Desde la ventana

Capítulo 4: Falso pudor

     Han pasado tres días desde que me mudé, y gracias a Dios logré conseguir un puesto en la agencia de publicidad; no es el puesto soñado, pero al menos estoy dentro, y según Salvatore, tengo muchas cualidades que me llevarán a más de lo que espero... ¡Eso espero!

 

     Hoy es mi primer día de trabajo, y estoy muy emocionado; y no soy el único, pues mis tíos también están muy felices, tanto que darán una cena en mi honor; estaremos presentes los tres, y quizá me decida a invitar a esa chica llamada Astrid; hasta el momento no he sabido nada de ella, pues me he mantenido muy ocupado, y tampoco la he visto ni por error. Aunque si lo pienso bien, quizá Mary piense mal de mí; como que quiero hacerla mi novia, formalizar, casarme y tener ocho niños; negué. «¡No, no puedo invitarla!». Salí del ascensor, y puedo decir que el destino es bastante curioso y malvado a veces. 

     —Hola, Marco.

     —¡Astrid! Que gusto verte. —Me dio un beso en la mejilla.

     — ¿Ya te estableciste? —Preguntó al verme como todo un ejecutivo.

     —En eso estoy. —Le regalé una sonrisa a la bella morena, y me encaminé hacia la salida.

     —Me alegra, ¿qué tal si un día de estos celebramos? —Preguntó a la distancia, ya que de verdad llevo prisa, pues quiero ser puntual.

     —Me parece excelente. —Respondí de la misma manera, dedicándole otra sonrisa que ella correspondió.

     — ¡Suerte! —Gritó, y le agradecí con un gesto de la mano.

 

     Gracias al cielo llegué temprano al trabajo. Salvatore me recibió, y me mostró el cubículo donde trabajaré junto a otros compañeros, en una habitación amplia. Tengo un compañero y tres compañeras; una de ellas fue la única que me sonrió, luce amable y dulce, así que no creo que esté coqueteándome.

     —Walter es el encargado del diseño, y ustedes aportarán ideas para el logo. —Empezó a explicar Salvatore. Walter es un hombre poco mayor que yo, y al estrecharle la mano presentí que nos llevaremos bien; tengo ese don de descifrar a las personas casi al instante, y sí, a veces me equivoco, (como sucedió con la loca de Amanda), después no podía quitármela de encima, pero eso es otra historia; una historia muy vieja.

     Cuando Salvatore nos dejó, las chicas se presentaron; la mujer dulce y amable se llama Elissa; es linda, pequeña y casi diminuta. Pero, ¿qué puede decir un hombre como yo, que casi alcanza los dos metros? La otra chica, una rubia de ojos cafés se presentó con el nombre de Lauren; después siguió otra morena como Elissa, esta se presentó con el nombre de Maggie. Una vez echas todas las presentaciones de rutina, se dedicaron a explicarme sobre el proyecto que está en marcha; estamos trabajando para una empresa que se dedica a los productos de higiene personal, tienen toda una línea de esos productos; shampoo, jabones, desodorantes, e incluso cremas; también manejan la línea tanto de hombres como de mujeres, abarcando ambos mercados.

 

     Todo el día lo pasé ocupado, trabajando con mi agradable equipo; descubrí que tengo mucho en común con Walter, los mismos gustos musicales, deportivos, culinarios, e incluso en las mujeres; excepto que él ahora tiene novia, y está a punto de casarse con ella; por cierto, apenas me conoce y ya me invitó a la boda. Respecto a mis compañeras, son muy amables; pero quien realmente es ¡muy! amable, es Lauren; la rubia que he catalogado como la más atractiva.

 

     Durante la comida, los cinco salimos juntos; y aunque he charlado con todos, tuve más empatía con Lauren.

 

     Al terminar mi día laboral, regresé a casa; de inmediato fui bombardeado con infinidad de preguntas, estilo «señoras», pues mi tía Mary incluso preguntó si ya había hecho amigos, (como si hubiera tenido mi primer día de clases).

     —Sí, tía, hice amigos. —Respondí, dejando mis cosas sobre el sillón. Favio no está en casa, mi tía acaba de informarme que salió a comprar algo para comer, (pizza), ya que ella no quiso cocinar, pues es su día libre. Le di un beso en la sien, y le dije que iré a ducharme, pues lo necesito; para mi fortuna, la habitación donde vivo ahora, tiene baño propio.

 

     Tras terminar mi ducha nocturna, me percaté de que Favio aún no regresa, así que después de haberme puesto un cambio de ropa cómodo, abrí las cortinas grises para que entre un poco la brisa; no me gusta estar tan encerrado, sin importar que no tenga un paisaje estilo «playa» frente a mí. Puse un poco de música, mientras mensajeo con Lauren; de verdad nos hemos caído muy bien, es muy linda y tenemos gustos en común, y eso me agrada; la química simplemente es perfecta, y sé que la física lo será también.

 

     Al cabo de media hora, Mary vino a decirme que por fin Favio ha llegado con la cena; dejé el celular de lado, pues, aunque mis tíos sean ciertamente «modernos», no les agrada que esté con el celular en la mesa, dicen que es de mala educación y bloquea la comunicación familiar. Pero, ¿en qué momento ellos han madurado tanto?

 

     Durante la cena, mi tía siguió bombardeándome con más preguntas sobre mi trabajo; le conté casi todo, en sí omití mucha información que tiene que ver con Lauren, ya que no quiero a Mary creyendo que ya pronto me casaré; siempre tiende a adelantarse a los hechos, y a planear de más, (como la mayoría de las mujeres); no sé por qué hacen eso, adelantarse tanto a las experiencias, cuando lo más maravilloso de la vida es vivir el momento; sonreí, reconociendo que tengo cierta malicia. «¡Espero cambiar algún día!»

 

     Terminada la cena, regresé a mi habitación para dormirme temprano, y así estar muy bien descansado para ir a trabajar al día siguiente. La noche es fresca y me agrada, así que decidí dejar las cortinas abiertas; durante los días que he estado aquí no he visto movimiento en el apartamento de enfrente, y eso que la distancia no es tan considerable; calculo unos cinco metros, (más, menos), no sé. En fin, las cortinas del otro apartamento normalmente están cerradas, y ahora que están abiertas, hay total oscuridad; solo espero que los vecinos, o el vecino de enfrente no sea un voyerista, pues pretendo dormir con las cortinas abiertas como ya dije; aparte de que si lo fuera, no verá nada escandaloso, (porque a pesar de todo, tengo mi pudor).



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En el texto hay: obsesion, secretos, amor

Editado: 14.09.2022

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