Desde la ventana

Capítulo 14: Luna

Mi intención esa noche de la despedida de soltero, no era quedarme a dormir con Lauren, pero una cosa nos llevó a la otra; y eso no es precisamente malo, o no lo era hasta que...

     — ¿Ya son novios? ¡Qué maravilla! —¿Cómo realizas una pregunta y tú mismo afirmas la respuesta? ¡Sí, esa es Mary!

     —Tía. —Sus ojos se fijaron en mí de tal manera que solamente pronuncié esa palabra; sus cejas castañas se alzaron esperando a que prosiga—. Ah... Lauren y yo no somos novios. —Su ceño se frunció de manera inquisitiva.

     — ¿Y te quedaste con ella?

     —Sí, es normal. —Iba a replicar—. Recuerda a Favio. —Se obligó a cerrar la boca; me acerqué y besé su frente—. No estoy preparado para iniciar una relación.

     —Pero esa mucha es maravillosa.

     —Es grandiosa, sí, pero no la amo.

     —Marco, date la oportunidad y lo harás, pasas mucho tiempo con ella; te encierras por horas en tu habitación, y sé que es por ella. —Sonreí, sintiéndome culpable.

     —Ya lo pensaré, tía. —Volví a besar su frente, y me dirigí a la habitación. De inmediato vi el pizarrón colocado en la ventana, pero ella no está; mejor dicho, no sé si está, ya que las cortinas están cerradas, exponiendo solamente el pizarrón.

     «¿Cita?»  

     No sé por qué lo cuestiona; según tengo entendido, puedo hacer lo que quiera, cuando quiera y como quiera, siempre y cuando sea fuera de estas paredes; me pregunto si empieza a sentir algo por mí: «¡Y los celos son una señal de sentimientos!» Tomé el pizarrón y comencé a escribir.

     «Por eso no llegué anoche.»

     Quizá la clave es hacerle sentir que puede perderme de un momento a otro, que puedo cansarme de tener una fantasía, (sobre todo si tengo una realidad), aunque en el fondo la fantasía me llena más que cualquier realidad que pudiera tener; a menos que mi realidad fuera ella, pero no lo es; debo aceptarlo más temprano que tarde, porque definitivamente está dañándome.

 

     Dormí hasta después del mediodía, y lo que me despertó no fue precisamente un placentero descanso, sino una luz que se posaba en mis ojos una y otra vez; me cubrí para saber de dónde proviene dicha luz… La encontré jugando con los rayos del sol y un espejo; su sonrisa apareció en cuanto obtuvo mi confundida atención. Se me dificultó un poco leer lo que está en el pizarrón, así que tuve que esforzarme para enfocar la vista y lograr que las letras no se desordenaran ante mi visión.

     «Yo también tuve una cita.»

     Levanté abruptamente la mirada hacia ella; comenzó a escribir.

     «¿Tienes celos?»

     Negué como todo un imbécil. ¡Claro que muero de celos! Sonrió.

     «Sé que tienes celos.»

     «Estás cansándome.»

     «Eres libre.»

     «Entonces iré a tu casa.»

     Comenzó a escribir apresuradamente; al menos sé que es la única manera en que puedo hacerla enfadar y desquitarme.

     «Eres un imbécil.»

     Ahora también lo creo rotundamente.

     «Te acusaré por acoso y por allanamiento de morada, y por intento de violación.»

     Enarqué ambas cejas, totalmente sorprendido.

     «Entonces deja de molestarme.»

     Estoy tan enfadado que no pienso en consecuencias.

     «Está bien.»

     La vi arrojar el pizarrón al suelo de su apartamento y ponerse de pie; realmente no sé por qué, pero la llamé.

     — ¡Hey! —Fue lo que se escapó de mi boca; se detuvo y se giró hacia mí.

     «¿Puedo ponerte un nombre? ¡Estoy harto de no saber cómo te llamas!»

     La vi pensarlo, después asintió; me dio la espalda y pensé que se iría, en cambio se dispuso a levantar el pizarrón del suelo.

     «Sorpréndeme.»

     «Luna.»

     Bromee. Ella asintió.

    «Me gusta mucho la luna.»

     «Yo solo bromeaba.»

     «Yo no. Quiero llamarme así, Luna.»

 

     Sigo sin acostumbrarme al nombre que yo mismo le puse, pero le gusta tanto que no me quedó otro remedio que nombrarla de esa manera; ahora conozco la razón, y más que eso; a ella le gusta mucho la luna, y dice identificarse con ella por su soledad; me pregunto cómo una mujer como ella, que podría tener a cualquiera ante sus hermosos pies, puede estar tan sola.

     Yo cambié un poco el significado tan melancólico de su nuevo nombre, y le dije que el nombre le va bien porque ella es igualmente hermosa, y es un resplandor para mí; no me agradeció al menos con palabras, pero sí con su mirada azul.

     «¿Tu cita es importante?»

     No entiendo por qué pregunta eso, no iré a ningún lado; rio.

     «¡Bobo! La mujer con la que sales, ¿te importa?»

     «Ella es buena.»

     Y esto es extraño.

     «Dime la verdad. ¿Te molesta?»

     «No.»

      Sonreí de mala gana.

     «Sé que no te importo.»

     No expresa nada.

     «Te doy solamente lo que tengo.»

     «¿Por qué presiento que no es así?»

     No replicó como otras veces, tampoco ha salido huyendo; simplemente está ahí, a veces me observa, otras veces le da una calada a su cigarro, y otras tantas parece que quiere responder a mi pregunta, pero al final termina dejando el pizarrón de lado; mientras no se aparte de la ventana y se pierda de mi foco de visión, seguiré aquí, ¡con ella!

     «¿Cómo se llama?»

     No respondí de inmediato; no sé qué quiere.

     «Por favor.»

     «¿La buscarás para asesinarla?»

     Rio.

     «No es mala idea.»

     Negó.

     «Se llama Lauren, y ella no sabe de tu existencia.»

     «¿Cree que es la única en tu vida?»

     «No precisamente; no somos nada.»

     «¿Solo amantes?»

     Asentí; de verdad me siento muy incómodo hablando de esto con ella, y ahora estoy seguro de que pensará que mis sentimientos por ella son solamente una mentira.



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En el texto hay: obsesion, secretos, amor

Editado: 14.09.2022

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