Descubriendo el Amor

CAPÍTULO 11: One Thing

HARRY

No pude dormir en toda la noche. Bonnie estaba dormida con Niall y Louis, muy juntitos los tres. Lo único que yo quería esa noche, era pasar un rato con ella y fue imposible por culpa de esos dos tontos que me lo impidieron. Son como mis hermanos, pero necesitaba estar con Bonnie un momento también.

Decidí levantarme y revisar que había quedado en la cocina, de la noche anterior, para prepararme algo de comer. El estómago me rugía, casi igual que mi mal genio de esa mañana.

Mientras revisaba algunas bolsas, Bonnie llegó. Con solo escuchar su voz, mi enojo se disipó por completo.

Ella, preparaba el desayuno, mientras yo intentaba hacerla reír. Eso es lo que más disfruto, verla sonreír. La forma en que sus ojos se hacen pequeños cada vez que sonríe, es de mis cosas favoritas en este mundo.

Más tarde, luego de desayunar, nos despedimos de las chicas y salimos con los chicos caminando hasta mi casa, para recoger sus cosas y retirarse a cada uno de sus hogares.

Subí a mi habitación, me acosté en mi cama y automáticamente me quedé dormido. No había descansado nada durante la noche, fue totalmente normal que me sintiera tan agotado.

Desperté desorientado y un poco asustado, me di cuenta que estaba oscureciendo y al ver el reloj ya eran las seis de la tarde, solo me quedaba una hora y media para recoger a Bonnie y llevarla a nuestra cena, estaba nervioso y emocionado.

Fui a ducharme, me cambié, rocié un poco de perfume, arreglé mi cabello y bajé. Avisé a mi madre que saldría, aunque días anteriores ya le había comentado mi plan para el día de hoy.

Tomé las llaves de mi auto y un regalito que había mandado a hacer como detalle para Bonnie. Ella era especial, y lo supe desde qué la vi por primera vez, había algo en ella que quería descifrar y eso también me había ayudado a componer una canción. Me encantaba pasar con ella, llevarla a cenar, ahora me emocionaba muchísimo, era una forma de conocerla más.

Subí a mi auto y conduje a la casa de Bonnie, al llegar toqué el timbre, Gissele abrió la puerta.

—Hola Harry, pasa, le diré a Bonnie que ya estás aquí. —Abrió paso para que yo pudiera entrar.

—Hola, Giss, gracias. —La saludé con un abrazo.

Mientras Gissele iba por Bonnie, me puse un poco curioso por los rincones de la casa, algo que no hice la noche anterior. Estuve muy ocupado y pendiente de lo que sucedía entre Bonnie, Louis y Niall.

Las chicas tenían fotos familiares en algunos lugares de la casa, me acerqué un poco a una pequeña mesa con un par de adornos, al centro una foto de Bonnie cuando era bebe. Tenía una tortuga de peluche en sus manos y estaba riéndose, se veía tan tierna, tenía unos enormes cachetotes que me provocaba comerlos. Supe que era ella, esa sonrisa aún no la había perdido, la forma en que sus ojos se achinaban cuando sonreía aún la conservaba.

Al poco rato escuché una voz, y al darme la vuelta, fui incapaz de emitir palabras. Ella estaba preciosa, lo es siempre, pero la forma en que se veía esta noche, provocó que mi corazón se acelerara, no podía dejar de verla. Bonnie me traía en las nubes.

 

BONNIE

Me desperté asustada porque pensé que había dormido demasiado, vi el reloj, eran las cinco, Harry vendría por mí más tarde. Quería pintarme mis uñas, así que fui a mi habitación y las pinté de un tono rosa pálido, hace mucho tiempo que no usaba ese tono.

—Amiga, ¿puedo arreglarte el cabello? ¿Qué tal si lo alasiamos un poco? —dijo Erika entrando en mi habitación.

—Claro, ya extrañaba que me lo peinaras tú.

Saqué la plancha de cabello de mi cajón y mientras Erika me peinaba, charlamos un rato sobre Zayn, y también sobre lo feliz que estábamos por lo que sucedió ahora con Gissele y Liam.

Una vez tenía mi cabello listo, me coloqué mi hermoso vestido negro de flores y mis tacones, también un par de accesorios a juego. Decidí maquillarme un poco más de lo normal, íbamos a un restaurante elegante, así que no quería desentonar en nada.

Estaba lista antes de la hora que acordamos con Harry, así que me tomé un par de fotos con mi móvil, mientras esperaba a que llegara por mí.

—Amiga, Harry ya está aquí, ¡oh, qué guapa estás! —Gissele entró a la habitación y me dio un abrazo.

—Gracias, ¿puedes decirle que bajaré en un momento? — hice una pausa —olvídalo, ya estoy lista, bajo de inmediato.

Tomé un bolso pequeño y metí mi móvil, un labial, mis documentos personales y dinero. Antes de bajar, me despedí de Erika. Harry estaba esperándome, estaba viendo algo de una mesa pequeña que tenemos, creo que era una de mis fotografías de bebé.

—Harry, ya estoy lista —dije mientras bajaba los últimos escalones

Él se dio media vuelta y me contempló de pies a cabeza, debo reconocer que eso hizo que me sonrojara.

—¡Wow! Bonnie... estas... estás preciosa —balbuceó y observé cómo sus mejillas tomaron un ligero tono rosado.

—Gracias, tú no te quedas atrás, te ves muy bien. —Y es cierto, él se veía guapísimo, tan solo verlo provocó mariposas en mi estómago.

—En serio, estás preciosa. —Me dio un beso en la mejilla.

Tomó mi mano para salir de la casa. Él abrió y cerró la puerta del copiloto, en el camino íbamos hablando y riéndonos como últimamente lo hacíamos.

—Harry, ¿adónde me llevas? —pregunté al cabo de un rato.

—Es una sorpresa, ya verás que te encantará —Sonrió ampliamente.

—Llevamos una hora de camino y nunca llegamos al lugar. —Fruncí el ceño.

—Es una sorpresa, no seas impaciente, ya casi llegamos, en serio.

—Ok. —Hice puchero—. Pero tengo hambre.

—Oh no, Niall te ha contagiado de hambritis. —Soltó una sonora carcajada.

—No es eso, me quedé dormida toda la tarde y no he comido nada más que el desayuno.

—Yo igual, al llegar a casa, me recosté en mi cama y me quedé dormido. —El auto comenzó a detenerse—. ¿Adivina qué?, hemos llegado —anunció mientras entraba al parqueo del restaurante.




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