mientras la empresa estaba siendo liderada por un grupo de personas, que, a excepción mía, no creía que dieran la talla. Por un lado había un maldito excéntrico que intentó expulsar a más de la mitad de los empleados. Miller, otro de los accionistas mayoritarios,  era un viejo senil que no le importaba nada. Luego estaba Rebecca, quien no sabía nada de administración, pero que tal vez podía ser manipulable. 

Debíamos estar todos reunidos, tratando de resolver este asunto, pero al contrario, habíamos tomado rumbos separados. Así que con la idea de que a mí me tocaría resolver este asunto a solas, me dispuse a caminar hasta mi despacho. 




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