Desde la ventana

Capítulo 15: Al menos una aventura

Cada día que salgo del edificio y veo en dirección hacia donde la encontré aquella ocasión, no puedo evitar no sentirme mal por lo ocurrido, por su desprecio y su enorme rechazo; sin embargo, es otra cuando estamos en esa habitación que por momentos se ha ampliado, (ya sea la mía o la de ella), al final se hace una sola, así como nosotros.

     —Hola, vecino. —Volteé hacia dicha voz, encontrándome con Astrid; por primera vez no lleva ropa deportiva, ahora luce una blusa azul con rayas blancas, unos jeans y zapatos de tacón bajo; también lleva el cabello suelto, y puedo asegurar que luce realmente bonita; lástima, porque sigo creyendo que está algo loca—. Tú tienes una deuda conmigo. —Sonreí amable.

     —Lo siento, pero, ¿qué puedo hacer? Alguien me atrapó y me enamoré. —Enarcó una ceja.

     — ¿Y eres de esos hombres fieles?

     —Sí. —Respondí de inmediato.

     —Lástima. —Dijo, encogiéndose de hombros—. Nos hubiéramos divertido un rato, yo no busco compromisos. —Enarqué una ceja; creo que al final no está tan loca—. Y dime, chico fiel, ¿al menos podemos ser amigos?

     —Supongo. —Respondí dubitativo; la realidad es que ya no sé ni qué hago. Astrid sonrió triunfante, lo cual volvió a hacerme dudar de si está loca o no.

     —La verdad es que en este edificio tengo pocos amigos, y normalmente solo salgo para ejercitarme; siempre tengo que cuidar a mi abuela, y me gustaría tener un poco de diversión de vez en cuando. —Jugó con mi corbata—. Y pocas veces llega al edificio un chico tan guapo y soltero; claro, eras soltero.

     —Aprecio tu sinceridad, Astrid, y tu falta de buena visión. —Sonrió; carraspeé—. Me ha gustado saludarte, pero debo ir a trabajar.

     — Prométeme una aventura al menos, Marco. —Me guiñó un ojo; me despedí de ella con esa petición extraña en mente.

 

     Durante todo el día, no he podido quitarme de la mente esa propuesta tan extraña, (invitarla a una aventura), quizá está pensando en lo mismo que yo, y esa aventura implica su habitación o la mía, (no, definitivamente mi habitación no) ... Pero, yo tengo algo más en mente; una aventura distinta, aunque no sé cómo proponérsela sin que suene como un tipo raro y voyerista.

 

     Casualmente volví a encontrarme con Astrid, quien va llegando al edificio al igual que yo, (nuevamente ha ido a entrenar), me quedé esperándola en la puerta.

     —Hola. —Dijo, visiblemente acalorada.

     —Hola, sí que te gusta mucho ejercitarte.

     —Y me brinda buenos resultados, ¿no crees? —Eso es evidente; sonreí, dándole la razón.

     —Quiero proponerte algo. —Dije sin más, capturando su curiosa atención. Abrí la puerta del edificio—. Ve a ducharte, seguramente lo deseas. —Asintió—. Te esperaré aquí en el vestíbulo

     — ¿Por qué?

     —Porque no quiero ir al apartamento todavía. —Enarcó una ceja.

     —Puedes venir conmigo. —Sonreí; la tentación es grande, pero mis deseos por mi desconocida son mayores.

     —Sino estuviera tan enamorado, te diría que sí. —Puso los ojos en blanco.

     —Está bien «Romeo», vuelvo en unos minutos. —Se detuvo—. Por cierto, si te animas, ya sabes donde vivo. —Asentí, viéndola perderse en el interior del ascensor.

 

     Al cabo de casi media hora, la vi bajar del elevador más fresca que una lechuga en comercial de supermercado; lleva una vestimenta sencilla, y eso me agrada; sobre todo los zapatos deportivos, (hay que prevenir).

     —Muy bien, aquí estoy.

     —Necesito que me hagas un favor. —Me observó con curiosidad, pero puedo notar en esa mirada su asentimiento.

 

     —Actúa normal. —Me dijo; me siento como si fuéramos a robar un banco, y lo peor de todo es que esto fue mi idea; no, no, eso no es lo peor; lo peor es que no sé por qué rayos me siento tan nervioso. Astrid comenzó a reír como si le hubiera dicho algo muy gracioso; creo que al final mi teoría es cierta y está loca—. Ann estará feliz de vernos, cariño. —Correspondí a su sonrisa; no sé quién rayos es Ann. Entramos al elevador; para nuestra fortuna está vacío.

     — ¿Quién rayos es Ann?

     —Eres un idiota, Marco. —Bueno, también lo creo—. Solo estoy actuando.

     — ¡Ah! —Fue mi única respuesta, no sabía que teníamos que actuar.

     —Este edificio es muy lujoso, más que en el que nosotros vivimos; digo, no está mal, pero, ¡por favor!, no compares esto con aquello. —Tiene razón—. ¿Tú crees que dejan a las personas ir y venir, así como así?

     —Eso acabamos de hacer.

     —Porque tuvimos suerte, y por mi actuación.

     —Está bien. —No sé si eso sea cierto, pero lo acepto.

     Una vez que llegamos al piso que creo es el correcto, los dos observamos hacia ambos lados del pasillo antes de abandonar el elevador. Debo admitir que el decorado del lugar es mucho más vistoso y costoso que el de nuestro edificio, lo cual me hace cuestionarme qué tipo de trabajo tendrá mi Luna para sustentar algo así; después de todo siempre hace referencia a que está sola, no lo dice abiertamente, pues ella es un cascarón, casco o cualquier cosa que impide el paso a su vida privada; pero en ocasiones, cuando me tiene la suficiente confianza, lo ha hecho notar. Astrid me jaló de la camisa para hacerme reaccionar.

     — ¿Cuál crees que sea el apartamento? —No le hablé mucho del tema; solo le dije que tengo una ligera fantasía de ver de cerca a mi hermosa vecina. Astrid me preguntó si es ella la mujer a la que amo; negué, y le dije que se trata de mi compañera de trabajo; prefiero que me vea enamorado de alguien más real en mi vida, pero Astrid quería una especie de aventura, y esto es lo único que puedo ofrecer; creo que de verdad se aburre tanto que ni siquiera preguntó más, y aceptó enseguida; solo espero no estar haciendo mal, y esto se me vaya de las manos, vuelva y me explote en la cara. Después de los cálculos, ella se atrevió a tocar el timbre mientras permanezco distante y escondido en la esquina del pasillo; tardó un par de minutos llamando, hasta que por fin ella abrió, ¡de verdad me sorprende que lo hayamos logrado!, no hay ruidos en el pasillo, así que las voces son claras—. Hola.



#37787 en Novela romántica
#10497 en Thriller
#6005 en Misterio

En el texto hay: obsesion, secretos, amor

Editado: 14.09.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.