Capítulo 10101 - El amable Duncan Morris

Mis manos comenzaron a temblar. No podía creer como en mi primera junta iba a lucir tan mal frente a los demás. No quería que esto pasara, pero allí estaba dejando que mis propios problemas personales me afectaran en el trabajo.

—¿Me permitiría pensarlo? —cuestioné con inseguridad, esperando que aquello fuera una respuesta adecuada para su pregunta.

—Por supuesto, es su decisión, señorita Glitch —dijo con amabilidad y de paso notó que algo no iba bien. Era difícil ocultarle algo a ese hombre—. Pero, ¿le sucede algo? Si no se siente bien puede irse y luego la pondré al corriente de todo.

—Por favor —pedí con timidez.

—Adelante, no se preocupe —concluyó y con un gesto preocupado señaló a la puerta con la palma de su mano.

Tras disculparme con todos en voz baja, salí de la sala, con la mirada de los presentes sobre mí, murmurando cosas a las que intentaba no prestarle atención.

Aquello había sido un fracaso. Yo no estaba apta para este tipo de vida. William lo sabía y sin embargo me dejó más de con lo que podía lidiar.

Pulsé la palanca e impulsé la silla por los pasillos en dirección a mi oficina. Al llegar, pero justo antes de entrar, me percaté que alguien me había estado siguiendo.

—Becca, ¿estás bien? —De inmediato reconocí la voz de Duncan quien estaba detrás de mí. Sin mirarlo, me adelanté para entrar y lo dejé acompañarme adentro—. Pedí permiso y pude escabullirme de la reunión, quería saber cómo estabas.

—No debiste haber dejado al señor Phoenix solo. Sabes bien que esto podía esperar —advertí, al tiempo que posicioné la silla tras el escritorio. Él me siguió y tomó asiento al otro lado.

—Igual, ya la reunión estaba por acabar, al menos eso había comentado Phoenix —sonrió—. Pero no te preocupes, no me fui sin permiso. —Él pausó y ladeó su cabeza—. Vamos, ¿qué te ocurre? Te noto triste, apagada.

—No lo sé. Siento que no estoy hecha para esto. William siempre fue muy secretivo conmigo, no compartió tantas cosas y entonces de repente se nos va y  me deja  a mí con tanto —medité un tanto exaltada—, es abrumador.

—Sí, tan secretivo que nadie sabía lo de su hijo —agregó y se acomodó en su asiento—. ¿Sabes? No me fío de ese tipo, del hijo de William. Tiene algo que me causa desconfianza. No sé si me comprendes. Habla como si el mismísimo William hubiera reencarnado en él. Es decir, ¿cómo sabe tanto en tan poco tiempo?

—Sí, sí, sé que te extraña que él llegó de la nada. —Negué con la cabeza—. Comprendo que desconfíes así de él por eso, pero él no es una mala persona, creo que es solo un hombre muy brillante y nada más que eso—refuté. A pesar de sentirme  molesta con  Evan, me desagradaba que hablaran de él a sus espaldas.

—Becca, a lo que me refiero es que... —Duncan pausó y aclaró su garganta, como si hubiera deseado decir algo más, pero se contuvo. Exhaló y continuó hablando—. En fin, no estoy aquí para hablar de Phoenix. Eres tú quien me importa. Becca, ¿por qué te incomoda tanto estar aquí?

—Sabes que yo solo tomaba llamadas. Vamos, ni siquiera comprendo del todo cómo funciona la empresa.

—Venga, dame un papel. —Duncan hizo un gesto con la mano, y de inmediato le entregué una hoja. Él sacó un bolígrafo del bolsillo de su traje y comenzó a dibujar algo—. Tendré que servirte de tutor —comentó al regalarme un guiño—, pero será un placer.

—Agradecería la ayuda.

Duncan se acercó más al escritorio, estiró el papel y comenzó a dibujar una gráfica circular con sus divisiones.

—Estos son los accionistas preferentes, es decir los dueños de todo esto. Aquí estamos nosotros —explicó, mientras dibujó unos muñecos de palitos, señalando el nombre de cada uno de nosotros—. Miller, Stewart, a quien nunca  vemos, tú, el vampiro y yo —concluyó dibujándole colmillos al dibujo que señaló como Evan.

Reí ligeramente ante su ocurrencia. Duncan pausó por un instante, solo para mirarme. Sus labios se movieron como si estuviese a punto de decir algo, sin embargo, volvió al papel. Eso llevó a que una ligera calidez invadiera mis mejillas, pero no le di importancia y también observé la hoja.