Desde la ventana

Capítulo 11: Todo

Hoy me levanté con un propósito firme en la vida; así que después de despedirme de ella, me dispuse a salir de inmediato del apartamento, diciéndole a mi tía Mary que llevo prisa porque me han llamado del trabajo para algo importante. No le di tiempo a réplica alguna y cerré la puerta detrás de mí; subí desesperado al elevador, y juro que conté con impaciencia cada número que marca para descender, mientras por mi mente pasan un sinfín de presentaciones. Al llegar al vestíbulo, casi atropello a una de las vecinas que carga su despensa; apenas alcancé a disculparme por la prisa, ya que mi intención es salir pronto a la calle. Cuando llegué, volteé hacia el edificio donde vive y me dirigí a gran prisa hacia aquel lugar, esquivando a cada uno de los transeúntes, chocando con algunos, siendo atropellado por otros; hasta que por fin la vi esperando frente a la puerta de su edificio… Mi corazón comenzó a agitarse con violencia, mientras camino idiotizado por su persona; ella no me ha visto, pues no voltea en mi dirección, su mirada azul está puesta sobre la interminable calle; no sé si espera un taxi, aunque ya han pasado muchos y no se decide a llamar a ninguno de ellos; me acerqué y me puse a su lado, pero como dije, está observando en otra dirección; carraspeé, pero no llamé su atención; con temblor tomé aire y me decidí:

     —Hola. —Sus ojos azules se encontraron con los míos cuando alzó la mirada hacia mi rostro, pues a pesar de que lleva puesto tacones, ella apenas alcanza mi hombro—. Me llamo Marco y...

     — ¿Podría dejarme tranquila, por favor? —Su frialdad y desapego me hicieron helarme; la vi voltearse mientras busca quizá un taxi ahora sí, pues es evidente que quiere alejarse de mí.

     —Sé que me conoces. —Me observó de reojo con enojo—. Y que me dijiste que no me conocerías si nos encontráramos, pero ya no puedo estar sin ti. —Me encaró.

     —Si usted no me deja tranquila, me veré en la obligación de llamar a la policía, o pedir cualquier tipo de ayuda.

     —Pero... —Comenzó a caminar pidiendo ayuda; la auxiliaron a tal punto que de inmediato me impidieron acercarme a ella. Alcé las manos en son de rendición—. La conozco. —Dije en varias ocasiones. Uno de los hombres que se acercaron a ayudarla la cuestionó por ello.

     —Jamás lo había visto. —No solamente sus palabras me hieren, también la forma en que me rechaza por completo—. Quizá me confunde.

     —Creo que sí. —Respondí para no meterme en problemas, pues es lo que menos quiero—.  Creo que la confundí con la mujer que amo. —No se estremeció ni me dedicó una mirada emocionada; ella es fría y punto. Los hombres dudaron, pero ella mantiene de tal manera la calma que ellos se quedaron relativamente tranquilos; aunque están vigilando que no me acerque a ella. Nos observamos no sé cuánto tiempo, de pronto apareció un coche negro y ella subió a él sin dedicarme ni una sola mirada más; no sé con quién se fue ni a dónde, pero un escalofrío recorrió mi ser en ese instante.

 

     Durante todo el turno de trabajo, me la pasé inquieto por la situación que viví con ella en la mañana, y extrañamente encuentro consuelo solo en una cosa.

     Literalmente arrastré a Lauren hacia los baños de caballeros; necesito sacar esta horrible sensación que tengo, y sé que solamente con ella puedo hacerlo; no quiero a nadie más que a Lauren, por el simple hecho de que ya estaba involucrado con ella desde antes de conocer a mi extraña desconocida; y ahora es la única que puede saciarme de cierta manera, pues a mi desconocida no puedo ni siquiera dirigirle la palabra.

 

     El enojo y la rabia se demuestran en mis actos, lo sé porque Lauren se ha quejado por mi brusquedad un par de veces; es cuando recuerdo que trato con una persona, e intento tranquilizarme, pero en cuanto su imagen fría y desapegada vuelve a llenar mi mente, todo en mí cambia, es como la maldición de luna; ella es la luna que logra transformarme en una bestia.

     —Eso fue muy rudo. —Dijo, golpeándome por el pecho cuando se giró hacia mí.

     —Lo lamento. —No sé hacer más que disculparme, y aun así soy consciente de que no es suficiente.

     — ¿Qué sucede? —Preguntó aún agitada; estoy igual, así que tardé un poco en responder.

    —Nada.

     —No me engañas, Marco; sé que no ha pasado mucho tiempo, pero empiezo a conocerte, y tú no eres así.

     —Sino quieres seguir conmigo, dímelo. —Repuse enfadado; estoy molesto porque me dejen, ¡no lo tolero!

     —Yo no dije eso.

     —Entonces, no te quejes. —Terminé de arreglarme la ropa, y salí del baño para enjuagarme la cara. Lauren salió minutos más tarde, y noté sus ojos llorosos a través del espejo; entonces me giré bruscamente, comprendiendo que soy el peor tipo del mundo, el cual no merece ni a una ni a otra; me acerqué y sujeté su rostro con ambas manos—. Perdóname, Lauren; no sé qué me pasó, soy un completo idiota, de eso sí estoy seguro. —En respuesta a mis palabras, ella se amarró a mi cintura y comenzó a llorar, partiéndome lo que me queda de alma—. Lauren.

     —Yo te amo, Marco. —Murmuró contra mi pecho, estremeciéndome violentamente por dentro; no esperaba eso, (o quizá sí), pero no lo deseaba; no cuando mi corazón irracionalmente pertenece a otra persona, a alguien que no debería. Lauren alzó la mirada, clavando sus ojos cristalinos en los míos—. Perdóname, sé que no somos nada y que no me has hecho promesas de ningún tipo, pero no pude evitarlo. —Volvió a abrazarse a mí.

     —Debemos salir de aquí. —No quiero que seamos sancionados. Ella asintió y se apartó, limpiándose las lágrimas; sujeté su mano, y la llevé fuera del baño. Recorrimos la instalación de esa manera hasta salir de ella—. ¿A dónde quieres ir a comer? —Volvió a limpiarse el residuo de lágrimas con discreción, y después me observó, dedicándome una mirada y sonrisa comprensiva.



#37809 en Novela romántica
#10496 en Thriller
#6005 en Misterio

En el texto hay: obsesion, secretos, amor

Editado: 14.09.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.