Capítulo 10010 - La petición de Evan Phoenix

—Me refería a mi padre y su madre, así que el uso del plural es el correcto, no se asuste. 

—Lo que no comprendo es cómo pasó —Mordí mi labio inferior—. No sé cómo explicarlo, pero me parece tan raro. 

—Verá, señorita Glitch, cuando existe algún lazo afectivo entre dos personas, es posible que lo manifiesten mediante el acto sexual —explicó el señor Phoenix con naturalidad, como si no estuviese hablando de algo que me para mí era chocante—. En el caso de una pareja heterosexual, el macho inserta su… 

—¡Por Dios! ¡No sea tan gráfico! —exclamé. Lo menos que quería era pensar en lo que podrían haber estado haciendo mi mamá y el señor Phoenix—. A lo que me refiero es que no sé cómo y cuándo se dio eso. 

—De nuevo me he equivocado —señaló muy pensativo—. Es decir, de saber que usted desconocía de la relación que mantuvieron ambos, me lo hubiera callado. No quería alterarla —agregó, mientras observaba los puntos de sutura en su brazo—, no hoy. 

El auto nos llevaba de manera automática de vuelta a la mansión, a donde había pedido regresar mucho antes de haber concluido con el entierro de William. 

—Oh Dios... Pero y mi papá, ¿Habrá sido antes de su muerte? —pregunté de la nada, ya que él parecía saber más de mi madre que yo misma—. Entonces, es por eso que verlo causó tal impresión en ella, porque sabía de lo de ambos, algo que ella por razones obvias quería ocultarme. 

—Debería hablarlo con su madre —dijo un tanto evasivo y se concentró en su reloj, el que presionó unas cuantas veces, haciendo que una pequeña pantalla holográfica se mostrara frente a sus ojos, con una repetición de la intervención de El Gato. 

Quise seguir conversando y desahogarme un poco, pero aquello le preocupaba demasiado y no podía culparlo de ello, habían problemas más importantes que mis asuntos personales. 

°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•

Al llegar a la mansión, no solo mamá nos recibió muy preocupada, estaba rodeada del personal. Pero ella se les adelantó y fue hasta nosotros, alarmada en especial al ver la ropa de Evan manchada de sangre. Los demás se limitaron a mantenerse un tanto alejados de nosotros. 

—¡Por Dios, muchacho! —exclamó al mirarlo—. Vimos lo que pasó en el homenaje de William, ¿cómo están? —preguntó poniéndose de cuclillas frente a mí, acariciando mi rostro con nerviosismo.  La expresión en su rostro estaba torcida y la piel bajo sus ojos conservaba restos de su delineador de ojos. 

—Estamos bien, no te preocupes —respondí sin evitar su toque, aunque me parecía incómodo tenerla cerca. 

—Pero, ¿se sabe algo de quién pudo haber sido? —preguntó muy nerviosa, buscando una respuesta en Evan. 

—Hay un equipo encargado de eso. Solo nos queda esperar —respondió el señor Phoenix muy pensativo mirando su herida. 

—Los rumores no son los mejores, no sé si han visto algo —dijo ella y colocó una mano sobre mi rodilla, dando una leve palmadita. 

—No he tenido tiempo para ver nada, creéme —respondí evitando chocar con su mirada. 

—Han analizado el mensaje de mil formas, y hablan de que o eres hija de William,  o que te acostabas con él. 

—¿Qué? 

—También los vinculan a ustedes dos. —Miró tanto a él como a mí. Mientras, de manera inevitable me sonrojé y lo busqué con la mirada. Phoenix lució desinteresado, volvió a mirar su herida y abrió la boca:

—Si me disculpan, debo ir a revisarme —dijo con serenidad, marchándose con sus empleados, quienes le siguieron de manera ferviente. 

Al quedarnos solas, impulsé la silla con los brazos buscando alejarme de mamá. 

—Becca, ¿pasa algo más? —preguntó, pero yo seguí en dirección de la mansión. 

—Creo que necesitamos hablar —señalé y me alejé, pero ella aceleró el pasó y alcanzó mi silla. 

Me guió hasta una terraza inmensa desde donde se podía apreciar la vegetación adyacente a la mansión. Una gran cantidad de arboles iban cuesta abajo, hasta llegar a un cuerpo de agua que su enormidad solo se comparaba en hermosura.  Los vivaces colores en el firmamento ya comenzaban a reflejarse en el agua, anunciando que el día estaba por apagarse.