Arami
Eira me estaba volviendo loco, no solo me gustaba a mí, sino que mi lobo la percibía de una manera especial, y esta era otra señal de que era una loba. Afortunadamente, el viernes ya estaría con Keran y Nova y ellos serían mi barrera de contención. Temprano en la mañana, salí hacia el aeropuerto, que se hallaba a algunos kilómetros de la pequeña ciudad.
Llegué cuando faltaban unos minutos para el aterrizaje, me senté a esperar. Nova finalmente llegaría junto con Keran, por lo que tuve que ocuparme de todo solo, pero había logrado resolverlo, y lo que más me preocupaba, las luces e iluminación de los invitados, Mark tenía un amigo en un pueblo cercano con el equipo necesario, por lo que habían ya instalado toda la infraestructura.
Anunciaron el vuelo y me puse de pie para acercarme a la sala de desembarque. Las personas empezaron a salir, y a la primera que vi fue a alguien que no esperaba, una mujer de cabellos blancos y ojos y piel muy clara, una sacerdotisa de la Diosa Luna. La saludé con un movimiento de cabeza y ella me sonrió. Su nombre era Adhira, la había visto en varias bodas.
— Justo a ti te buscaba — me habló.
— ¿A mí?
— Sí, debo entregar un mensaje, me ayudarás a llegar al lugar.
— Claro, pero... espero a alguien.
— Lo sé, tus amigos venían sentados cerca de mí.
Estas palabras fueron el precedente para que yo viera salir a Keran y a Nova.
***
Eira
El jueves tuvimos una reunión en la que Arami nos dio instrucciones específicas sobre la conducta, cosas que para los humanos eran raras y que provocaron incluso que algunos comenzaran a mencionar que tal vez renunciarían al terminar el contrato. Eso era algo que estaba previsto, en estos lugares siempre había un tiempo en el que se evaluaba a las personas para saber si eran capaces de saber nuestro secreto.
El viernes, Mark y yo entramos más temprano, teníamos que comprobar que todo estuviera perfectamente bien. Y en este día ya no pude estar en la caja, puesto que debía mantenerme yendo y viniendo entre ambos sectores.
Galia, mi querida amiga, estaba muy exaltada, pues resultó ser que se realizaría un concierto privado, de una banda de la que ella era fanática. Ellos llegaron en la mañana y estaban alojados en el piso superior. El vocalista era un vampiro, uno muy sexy, por cierto, más que cualquier otro vampiro que haya conocido hasta el momento. Contrariamente a lo que hubiera imaginado de una banda famosa, eran chicos de perfil bajo, no se drogaban ni bebían, y estaban acompañados de un equipo que no los dejaba ni a sol ni a sombra.
Por otra parte, Arami ya no estaba solo. Una mujer híbrida y un vampiro, estaban con él. Arami, Nova y Keran, ANK, ellos eran los dueños de Carpathians. Ambos eran agradables y se habían presentado muy amablemente ante los empleados, durante la hora previa a abrir las puertas.
— ¿No crees que todo es muy raro? — preguntó Galia.
— Demasiado — dijo Mark.
Sin duda, para ellos lo que sucedía era difícil de entender: no hablar de nada de lo que vieran, no preguntar si veían mujeres u hombres invitando a los clientes a subir a las habitaciones, no traspasar la barrera de la zona vip…
— Renunciaré en cuanto pueda — declaré.
— ¿Estás loca, Eira? Nos pagan muy bien. Creo que podríamos adaptarnos si no nos afecta. — Mark era muy mental, y siempre pensaba en lo más conveniente.
— Podríamos buscar otro trabajo — lo reconvino mi amiga.
— Tenemos muy buenos sueldos, no creo que las rarezas de los dueños deban afectar nuestra estabilidad laboral.
Sin duda, Mark sería de aquellos que permanecerían en el lugar luego de conocer el secreto.
— Los dueños y los clientes.
— Yo ya tengo planes para vivir en el campo con mi abuela — intervine.
— Me parece un poco extremo, yo prefiero buscar otro empleo.
— Pues, yo me quedo aquí y ustedes dos, hagan como les parezca mejor.
Mark se había enojado. Yo salí de la sala de los empleados y ellos se quedaron discutiendo a solas.
Comenzaban a llegar muchas personas, entre ellos un vampiro, alguien que ya conocía. Esto era lo que yo temía. No recordaba su nombre, pero era amigo de... Colin, por primera vez en tanto tiempo, dejé que el nombre llegara hasta mis labios. Lo peor era que debía recibirlo y guiarlo al área vip.
Me acerqué como si nada pasara, con una sonrisa en los labios, tal como se esperaba de mí, y lo saludé. Él me miró con intriga, y se quedó observándome por unos minutos que se me hicieron eternos. Parecía que me había reconocido, pero no dijo nada.
— Por aquí — indiqué y él me siguió.
Al llegar a la entrada, estaba Keran esperando a los invitados y se hizo cargo.
Quizá no me había reconocido, mi cabello había cambiado, y mis ojos habían tomado una tonalidad mucho más oscura desde la partida de mi loba. Además, mi olor estaba oculto y habían pasado muchos años.
— ¿Te encuentras bien? — Me sorprendió la voz de Arami, que apareció detrás de mí.
— Sí, sí, estoy bien, gracias.
— Tómate unos minutos, te reemplazaré.
Él no había creído en mis palabras. Yo asentí y me dirigí al apartado de los trabajadores. Me senté y tomé unas respiraciones profundas. Si el vampiro me había reconocido, quizá le hablaría de mí a Colin. Yo no quería volver a verlo nunca, no quería acordarme de él, ni de esa etapa, ni de lo que me hizo.
— ¿Estás bien?
Era Galia.
— Sí, estoy bien — me incorporé y acomodé mi traje.
— No pareces, te ves muy pálida.
— No es nada, no te preocupes.
Salí para regresar a mi puesto antes de que hiciera más preguntas, pero ella me detuvo tomándome de la manga.
— Espera, Eira, por favor.
— ¿Qué sucede?
— Sé que no puedo entrar allí, pero… ¿Podrías conseguirme un autógrafo de los chicos de la banda?
— Gal, yo ni los conozco y…
— Por favor… por favor…