Descubriendo quién eres

Capítulo 5

Arami

Quedé mirando la puerta por la que ambos empleados salieron. El muchacho era agradable y evidentemente humano, pero la chica... Tenía algo que no terminaba de convencerme. Ella se había mostrado nerviosa y reticente a tomar el puesto que le ofrecía, además, evitaba mirarme y eso despertó en mí, sospecha, por lo que la estudié más en detenimiento. Su aroma podría haber pasado por el de cualquier humano, pero una sutil fragancia ácida lo ocultaba, quizá era una bruja. No, una bruja no dejaba de ser humana y no tenía motivos para ocultar su olor.

Por otra parte, su cabello tenía mechas blancas por delante, pero no estaban pintadas, puesto que no había aroma a químicos en su ser; sin embargo, aunque era algo inusual, de por sí no era un factor que determinara su proveniencia sobrenatural. También noté que su suave maquillaje no era artificial, y eso sí era extraño en una humana.

Cielo, sin tocar, ingresó nuevamente en la oficina.

— ¿Qué crees que sea la chica? — le pregunté de inmediato, intentando confirmar mis dudas sobre la empleada.

— ¿A qué se refiere, alfa?

— Ella no es humana — expliqué, sorprendiéndome de que no lo hubiera notado.

— Se veía muy normal.

— Su olor estaba camuflado por un hechizo, Cielo. ¿No te has percatado?

— La verdad, no presté atención, esperaba encontrarme con una humana. Quizá sea un hada, ellas acostumbran a usar esa clase de magia para ocultarse.

— Sí, pero no creo que haya tantas en el mundo, como para que justamente nos encontremos con una aquí — cavilé. — Además, trabajando en un bar. Ellas suelen tener otra clase de oficios.

— Es cierto, pero es una chica bella, Alfa. Bien podría ser un hada.

— Quizá, pero su actitud inquieta me hace pensar que se esconde por otros motivos.

Me recliné en mi asiento y me quedé pensando un rato largo en la chica. Era cierto que era bella, pero un hada no encajaba con el perfil de una persona tan introvertida como se había mostrado.

***

Eira

Llegué a casa más rápido que nunca. Saber que debería estar seis meses trabajando en un lugar lleno de criaturas sobrenaturales, me causaba mucha inquietud. Puse a hervir la tetera, para hacerme un té relajante y, mientras tanto, me senté a revisar el contrato. Era tal como él había dicho, solo que el lenguaje legal me había impedido darme cuenta antes.

Llamé a mi abuela para contarle lo sucedido, y para pedirle ayuda, pero tuve que hacer varios intentos hasta que logré que Taty me respondiera la llamada. Aunque sabía que ella nunca estaba al pendiente de su teléfono, ahora no podía con mi ansiedad.

— ¡Al fin! — me quejé suspirando.

¿Por qué la urgencia, crees que estoy prendida de este aparatejo? — Ella también se quejó.

— Tatita... Me ha pasado algo.

¿Qué puede ser tan terrible?

Carpathians compró el bar donde trabajaba.

¿Carpathians?

El agua hirvió y me levanté a preparar el té, para ello puse el móvil en altavoz.

— Ya sabes, ese club nocturno de criaturas que está por todo el mundo. Ahora tengo por jefe a un alfa.

¿Te reconoció?

— No. Yo llevaba el brazalete por casualidad, pues vi tarde el mensaje de la cita y salí corriendo sin pensar en nada, pero creo que sospechó, él me miraba de una forma que me puso muy nerviosa.

A lo mejor le gustaste, Eiry, no te anticipes — dijo ella tratando de calmarme.

— No lo entiendes, es que estaré rodeada y aunque él se irá pronto, la chica a la que tendré que rendir cuentas también es una loba. Lo peor es que ya firmé el contrato, por seis meses — aduje con voz quejumbrosa.

Seis meses pasan volando. Pero dime, ¿es muy añejo?

— No sé, ¿cómo lo sabría? Yo no tengo tanta experiencia, he tenido muy poco contacto con otros lobos.

Volví a la mesa con mi taza humeando.

Bueno, no te preocupes, mantén el talismán en tu cuerpo y todo estará bien. De todas formas, te haré otro más potente, para que lleves oculto.

— Gracias, Taty.

Guardé silencio mientras bebía un sorbo de la tisana que me había preparado. No quería cortar, su voz me hacía sentir segura, como cuando era una niña.

Eira, si mantienes un perfil bajo, todo saldrá bien y en seis meses estarás fuera. Pero si se ha interesado en ti, quizá sea difícil mantenerte alejada. Los lobos suelen ser muy obsesivos.

— Yo no soy obsesiva.

Te he criado yo, claro que no lo eres, pero son sus formas, en especial de los milenarios, mientras más viejos, más locos se vuelven esos desgraciados.

Taty no había tenido buenas experiencias en sus relaciones con otras criaturas, ella ya era huraña desde antes de que yo llegara a su vida, y nunca me contó qué fue lo que la volvió así.

— Mantendré el perfil más bajo que pueda, pero no sé qué tan fácil me resulte, ya que nos han puesto a mí y a Mark como gerentes, ya no atenderé las mesas.

¿Y eso por qué?

— Por nuestros estudios y porque somos los que más tiempo tenemos en el bar.

¿Quieres que te haga un augurio? — Los augurios de Taty siempre se cumplían y me daban mucha paz, cuando lograba hacérmelos, porque muchas veces los conocimientos de mi futuro le eran velados.

— ¿Podrías hacerlo? — indagué esperanzada, apurando el último sorbo de mi bebida.

No sé, pero puedo intentarlo. Sabes que es muy difícil acceder a tu astral.

— Gracias, me daría mucha calma saber que todo estará bien.

Bueno, sabes el procedimiento, tómate el té y ve a dormir temprano.

— Sí, sí, así lo haré, Tatyta, gracias

Está bien, tanto agradecimiento ya me está molestando. Descansa.

Ella cortó antes de que le respondiera, siempre lo hacía.

No era tan tarde, por lo que me coloqué el delantal y me puse a amasar una pizza. Cocinar me relajaba y, además, me ayudaba a no dar tanta mente a lo que estaba sucediendo.




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