Descifrando a Mr. Phoenix (en Edición)

Capítulo 11010 - La confundida Becca Glitch

MADDOX HUNTER 

 

Sujeté a Esteban del brazo al notarlo exaltado y preocupado por su amiga.

—No, dime que ella está bien. —Sus labios temblaban y su rostro estaba tan empapado que no podía sentir más que lástima por él. 

—Tómalo con calma — sugerí, sujetándolo con firmeza. 

Lo contuve, porque no tenía idea de cómo todo esto iba a parar. El desaparecido Duncan Morris se encontraba allí, precisamente al lado del cuerpo de Rebecca y me pregunté cómo coños había dado con ella mucho antes que nosotros. 

—¿Quién es ese? —pregunté refiriéndome a Duncan, haciendo como si no lo conociera—. ¿Ese es el tal Duncan?

—Sí, pero no comprendo cómo llegó aquí —dijo Esteban en un susurro. 

Esteban y yo guardamos distancia, y seguimos el paso de Phoenix que adoptó un andar lento, mientras abría y cerraba sus puños, como si con eso encontrara una forma de resistir algún impulso. 

Sin embargo, quien no pudo resistir los suyos fue el mismísimo Morris, quien se puso de pie, dio zancadas rápidas, y sin mediar palabra alguna fue hasta donde Phoenix y le conectó un puñetazo en pleno rostro. Este apenas reaccionó y parecía más atento a la muchacha en la arena que al hombre que acababa de atacarlo. No me quedó de otra que intervenir:

—¡Ey, calma, calma! —exclamé, acercándome al imbécil de Duncan para golpearlo en el pecho y alejarlo hacia un lado, quizás salvándole la puta vida. Había llegado a conocer la fuerza de este hombre. Si le devolvía el golpe, quizás lo mataba, y de paso yo no recibiría pago por mi trabajo. 

Morris me observó muy confundido y con un ápice de decepción, pero  se limitó a no dirigirme la palabra, en especial porque Phoenix interrumpió. 

—¿Qué hace aquí, señor Morris? 

—Eso debería preguntarme yo, ¿cómo tienes los cojones de estar aquí? —Duncan cuestionó muy alterado. 

El señor Phoenix intentó ignorarlo, sin embargo, Duncan tuvo la valentía de sostenerlo del brazo. 

Esteban, por otro lado, corrió hasta la muchacha y comenzó a socorrerla. Estaba despeinada con el pelo pegajoso, llena de arena. Parecía drogada más que cualquier otra cosa. 

—Señor Morris, le sugiero que me suelte. 

—¿O si no qué?  —preguntó el idiota de Duncan. Iba en una actitud tan retadora e insistente que hasta a mí me dieron ganas de golpearlo. 

—Mejor respóndame, ¿qué hace aquí? ¿cómo supo que ella estaría en este preciso lugar? —preguntó Phoenix, sorpresivamente tranquilo a pesar de la situación, cuando teníamos una muchacha semi inconsciente, con dispositivo pequeño a su lado que emitía un mensaje en letras flotantes a su lado. 

 

Conejo blanco, tuviste la oportunidad de enmendar un error, sin embargo, alguien se te ha adelantado, ¿cómo te sientes? 

 

—¿Sabes a qué se refiere con eso? —preguntó Esteban, observando a Phoenix quien se puso de cuclillas para acercarse a Rebecca Glitch, pero Duncan de nuevo intervino. 

—Cabrón, no te acerques a ella —habló muy molesto, y volvió a tratar de agarrarlo. 

—Bueno, ¿y a ti qué coño te pasa? —pregunté. 

—¿Qué rayos está sucediendo aquí? —Esteban se apretó más a la muchacha quien debilitada buscaba con sus pequeñas manos el rostro de su amigo y lo acariciaba. 

Phoenix seguía concentrado en ella, como si no hubiera nadie más rodeándole, intentaba estirar su mano para acercarla al cabello de la joven, pero Esteban no se lo permitía. 

—¿Qué es ese error que tenías que enmendar? —insistió. 

—Vamos, explícale que ella realmente no te importa —intervino Duncan, parecía realmente molesto—, cuéntale a su buen amigo como dejaste a la pobre Becca tirada días el día que tuvieron una cita. La dejaste aquí alejada de su silla y arrastrándose como un gusano. Dile que es por eso  que llevaba días reacia —Duncan gritó y Phoenix asintió corroborando que aquello que él decía era cierto.  




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.