El reflejo... mi reflejo... ¿Qué es? ¿Por qué esta ahí? ¿Es que acaso me mira? ¿Qué hay más alla de ese espejo? ¿En su interior? ¿Habrá calor o frío? ¿Habrá amor u odio? Deseo saber... deseo ver...
Esta es mi historia, me llamo Damián Mascaró... El relato de cómo termine destruido, amando y sin quien me ame... Dicen que el amor es debilidad... Se equivocan, porque por ella hice hasta lo impensable...
Cierta mañana de abril, poco después de que mi amado abuelo muriera, mi mente estaba completamente desordenada, y mi alma... completamente en pena... comencé a pasar horas frente al espejo, sentía que algo me llamaba... algo o alguien... durante las noches cuando intentaba dormir, una voz... no, no una voz... gritos de miles de personas, gritos y más gritos... teniéndome en profunda agonía... pasé noches enteras sin dormir, preguntándome si esas voces eran mi imaginación o algo más... las respuestas tardaron demasiado, y me llevaron al borde de la locura...
Después de casi no haber dormido nada desperté y miré el reloj, eran las cinco de la mañana y fue en ese momento donde comenzó todo...
Mire hacia al espejo, mi reflejo estaba ahí, todo parecía normal... pero en entonces, una fuerte luz empezó a emanar de allí... fue cuando lo vi todo, en el espejo había una ciudad, mi ciudad. Había gente allí, y mucha que yo conocía, no pude resistir la tentación y acerqué mi mano, toque el vidrio y noté que este se hundía, me estaba transportando a otra dimensión, como lo sospeché...
Me alejé en ese instante víctima del miedo, y fue cuando la imagen desapareció... si, fue el comienzo de mi locura... desde aquel día comencé ansiosamente a buscar respuestas a mis preguntas, pero mientras más escudriñaba, más me daba cuenta que me encontraba totalmente perdido...
Pasaron cinco meses, y espere que el hecho se repitiera, no lo hizo, ya desesperado me senté frente al espejo y le dije “No sé qué misterios guardas, pero yo Damián Mascaró te demando abrirte” Si, claro como si me fuera a hacer caso.
Pero como si de magia se tratase, la luz ilumino mi rostro nuevamente, y sin temor, entré por aquel portal...
Lo que vi allí... fue natural a mis ojos, pero no ideal a mi mente, aunque todo parecía igual, solo era similar, y fue cuando entendí todo... El mundo detrás del espejo no era sino el resultado de otras decisiones de los que habitantes, el resultado de la gota que no cayó en el mismo lugar, el resultado de una sonrisa no brindada, la simple consecuencia de un corazón roto... todo lo que pudo haber sido, se encontraba allí... en un MUNDO PARALELO.
Me quedé maravillado observando como todo era similar pero no igual, e instantáneamente choque con alguien ¿Quién era? Pues yo mismo... El Damián paralelo, el otro... Lucía un elegante traje negro, una estilizada corbata plateada un peinado sofisticado y un reloj caro. Era el hombre que mis padres siempre soñaron que yo fuera, el hombre que había tomado las decisiones correctas...
Evité mirarlo al rostro, y el simplemente musitó un educado Disculpe y se alejó. Me provocaba curiosidad saber su vida, la vida correcta, pero no podía seguirlo, si mis estudios era correctos, el fraternizar con seres de otro lado traería consecuencias fatales para ambas caras.
Solo pude concentrarme en el olor de la ciudad, y de repente ya había chocado con alguien más, una hermosa mujer de cabellos castaños y rizados los ojos claros... los labios rosados y una ternura en el rostro que parecía ser solo de ella... busqué reconocerla, no lo logré, me tenía hipnotizado... embelesado, tal vez... enamorado.
Me miró como si me conociera de toda la vida, me dedicó una sonrisa y se fue, sin mirar atrás una sola vez... ahora me enfrentaba a un nuevo reto... ¿Cómo volvería a mi dimensión? Si me quedaba podía alterar el espacio y el tiempo, no era bueno hacerlo... traté de huir encontrar otro espejo, tal vez los espejos eran las puertas de entrada y salida, pronto me encontré en una tienda enorme y llena de aquellos q consideré puertas.
Despistado como estaba, cual ratón en plena jungla, un viejo hombre entró en la tienda... Era débil y escuálido, con el cabello todo desordenado y canoso, las manos delgadas y arrugadas, y una mirada gentil. El hombre era espeluznante, pero al mismo tiempo me producía curiosidad el conocerlo. Con mi vista perdida en su caminar el viejo me habló diciendo “Es un misterio la vida ¿No es así?” asentí con la cabeza y decidí concentrarme en los espejos, pero aquel que me tenía aterrado volvió a hablar, “Se quién eres Damián, y sabía que vendrías... tenemos una larga charla por delante” por un momento pareció que perdí la ubicación de mis cuerdas vocales, pues no podía musitar una sola palabra... El anciano rio y me tomó del brazo para sacarme del lugar... no dije nada hasta que llegamos a su casa, era digna de un loco... repleta de espejos, libros sucios, telas por esparcidas por doquier y la misteriosa foto de una hermosa mujer al fondo de su sala. “Toma asiento” ordenó, no hice más que obedecerle, yo aun no podía hablar, “Este es un mundo paralelo Damián, el mundo detrás del espejo, y tú eres de los pocos capaces de encontrar la entrada, este es un mundo de decisiones que no se tomaron en el otro lado, un mundo que surge del si en lugar del no, o del no en lugar de si... yo entré hace mucho a tu mundo, y noté que existe un desequilibrio entre las dimensiones, la entrada a este y otros mundos debe estar prohibida, tu misión es ayudarme a encontrar la forma de cerrar los nexos interdimensionales ¿Lo has entendido?”. A penas pude configurar una oración lógica en mi mente, “Mi otro yo, ¿Puede hacer lo mismo?”, su respuesta fue inmediata “no, las decisiones que él tomó en este mundo te llevaron a ti a tomar otras, por lo tanto él y tú no son el mismo” nos quedamos hablando toda el resto del día, el abuelo resolvía todas mis dudas... Penosamente, la duda más grande estaba por venir...