Descubriendo el Amor

CAPÍTULO 1: Los sueños se hacen realidad

El pecho me ardía por la falta de aire en los pulmones, había corrido cinco cuadras a una velocidad increíble para llegar a casa lo más rápido posible.

—¡Mamá! ¡Mamá! —Entré por la puerta gritando— ¡Lo logré mami!

—¿Qué? ¿Qué has logrado? —Me miró confundida.

—¡Me aceptaron en la AEU!

Si, así es, apliqué para una beca por los cinco años en la carrera de Chef Manager en la Artistic England University. Acababa de ir a mi Colegio a retirar mis últimos papeles luego de mi graduación y me informaron que recibieron una carta para mí de la AEU, donde me habían aceptado. La Universidad me había escogido para una beca completa.

—¿En serio? ¡Mi pajarito que emoción!, no sabes cuánto me alegro por ti. —Me lo dijo con un par de lágrimas en sus ojos, me abrazó, me dio un beso en la mejilla—. ¿Sabes lo inteligente que eres?, supe que tendrías un gran futuro mi niña, estoy muy feliz por ti.

—Lo sé, mami, me siento muy afortunada. —Hice una pausa—. Mami, espérame un segundo, ya regreso.

¿Cómo pude haberlo olvidado? Una de mis amigas, Erika Cortéz, había aplicado para una beca de Música y Artes, ahí mismo.

Salí corriendo a mi habitación para llamarle, y saber si había recibido alguna carta.

—¡Amiga! —contestó—, antes que digas algo, ¡Estoy dentro! —chilló.

—¡Amiga yo también! —grité, ella también lo hizo conmigo y creo que las dos quedamos sordas por el ruido que ambas emitimos—¿Vienes a mi casa para luego ir donde Becca y Nora para contarles la gran noticia?

—Claro, en quince minutos estoy allá, ¡estoy emocionada! —canturreó—. Te amo Bonnita, llego en un rato.

—Ok, también te amo nena, bye. —Colgué la llamada.

Bajé de mi habitación. Eran las dos de la tarde, y le avisé a mamá que me reuniría con mis amigas para contarles la noticia y probablemente luego iríamos a comer algo. Ella aceptó y me pidió que fuera muy cuidadosa al salir de casa con las chicas.

Mientras charlaba animadamente con mamá sobre las cosas que debía llevar en la maleta, escuchamos que sonó el timbre. Sabía que era Erika así que, corrí a abrir la puerta.

—¡Amiga! —gritó y me abrazo fuerte— ¡Felicidades! —hizo una pausa para saludar a mi madre Hola Sra. de López.

—Hola Erikita, ¡Felicidades! Me alegra que estén juntas en esto también.

—Gracias, a mí también.

—Bueno, ¿nos vamos? —dije agarrando mi bolso y mis llaves de la casa.

—Si claro, vamos.

—Tengan cuidado, y Bonnie regresa a las siete para cenar, debes contarle la noticia a tu padre —anunció mi madre

— Si mami. —Deposité un beso en su mejilla—. Adiós.

—Adiós, chicas. —Se despidió de nosotras, cerrando la puerta de la casa tras nosotras.

Erika vive a cuatro casas de la mía y Becca vive a dos cuadras de acá, así que nos dirigimos primero a su casa y luego por Nora que vive a seis casas de Becca, ¿Un poco confuso no?. Definitivamente, me confundo hasta el día de ahora. De no ser por la diferencia de colores de cada casa en el bloque, podría haberme equivocado y entrar a cualquier otra.

Al reunirnos todas, fuimos al parque enfrente de casa de Nora, y al parecer todas actuábamos sospechosas, conforme íbamos avanzando en el sitio.

—Niñas, debo decirles algo. —Becca rompió el silencio.

—Sí, yo también. —Nora sonaba nerviosa.

—Nosotras también, Bonnie y yo tenemos una noticia —dijo Erika.

—Ok, empieza tu primero Becca, después yo y finalizan ustedes dos.

—Ok, yo primero entonces, niñas. —Becca dio un suspiro—. Logré entrar a la Universidad Nacional con media beca en Medicina. —Todas gritamos con emoción.

—¡Yo, yo, yo! —decía Nora levantando sus brazos—. Yo entre a la Escuela Superior de Economía. Ya les había contado que, hice el examen y lo pase, pero la peor parte era la entrevista que dependía de ella para entrar. Ayer me dieron los resultados, ustedes saben lo mucho que me ha costado y lo logré, estoy muy emocionada —expresó con una cara graciosa, todas reímos y la abrazamos.

—Bueno, Bonnie y yo debemos decirles algo, muy genial pero triste a la vez para todas, y es que... estamos becadas para la AEU —gritamos todas nuevamente—. Lo malo de esto, chicas, es que debemos mudarnos a Inglaterra.

—Sí, pero debemos seguir en contacto —expresé—, las clases comienzan en un mes, pero en una semana debemos irnos para instalarnos y todo el rollo. Es difícil dejar todo acá, pero nos volveremos a ver, debemos escribirnos en nuestras redes, etiquetarnos todo y contarnos todo, y estoy segura de que nos volveremos a ver preciosas, yo lo sé. —Una lágrima se me escapo, estaba triste porque extrañaría mi vida en el país que me vio nacer.

Todas nos abrazamos, lloramos un rato y prometimos siempre estar en contacto.

Luego de charlar y pasar un lindo momento en el parque, fuimos a comer un postre, a un negocio cerca, del sitio. La pasamos muy bien y esa era una razón por la cual, me sentía con una carga de nostalgia en el pecho, impresionante.

Becca, Erika y Nora, eran mis mejores amigas desde que iniciamos el preescolar. Había sido testigo de sus enamoramientos con los chicos de nuestra zona de residencia, algunos de la secundaria y había limpiado cada lágrima de sus decepciones amorosas. Yo era su paño de lágrimas, al contrario de ellas que jamás me habían conocido a un novio, debido a que nunca quise tener uno.

Tuve una mala experiencia hace algunos años con un chico llamado Marlon, con él fue mi primer beso y la razón por la que jamás quise descubrir si era amor aquello que él decía sentir por mí. Me dio miedo que algún día alguien pudiera lastimarme como lo vi con mis propias amigas.

Al llegar a casa, papá ya había regresado del trabajo, mamá le notificó la sorpresa por teléfono, así que me esperaba ansioso.

—Princesa, ¡Felicidades! ¿Sabías que siempre estuve muy orgulloso de ti? —cuestionó y depositó un beso en mi frente seguido de un gran abrazo.




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