Eira
A tres semanas de estar trabajando, comencé a recibir mensajes de Sobek, aunque no pretendía viajar a verlo, le respondí. Era un chico agradable y me sacaba un poco de mi rutina. Me caía bien y, a la distancia, no tenía problemas de conversar un poco.
>>Cómo fue tu día?
Tranquilo, cociné, trasplanté lavandas y ahora en el trabajo, y el tuyo?<<
>>Estoy trabajando en las playas de Barcelona hace dos días. He pensado que tal vez podría visitarte ya que no quieres venir.
Lo veremos más adelante, ahora no estoy en condiciones, ya te lo he dicho<<
>>No me daré por vencido
Solo seremos amigos, no me cansaré de repetirlo<<
Su insistencia, en cierta forma, me resultaba divertida.
De repente la puerta de la oficina se abrió, y encontré que era Arami el que entraba. La sonrisa se borró de mi cara y la intranquilidad me embargó.
— ¿A qué hueles? ¿Has cambiado el hechizo? — cuestionó sin siquiera saludarme.
— No huelo a nada — repliqué.
— Eres muy joven. ¿Por qué los mechones blancos? ¿Has nacido así?
— No — respondí, tocándome el cabello instintivamente. — Se... se puso así cuando pasó... algo doloroso.
¿Por qué no podía ni siquiera mentir?
— Comprendo — su mirada era sagaz.
Tomé mi móvil y me levanté con rapidez, puesto que esta era la oficina que él había ocupado cuando abrió el bar, por lo que se podía considerar como suya. Arami cerró y se quedó apoyado en la puerta, justo como la última vez que nos vimos.
— ¿Con quién hablabas? — indagó, observándome de manera escrutadora.
— Con un amigo.
— ¿Tienes muchos amigos?
— Solo Galia y Mark — me reprendí internamente por ser tan dócil, malditos genes de omega.
— ¿Y este... amigo?
— Es personal.
Sus ojos se iluminaron dorados por un instante.
— Quiero saber qué puede ser tan terrible como para que te ocultes — insistió provocándome angustia y deseos locos de huir de allí.
— Me gusta mantener una vida relajada.
— ¿Por qué no tendrías una vida relajada?
¿Qué podía decirle? ¿Que las pocas veces que me crucé con criaturas se habían comportado de manera pésima? No respondí.
— ¿No piensas que pareciendo humana estás más en riesgo?
— Por eso vine a vivir aquí, donde no había otros seres — expliqué.
— ¿Cuál es tu relación con tu abuela, es en verdad tu abuela?
— Ella me crio.
— ¿Es bruja? — Asentí con la cabeza. — Entonces ella es humana, pero tú no. ¿Es quien te hace el hechizo?
— Sí. Nos conocemos desde hace mucho. Ella y yo somos cercanas y tenemos mucho en común.
— ¿Qué edad tienes? — El interrogatorio estaba poniéndome muy nerviosa.
— Creía que no vendrías hasta la semana que viene — cambié de tema intentando salir del paso.
— Quería verte. — Tragué duro al oír sus palabras. Taty lo había dicho, él estaba interesado en mí. Su aroma se volvió intenso. — Muero de curiosidad por saber más de ti — continuó hablando. Dio unos pasos y quedó en frente de mí, provocando el aceleramiento de mis latidos. Sus dedos tomaron con sutileza un mechón de mi cabello. — ¿Quién eres Eira?
— ¿Si lo digo, me dejarás vivir en paz y te olvidarás de mí?
— Quizá sí, o quizá no, es difícil decirlo.
— No quiero tener problemas — me moví hacia un lado para rodearlo y él lo permitió. — Me aseguraré de que todo esté marchando bien, con permiso.
Me retiré lo más rápido que pude. El olor del alfa me agobiaba, era tóxicamente atractivo.
Me metí detrás de la barra y le pedí a Mark que me permitiera reemplazarlo, pues él estaba en la caja esa noche. Eso me ayudaría a mantener la mente ocupada, no quería pensar, ni acordarme de las palabras de Arami, aunque por momentos volvían a mi mente. Debía haber una forma en la que pudiera provocar su desinterés.
***
Arami
¿Por qué esta criatura despertaba todos mis sentidos? No era mi pareja destinada, puesto que ella había muerto a poco de nuestra boda, y una segunda oportunidad era una utopía a la que ninguno de nosotros adheríamos. Pero ¿qué me pasaba con Eira? Desde que la conocí, su rostro venía a mi mente una y otra vez, y no podía dejar de pensar, al punto de que había adelantado el viaje. Ella me gustaba, no era solo como cualquier otra muchacha bonita, sino que además me intrigaba, deseaba conocer todos sus secretos.
Por supuesto, luego de haber intentado investigarla me sentía más que frustrado. No figuraban en los registros de las brujas, ni en las manadas, ni entre los vampiros, tampoco era parte de los Obscuros, ni de ninguna organización conocida. Era como cualquier persona promedio, pero ella no era humana.
Abrí la laptop sobre el escritorio, y fiscalicé los movimientos del lugar desde el primer día. Todo en orden. Eira y Mark hacían un excelente trabajo. Me quedaría en el lugar una semana, puesto que en cinco días inauguraríamos la zona vip, aprovecharía el tiempo para acercarme a mi chica misteriosa. Sonreí ante este pensamiento, a ella no le haría ninguna gracia mi presencia, era bastante evidente que le incomodaba mi interés.
Comprobé las invitaciones, también la lista de los que habían confirmado su presencia, en esta oportunidad no estaría solo, sino que Keran y Nova estarían presentes también. Traeríamos empleados de otras sucursales para el área vip, para la alimentación y también refuerzos de seguridad, puesto que los actuales empleados aún no estaban al tanto de lo que éramos, probablemente, muchos de ellos abandonarían el empleo al cumplir los tres meses.
Además, Keran había organizado un espectáculo privado con una banda emergente cuyo vocalista, Leif Gallagher, era un vampiro. Su música era profunda y de calidad, perfecta para un lugar como Carpathians.