Desde la ventana

Capítulo 18: Sé mi amigo

Regresé a casa en la mañana, después de haber desayunado con mi ahora novia Lauren. La noticia les cayó de maravilla a mis tíos; sobre todo a Mary, quien está realmente feliz.

     —Creo que deberías darle la noticia a tu padre. —Fruncí el ceño.

     —Mary, Lauren solo es mi novia; no estoy a punto de casarme.

     — ¿Y qué? ¿A caso piensas volver a hablar con tu padre cuando estés a punto de casarte? —Fruncí el ceño de nuevo.

     — ¿A qué se debe eso?

     —Tu padre llamó, creo que está teniendo problemillas con su esposa. —Me encogí de hombros.

     — ¿Y? No soy consejero matrimonial, ya se arreglarán. —Siempre es la misma historia.

     —Quizá tu padre quiere un amigo.

     —Papá tiene amigos; pero está bien, entiendo el punto. Lo llamaré. —Le di un beso a mi tía, y me despedí de Favio con un saludo, el cual apenas correspondió, pues está encargándose del desayuno de ambos. Cuando entré a mi habitación, mi corazón se detuvo por un segundo al ver las cortinas abiertas de par en par, mostrando todo aquel lugar que poco a poco se fue haciendo familiar para mí; afortunadamente mis pies se quedaron clavados al suelo, ya que realmente no sé qué hacer; me propuse recordar que ahora tengo una novia que me ama y me cuida, y que Lun... Ella decidió olvidarse de mí sin siquiera darme una explicación; así que es evidente que seguimos siendo nada, pero ahora estoy más consciente de ello; caminé hacia la ventana para cerrar las cortinas, cuando la vi aparecer frente a mí; luce desaliñadamente hermosa, y mi corazón la reconoció de inmediato; y como un cachorro que mueve la cola ante su amo, este empezó a danzar de emoción por ella, quien no deja de observarme, y no puedo dejar de hacer lo mismo; la vi tomar el pizarrón y escribir.

     «Hola, extraño.»

     Sonrió, haciéndome pasar saliva con pesadez; yo había tomado una decisión que me costó mucho trabajo, y hasta hace pocos minutos estaba luchando por creer que es la mejor decisión. Ahora solo veo un rostro precioso, y unos ojos que me miran como si me hubieran extrañado todo este tiempo. No sé de dónde saqué la fuerza necesaria para sujetar las cortinas con la determinación de cerrarlas; empecé a hacerlo cuando de pronto...

     — ¡Marco! —Mi corazón volvió a detenerse, y yo junto con él; dirigí la mirada hacia ella, nunca me había llamado por mi nombre, a pesar de que desde hace tiempo que lo sabe; comenzó a escribir.

     «¿Qué haces?»

     Lancé un suspiro y cerré los ojos como respuesta; después alcé la mirada hacia ella.

     —Hablemos. —No dijo nada ante mi petición; solo está ahí observándome.

     «El pizarrón.»

     —No, yo no voy a hablar contigo a través del pizarrón. —La vi realizar una mueca, no sé si de inconformismo o enojo; quizá ambas.

     «Por favor.»

     —Te he dicho que no. —Una fuerza interna que desconocía, comenzó a crecer en mí—. Es más, tú misma me dijiste que si no estaba de acuerdo con tus estúpidas reglas, podía retirarme del juego. ¿Y qué crees? Me retiro. —Me dispuse a cerrar las cortinas, pero ella me lanzó un objeto, el cual curiosamente logró entrar a mi habitación; es una de sus pantuflas... Acto seguido, la pantufla restante salió volando de su venta, pero esa no logró ni siquiera acercarse—. Niña mimada. —Está muy enfadada conmigo, es más que evidente en su mirada—. ¿Por qué haces esto? Tú no me quieres y yo tengo novia ahora. —Todo su semblante cambió; ya no solo luce enfadada, sino sorprendida e incluso curiosa.

     «¿Te refieres a tu cita?»

     —Sí.

     «Al fin te decidiste.»

     —Parece que eso esperabas.

     «No ahora; quería un poco más de tiempo contigo.»

     Fruncí el ceño.

     —Entonces, ¿por qué no aparecías? Y no me mientas.

     «Estaba indispuesta, es todo lo que puedo decir.»

     Fruncí el ceño de nuevo, pero ahora con un significado distinto.

     — ¿Quién eres?

     «Lo que ves y lees.»

     Se sentó en la ventana y comenzó a fumar como es su costumbre. Quiero poder irme y olvidarme de ella; sin embargo, noto una profunda tristeza en todo su semblante.

     —Eres todo un misterio.

     «El pizarrón.»

     —Te dije que no. —Me dedicó una mueca.

     «¿Al menos seremos amigos?»

     —No lo sé, tú dime; tú pones las reglas. —Sonrió, y aventó el humo despacio por la boca.

     «Estás desobedeciendo las reglas.»

     Iba a responder, cuando la vi acomodarse de cierta manera que me permite ver un gran moretón en su pierna.

     — ¿Qué te sucedió? —Comprendió de inmediato de qué le hablo.

     «Me golpee, soy torpe.»

     —Me parece severo.

     «Es como los monstruos que atormentan a los niños; parecen más feos de lo que en realidad son.»

     Por alguna razón me siento inquieto al respecto; justo ahora que la observo, puedo notarla más sola de lo normal, como si su vida estuviera envuelta en sombras constantemente; sé que suena loco, pero así lo noto.

     «¿Eres feliz?»

     —Quiero serlo, pero no quiero ser el único. —Frunció el ceño—. Quiero que tú también lo seas.

     «Sé mi amigo entonces.»

 

     Durante toda esta semana, las cosas se han vuelto tan apacibles que me parecen sumamente extrañas. Mi noviazgo con Lauren sigue avanzando, y puedo decir que no he dejado de quererla, pero tampoco siento que la quiera más; simplemente la quiero y punto, ella en cambio me demuestra constantemente que su amor por mí va fortaleciéndose; también los lazos con mi familia lo hacen, pues justo ayer comimos todos en su apartamento; pasamos un momento sumamente agradable, donde pude olvidarme por unas horas de Luna; ella y yo ahora somos «amigos», no hay ninguna clase de coqueteos, solo charlas donde puedo conocerla un poco más; aunque el término «conocerla», está verdaderamente lejos de su significado. ¡Luna es una coraza!



#37800 en Novela romántica
#10498 en Thriller
#6006 en Misterio

En el texto hay: obsesion, secretos, amor

Editado: 14.09.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.