Desde la ventana

Capítulo 16: Aunque sea por hoy

     A pesar de lo que ha sucedido, hoy no es una de las peores noches de mi vida; al contrario, para mí es incluso una noche como otras tantas, pero Camila y Darío están furiosos, mientras que los demás están tiritando de miedo; no entiendo por qué, no es que sus actividades sexuales sean una fantasía romántica, de esas donde abundan las velas aromáticas, violines y pianos de fondo, una deliciosa cena hecha por el ser amado, pétalos de rosas por doquier, y sentimientos hermosos; apuesto mi patética vida que ninguno de los que estamos en este mundo hemos vivido algo similar a eso, ni siquiera Darío y yo que somos «pareja», hemos vivido algo así; tampoco cuando nos amábamos. Su mirada está puesta sobre mí, pero no quiero verlo a los ojos; no tolero la forma en la que está observándome, pues no logro descifrarlo, y eso no me gusta; no sé si piensa que yo he sido la culpable, o si cree que soy una estúpida víctima; cualquier cosa me enfada, más de lo que me enfadé con el idiota que me hizo esto. Darío comenzó a removerse en la silla para llamar mi atención, quiere que voltee como una corderita, pero insisto, no quiero verlo.

     —Me tienes harto, Scarlett. —No expresé nada—. ¿Quién fue?

     —Ya lo sabes.

     —Quiero que tú me lo digas.

     —Ya lo denuncié, y Camila está hablando con él. Ya lo sabes, Darío, así que déjame tranquila.

     — ¿Cómo puedes seguir siendo tan estúpida y permitir que te agredan de esta manera?

     —Solo son golpes. —Los he experimentado tantas veces que ahora solo duelen un momento, después pareciera que todo mi cuerpo se anestesia junto con mi ser, y ya no siento nada.

     —Pudo haberte lastimado severamente. —Lo observé de reojo; no quiero emocionarme al pensar que todavía le importo como dice—. ¿Y después qué sería de ti? —Bajé la mirada con el ceño fruncido—. Ya no serías hermosa, Scarlett, ni rentable. —Volteé a verlo fijamente. Darío me corresponde de la misma manera—. Solo piénsalo, bonita. Una prostituta buena en la cama solamente... —Hizo una mueca de asco—.  Tienes que seguir siendo hermosa. —Se puso de pie, parándose frente a mí—. Y los moretones y labios partidos no lucen hermosos, al menos que te topes con un degenerado, pero a la mayoría de los clientes...

     —La mayoría de los clientes son degenerados. —Dije en burla. Darío sonrió de mala gana, después me soltó una bofetada, y me dolió solamente porque me pegó justo donde tengo los golpes anteriores.

     — ¿Así le respondiste al cliente, Scarlett? —Regresó a su silla—. Eso te ganas por soberbia. Ellos son los que mandan, tú solo eres la carne con la que las bestias se sacian.

     —Tú mismo me has dicho...

     —Yo sé lo que te he dicho, y también te he enseñado que hay gente con la que no se juega.

     —Ese cerdo no es nadie.

     —Solo un rico más; sí, tienes razón, has tenido suerte.

     —No volveré a tomar clientes nuevos. Me quedo con los de siempre. —Negó con el índice y la cabeza.

     —No, pequeña; debes hacerte de más clientes nuevos. Que tu lista sea amplia y tu agenda siempre esté repleta, Scarlett.

     — ¿Has terminado tu asesoría? Quiero estar sola. —Darío se puso de pie nuevamente, pensé que me dejaría tranquila, sin embargo, se acercó de nuevo a mí.

     —Eres importante, Scarlett. —Quisiera creerle. Al principio estaba segura de ello, y dentro de tanta porquería, él me hacía feliz; gracias a él descubrí que sin importar qué, la felicidad existe; y sin importar lo miserable y desdichada que sea tu vida, también la felicidad llega a ti, te abraza, te besa, te hace el amor, te cuida y te hace olvidar lo malo de este mundo; te demuestra que vale la pena vivir. Después seguía siendo feliz, cuando me proponía creerle; vivía y era bonito, a pesar de la realidad; pero desde hace mucho tiempo he dejado de creer, he dejado de engañarme, y ya no siento nada, excepto cuando estoy en esa habitación... No vivo una felicidad completa porque sé que no puedo, pero es una pequeña luz dentro de tantas tinieblas. Los labios de Darío empezaron a acariciar los míos, pero no puedo corresponderle; no solamente porque me duele tener el labio inferior roto, sino porque no puedo apartar esa luz de mi mente; sonreí al recordar la última estupidez que hizo hace un par de días—. Sabía que esto te pondría feliz. —Dijo cuando terminó de besarme, trayéndome a la realidad—. Mi preciosa Scarlett. —Me acarició el rostro con lo que él dice es cariño—. Te amo. —Volvió a besarme con cierta sutileza—. Y tú me amas, ¿verdad?

     —Sí, y seguiré compartiendo mis ganancias contigo, Darío. —Frunció el ceño, y después volvió a su asiento.

     —Eso es mentira, cariño; aún no me llevas a ese precioso apartamento, una vez pasé por ahí—. Me alerté, no lo quiero rondándolo.

     —Sabes que no puedes hacer eso.

     —Lo sé, tu señor no lo permite; él no permite que nadie se te acerque, ¿crees que no sé que te mantiene vigilada porque te desea y quiere que seas solamente suya? —El corazón no deja de palpitarme demasiado rápido; tontamente olvidé ese enorme detalle, así que no puedo alegrarme por visitas estúpidas y furtivas... ¡Tengo que detenerlo antes de que salga gravemente herido! Camila irrumpió en la habitación para darnos información sobre el cerdo que me agredió.

     —Él pagará los daños, querida; y dice estar sumamente arrepentido, también argumentó que tú no dijiste tu palabra de seguridad.

     —Claro que la dije. —Añadí molesta.

     — ¿Y cuál es esa palabra? —Preguntó Darío con un toque de burla, ganándose una de mis miradas repleta de reproche.

     —En fin. —Prosiguió Camila—. Te pide una disculpa, y espera que tu resentimiento algún día se te pase para que le aceptes una cita.

     —Solamente muerta. —Camila se encogió de hombros.

     —Como sea, Scarlett. Te recomiendo que ya no elijas a tipos que les guste jugar rudo; no sé qué te dio por aceptar de ese tipo, no todos tus amantes son así. —Le dedicó una mirada a Darío, la cual él correspondió.



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En el texto hay: obsesion, secretos, amor

Editado: 14.09.2022

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