Descubriendo el Amor

CAPÍTULO 4: Odio las dinámicas

Las últimas dos semanas transcurrieron muy rápido, y las tres ya estábamos totalmente adaptadas a vivir juntas. Tan solo teníamos dieciocho años y cualquiera podría pensar que no sobreviviríamos solas ni un día, pero, nuestros padres nos habían formado muy bien, creo que por eso nos entendimos a la perfección.

Cada una tenía una cantidad de dinero asignado para los gastos en nuestra nueva estancia. En mi caso, tenía mis ahorros para comprarme un carro, para facilitarme el transporte a la Universidad. En esas semanas había presentado el resto de documentación, que previamente había adelantado en línea para comprarlo y poder tener mi licencia en otro país. Mientras tanto, la última semana utilizamos el de Gissele para trasladarnos.

Mi padre me había enseñado a manejar a los quince años, y algunas veces me dejaba conducir hasta el colegio o al supermercado, así que me sentía muy nerviosa por hacerlo totalmente sola y en otro país, donde el volante está al lado derecho. Me resultaba un poco raro, aun así, parecía ser una experiencia emocionante.

El tan esperado día de comenzar la Universidad llegó, todas nos levantamos muy temprano de la emoción o los nervios, quizá.

Decidí que para mi primer día, usaría unos vaqueros claros, unas sandalias negras de plataforma, que combinaban con la blusa negra también. Quería lucir bien, así que me maquille un poco, cepillé mi cabello y lo dejé suelto.

Debía hablarles a mis padres, así que luego de desayunar le dije a las chicas que se adelantaran mientras tanto. Erika se fue con Gissele en su auto.

—Pajarito, ¿cómo estás?

—Muy bien mami, a punto de ir a mi primer día de clases, estoy un poco nerviosa y emocionada.

—Yo estoy muy feliz que estés cumpliendo lo que tanto querías, pon atención y bueno, está de más pedírtelo la verdad, siempre fuiste muy aplicada.

—Si pondré mucha atención, mami.

—Estamos orgullosos de ti, mi niña.

—Gracias, mami. Tenía que llamarte rapidito antes de ir a clases. Los amo mucho.

—Y nosotros te amamos a ti. Disfrútalo.

Al terminar la llamada, tomé mi bolso y conduje hasta la Universidad. Busqué a mis amigas, quienes se habían adelantado y las encontré cerca de la entrada. Nos dijeron que iríamos a clases informativas por ser primer día de clases, así que Gissele y yo nos separamos de Erika para ir a nuestro salón.

—Buenos días, jóvenes, —dijo el profesor, el Sr. Brown y luego de su breve introducción continuó—. Somos un grupo pequeño, así que desearía que me dijeran su nombre y de dónde vienen, ya que tenemos alumnos de otros países y me encantaría conocerlos mejor.

Éramos veinte en el salón, Gissele y yo éramos las últimas

—¿Y usted, señorita? —Le preguntó el profesor a ella.

—Mi nombre es Gissele Martínez, soy de El Salvador.

—Tenemos una latina entre nosotros, bienvenida, ¿y usted señorita?

—Pues, yo también vengo de El Salvador, mi nombre es Bonnie López. —Sonreí.

—Genial, bueno, espero que todos sus platillos tengan ese toque latino tan especial, lo necesitaremos acá. —Nos sonrió.

Al instante una chica de cabellera oscura, muy larga, entró al salón, interrumpiendo la clase, le dijo algo al profesor entregándole un papel. Salió del salón unos minutos para luego incorporarse y continuar con su clase introductoria durante una hora y media más, hasta que nos despidió.

—Gissele, Bonnie, el director desea verlas en su oficina, acompáñenme por favor. —Nos indicó el Sr. Brown.

Lo seguimos hasta la oficina del director, él nos anunció y en unos instantes, su secretaria, la misma chica que había entrado previamente al salón, nos indicó el camino hacia el despacho de su jefe.

Estábamos un poco confundidas, y personalmente muy nerviosa, no sabíamos por qué nos habían llamado. Saludamos al entrar.

—Buenos días, señoritas, tomen asiento, por favor, —continuó—, quiero comentarles que, revisé sus calificaciones y rendimientos académicos y son excelentes. Iré al grano con ustedes, y es que tome una decisión con mi equipo, y pues quiero proponerles algo. —Tomó unos papeles que tenía al frente—. Como saben, existen otras carreras, cuyas materias funcionan como actividades extra para ustedes, que les ayudarían a sumar puntos en su propia carrera, algo llamado, créditos extra, —nos explicaba—, así que, les ofrezco tomar dos clases extra, las que más les guste, ¿qué dicen señoritas?

—Es decir, ¿de cualquier carrera? —preguntó Gissele

—No todas, —extendió dos folletos informativos hacia nosotras—, esas que ven ahí, son las que tengo disponibles para ustedes, están calificadas como carreras que fomentan al enriquecimiento cultural y artístico de los alumnos. Pueden escoger cualquier clase de esas carreras.

—¿Qué sucede si no logro sacar notables calificaciones en estas? —consulté.

—Realmente no afectaría en nada, simplemente es un conocimiento extra para ustedes y una valoración adicional en su récord académico. Si no promedian como deben, únicamente no recibirían el crédito extra completo.




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