Desde la ventana

Capítulo 2: ¿Que si la conozco?

     Agradezco que mi tío Favio me haya traído a la estación de policía, no podía soportar la idea de tener que subirme a la patrulla como un delincuente; mi madre se hubiera sentido muy defraudada de mí, y no quiero eso; no importa que ella ya haya muerto hace años, no quiero decepcionarla y punto.

     —¿Quieres que le avise a tu padre? —Preguntó mi tío.

     —No; la detective dijo que solo me hará unas preguntas, estaré fuera en unos minutos. —Voltee hacia mi tía Mary, quien llora como si ya me hubieran dictado tres cadenas perpetuas, más quinientos años a mi yo «inmortal»—. Por favor, tranquilízate y no llames a papá, él está disfrutando de su luna de miel.

     —Se casó hace seis meses. —Replicó entre llantos.

     —Sí, pero se trata de papá, y es tardado para todo; seguro sigue de luna de miel, no lo arruines, Mary, por favor. —Asintió, mientras se limpia la nariz con el quinto pañuelo del día. Fav la sujetó del hombro, y ella se giró enseguida para refugiarse entre sus brazos, lo cual no me hace sentir para nada tranquilo, pues siento que ya están condenándome.

     —¿Señor Marco Denkin? —Asentí ante el oficial que dijo mi nombre—. Acompáñeme, por favor. —Me indicó un pasillo de piso brilloso y muy solitario; ahora me siento como si fueran a darme tres cadenas perpetuas más quinientos años a mi yo «inmortal». Comencé a seguirlo; pronto abrió una puerta blanca y opaca, me hizo pasar a la habitación casi vacía, (excepto por una mesa de metal y una silla igual). En la aparente soledad, comencé a analizar mi entorno; aunque no hay mucho que analizar, las paredes son del mismo color que la puerta, y el piso igual de brilloso que el pasillo que tuve que recorrer para llegar aquí.

     Después de cinco minutos eternos, la agente del FBI entró a la habitación; trae consigo dos cafés, lo cual me hace presentir que estaré aquí mucho tiempo; colocó uno frente a mí, y me dijo que me pertenece.

     —Gracias. —Tuve que responder, a pesar de que no se me antoja beber nada.

     — ¿Fuma, señor Denkin?

     —A veces.

     —¿Cada cuándo lo hace?

     —Cuando estoy estresado.

     —¿Y ha estado estresado últimamente? —Negué antes de responder que no. Ella se reclinó en la silla—. Dígame, ¿alguna vez mantuvo contacto con la joven del apartamento de enfrente?

     —¿Cuál joven? —Sonrió para nada divertida.

     —La dueña del apartamento que está precisamente enfrente de su habitación. —Estiró la mano para tomar su café—. Noté que tiene una excelente vista del lugar; no del apartamento completo, pero sí de la habitación. —Se acercó, colocando los brazos sobre la mesa, acortando la distancia conmigo—. Prácticamente usted tiene la mejor vista a la intimidad de esa chica. —Pasé saliva lo más imperceptiblemente que pude; no sé si lo logré, pero sí lo intenté. La detective volvió a abrir brecha entre nosotros, cuando se recargó de nuevo en el miserable respaldo acolchado de la silla metálica—. Puede beber su café, señor Denkin. —Sacó unos sobrecitos de azúcar de su chaqueta, también una cajetilla nueva de cigarrillos—. Son para usted. —Enarqué fugazmente las cejas.

 

     —Que amable. —La detective dejó caer sobre la mesa una carpeta que apenas noté; estoy tan nervioso que apenas noto las cosas a mi alrededor. Abrió la carpeta, sacó una fotografía y me mostró su preciosa imagen; no sé cómo logré no estremecerme frente a ella cuando la reconocí.

     — ¿Conoce a esta señorita? —Alcé la vista hacia la detective; su mirada luce más intimidante, y ahora sé que está buscando algo, y cree que yo puedo tener una parte, o quizá todo; eso me aterra, que ella crea que tengo información sobre... Volví a bajar la mirada hacia la fotografía que me revela a una joven hermosa, alta y delgada, con los cabellos más sedosos, rubios y bonitos que he apreciado; y ni qué decir de sus preciosos ojos azules, o de sus labios rojizos. ¿Que si la conozco?... La verdad es que no lo sé; físicamente la conozco demasiado bien, y pensé que ya estaba empezando a conocer su alma también, pero ahora que me lo preguntan de una manera tan abierta... Aparte de que no sé por qué estoy aquí, con una detective que espera que responda satisfactoriamente a todas sus preguntas; preguntas que tienen que ver con ella, y… ¿Qué? ¿Su asesinato? La sola idea me enfría por dentro, ¡me congela!, juro que siento que mi sangre deja de fluir y mi corazón deja de latir; siento que dejo incluso de respirar, pero no es así, sigo aquí, ¡vivo y confundido!, porque no sé nada; negué. Ella asintió—. Lo dejaré un momento, puede observarla con mayor detenimiento, sé que la ha visto, es imposible que no lo haya hecho durante los seis meses que lleva viviendo en casa de sus tíos. —Volvió a acortar distancia conmigo—. Señor Denkin, el que usted la haya visto no lo hace culpable de algo. —Pasé saliva.

     —¿Qué le sucedió a esta señorita? —Ella volvió a alejarse.

     —No puedo revelar nada sobre la investigación, señor Denkin. —Se puso de pie—. Un asesinato no es un juego, Marco; hay que hacer justicia, ¿no cree? ¿Llevar al culpable ante la ley?

     —Es lo correcto. —Murmuré, pues estoy atónito ante lo que acaba de decirme. ¿Un asesinato? Preguntarme a quién asesinaron, me aterra al punto de que intento evitar la pregunta que se esfuerza por abarrotarme la mente, desatar mis nervios y disparar mis más profundos temores. «¡Ella debe estar bien! ¡Sí, Marco! ¡Piensa positivo! ¡Piensa en que volverás a verla de nuevo!»

     —¿Usted la conoce?

     —No. —Respondí con otro murmullo; sé que parece que no quiero cooperar, pero aún no sé exactamente qué sucede, necesito concentrarme, pensar con claridad antes de hablar sobre un tema del cual no sé si quiero que ella o alguien más se entere; hasta ahora ha sido nuestro secreto y... Lancé un suspiro cuando la vi salir de la habitación; volví a concentrarme en las paredes y en la casi escases del lugar, observé los cigarrillos y el café; opté por el café… Me gusta, está dulce. Tras darle un sorbo más, eché la cabeza hacia atrás, rozando su fotografía con los dedos. ¿Que si la conozco?



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En el texto hay: obsesion, secretos, amor

Editado: 14.09.2022

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